Recordó con estupor el testigo Enrique Holmquist quien estuvo secuestrado primero en 1975 y luego en 1976. En la segunda oportunidad también se lo llevaron a su hermano que nunca más apareció. Sufrió torturas e interrogatorios. Destacó que él “no tenía ninguna militancia política”. Por otro lado, no terminó de declarar Carlos Soldati porque Bussi se “descompuso”.
El represor salió del tribunal entre insultos.
Fue el segundo en declarar en la sexta jornada del juicio a los represores (Menéndez, Bussi, hermanos De Cándido, Zimmerman y Cattaneo). Estuvo detenido en dos oportunidades. En la segunda, también se lo llevaron a su hermano Luis Adolfo Holmquist. Tenía 20 años y era estudiante.
En noviembre de 1975 a las 2 de la madrugada Enrique Holmquist fue secuestrado de su casa. “Me llevaron a un salón de torturas. Así me tuvieron tres días. Luego me pasaron a una oficina, en el escritorio vi un acrílico que decía Albornoz”, detalló.
El testigo precisó que luego lo llevaron a otro lugar que tiempo después reconoció como La Escuelita de Famaillá.
Doce días más tarde lo pusieron en libertad y sus propios secuestradote le expresaron que Montoneros lo habían privado de su libertad y que los militares fueron sus rescatista. Pero la pesadilla no había terminado, en mayo del 76 fuerzas de seguridad entraron a su casa y nuevamente se lo llevaron, esta vez junto con su hermano.
Este segundo secuestro duró dos días. “A mi me soltaron”, indicó. Pero los secuestradores le dijeron “a tu hermano no lo vas a ver nunca más”. En este sentido recordó que según su madre, entre los policía estaban Albornoz y González Nayar.
El testigo Soldati comenzó a declarar pero a Bussi le dolía el pecho y se pasó a cuarto intermedio
“El 28 de septiembre de 1976 me secuestraron policías a las 2 de la mañana de mi casa. Me subieron a un furgón donde también estaba Pedro Pablo Rodríguez. De ahí me llevaron a Famaillá”, comentó Soldati con tono pausado.
Cuando detallaba que sufrió torturas y precisó que luego lo trasladaron a la Jefatura, el tribunal interrumpió la declaración y le pidió a un médico del Siprosa que explique que le pasaba a Bussi.
El galeno expresó que el imputado sufría de un dolor en el pecho pero que según el electrocardiograma todo estaba bien. Sin embargo “como un paciente cualquiera, mayor de 50 años, debo recomendar internación por seis horas para control”, dijo. Bajo estos argumentos el TOF decidió un cuarto intermedio para el martes. Ese día también declararán Carlos Mena y Juan Fote.
La salida de un genocida
Cuando Bussi salía, los familiares de desaparecidos que estaban presenciando el juicio salieron de la sala y detrás de las vallas que custodian el tribunal le gritaban: “¡cagón!”, “hijo de puta”, “¡asesino!”.
Sebastián Ganzburg
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff