El testimonio de Juan Martín Martín fue el más importante en lo que va del juicio. Relató que “Bussi era como el ogro” porque “cada vez que se acercaba a un detenido era para torturarlo”. Detalló cómo era el centro clandestino de detención que funcionaba en la ex Jefatura de Policía. Ralató torturas.
Mencionó que Bussi, Zimmerman y Albornoz eran frecuentes torturadores.
La declaración más larga e importante en lo que va del juicio por 22 desapariciones en el centro clandestino de detención que funcionaba en la ex Jefatura de Policías. Juan Martín Martín dio detalles del lugar y reconoció a varios detenidos desaparecidos. Declaró durante casi cinco horas ante el TOF presidido por Jiménez Montilla. No cayó en contradicciones, su discurso fue creíble.
Martín fue secuestrado en agosto de 1978. Alrededor del mediodía un grupo de personas entró a un bar ubicado en un pasaje en la zona de avenida Colón entre calles Lamadrid y Lavalle. El testigo fue llevado a Jefatura de Policía, sin embargo estuvo también en Bella Vista, Nueva Baviera, en el complejo universitario de San Javier, entre otros lugares.
Juan fue militante de la Juventud Universitaria Peronista. Permaneció detenido entre el 12 de agosto de 1976 y septiembre de 1978. Según reconoció entre sus secuestradores estaba Luis De Cándido, quien hizo lo mismo con Raúl Elías. Martín Martín explicó que De Cándido era parte de los operativos de secuestros y muy cercano al “tuerto” Albornoz, jefe en aquél entonces del área de inteligencia de la provincia, el famoso D2.
“Cuando Bussi visitaba los campos de concentración era como el ogro”
Declaró el testigo, también víctima de terrorismo de Estado. En este sentido expresó que Bussi “no tenía demasiado contacto con los prisioneros, pero cuando lo tenía era para golpearlos y torturarlos”. Incluso vio al represor torturar.
Fue en el centro de detención que funcionaba en Nueva Baviera. Martín precisó que “Bussi entró a torturar al ‘Bombo’ Ávalos. Le puso una chapa arriba del pecho y comenzó a picanearlo para que le duelas más”. Al respecto dijo que por semejante hazaña los militares se jactaban, lamentó.
A su vez expresó que Zimmerman y Albornoz realizaron torturas. Sobre este último contó que tenía muchas diferencias con Dursi, su segundo, que además fue quien le otorgó la libertad a Martín y le consiguió el pasaporte para viajar al Caribe en agosto de 1978.
La situación de Juan Martín es tan interesante como compleja. Permaneció casi dos años desaparecido. Hubo un tiempo en el cual iba y venía desde su casa a la Jefatura. No es sorprendente. El detenido tenía a toda su familia amenazada. Incluso tiene un hermano desaparecido, por lo tanto era poco probable que se escape. Pero lo particular fue que, según mencionó “me pedían que marque gente”.
El testigo en varias ocasiones era utilizado para realizar tareas de limpieza o llevarle comidas a los secuestrados. De esta manera pudo conversar con varios detenidos. A finales de 1977 fue utilizado para ordenar los archivos del SIC, una dependencia del D2 que “prácticamente tenía vida propia”, indicó, allí vio listas de desaparecidos. De esta manera Martín conoció en detalle La Jefatura, por eso detalló que en una zona estaban los calabozos, algunos eran comunes, otros particulares donde en su mayoría habían mujeres. En el edifico también funcionaba el D2 en la parte Sarmiento y Salta. El lugar de torturas. Allí estaba la oficina de Albornoz.
Además narró que en el lugar había gente que realizaba tareas administrativas y que en todos los turnos había, por lo menos, una mujer. Circulaban personas vestidas de militares, policías y de civiles. Incluso almacenaban objetos que en varias ocasiones les robaron a las víctimas.
Las torturas
Entre las torturas, Juan Martín aseguró que de la picana no se salvaba ninguno. Además a otros les hacían el submarino seco o mojado. El primero consistía en cubrirle la cabeza con una bolsa de plástico. El otro, en meterle la cabeza en un recipiente con agua. A su vez dijo que en muchos casos se torturaba por diversión. En los centros clandestinos todo el mundo estaba acostado, atados y con vendas en los ojos, cuando algunos policías pasaban, les metían una patada en la cabeza entre varias atrocidades más.
Algunos de los desaparecidos que según Juan Martín estuvieron en Jefatura
Aída Villagra, Azucena Bermejo, familia Rondoletto, María Jiménez Soldati, Carlos Apaza, Joaquín Ariño, Rodolfo Miguel, José Ramos, Luis Rojas, María Jaramillo, Javier Centurión, entre varios más.
Sebastián Ganzburg
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