Dijo en dos oportunidades el comisario mayor retirado Chuchuy Linarez que desempeñó tareas entre 1976-1977 en el Departamento de Inteligencia de la Policía. Durante toda su declaración trató de evadir preguntas. Aseguró que en la Jefatura existía un área restringida a policías. También declaró el militar Alberto Cerúsico sobre la desaparición de Hugo Díaz. “Lo último que me dijo fue chau flaca”, dijo su mujer Silvia Frías.
En Tucumán “habían operaciones militares pero no utilizo el término guerra”, mencionó Cerúsico.
El comisario mayor retirado, Miguel Ángel Chuchuy Linarez quien se desempeño como Jefe del D2, es decir, del área de inteligencia de la policía de la provincia, durante fines de los 90 y principios del 2000, declaró ayer en el juicio a los represores a quienes se les imputa crímenes de lesa humanidad cometido a 22 personas en el centro clandestino de detención que funcionaba en la ex Jefatura de Policía.
El policía ingresó a la fuerza en agosto de 1975 y a fines de ese año comenzó a trabajar como agente en el D2 que funcionaba, según explicó en la Jefatura en el ala que daba a la esquina de Salta y Sarmiento. Durante toda su declaración, que se extendió por casi una hora y media, trató de evadir preguntas. Su muletilla preferida, que resultó bastante simpática era “si usted me pregunta…”, cada vez que la querella lo interrogaba. Esos breves segundos le alcanzaban para preparar la respuesta y aparentar que no conocía nada.
Su exposición fue tan desgastante para la querella y el TOF que llegó a decir cosas poco verisímiles como que no sabía quien era el jefe de la policía durante el 76 y 77 (Zimermman).
Además se contradijo. Ayer comentó que en aquellos años, la policía no estaba bajo instrucciones del ejército. Sin embargo en una declaración anterior afirmaba lo contrario. A su vez expresó que no sabía que el “tuerto” Albornoz estaba a cargo del D2 durante el 76-77.
Por otro lado confirmó que en la Jefatura funcionaba un área restringida a la cual “no podíamos pasar”, indicó. Estaba ubicada en calle Santa Fe, entre Salta y Junín. Según su declaración en la Jefatura nunca hubieron detenidos ni presos en esos años.
Respecto a las preguntas concretas sobre desaparecidos, aseguró que recién lo conoció a Marcelo Portnoy a fines de los 90, testigo que declaró el martes por la desaparición de su cuñado Joaquín Ariño, quien a su vez comentó que Chuchuy le aportó datos a la tía de Ariño sobre el estudiante. Ver nota (El médico Apaza fue a estudiar psiquiatría y nunca más lo volvieron a ver). El comisario retirado comentó que se enteró de la desaparición del joven por el llamado de la tía. Pero que nunca habló del tema con Portnoy.
Por otro lado aseveró que no se realizaban listas negras mientras el trabajaba en el D2. Ni que los policías iban de civil a presenciar asambleas estudiantiles o gremiales. Sin embargo el abogado querellante Lobo Bugeau pidió que se lea un informe que consta en la causa Garmendia, firmada por el policía Óscar Humberto Gómez. Chuchuy lo reconoció. En el texto se detallan datos que la policía tomó de diversas asambleas con nombres de estudiantes y trabajadores. A esto el testigo solo atinó a decir que “no sabía que se hacían informes políticos”.
En Tucumán “habían operaciones militares pero no utilizo el término guerra”
De esta manera se refirió el testigo pedido por la doctora Figueroa ANDHES, FADETUC, Fiscal General, Defensas de Bussi-Cattaneo y Zimmermann. Se trata de Alberto Cerúsico quien estuvo a cargo de la policía en Casa de Gobierno durante el 76 cuando Bussi asumió el poder en Tucumán.
El testigo fue ambivalente en su declaración. Aseguró que conoció a Marta Cárdenas (esposa del legislador desaparecido Vargas Aignasse) y Silvia Frías de Díaz (mujer del odontólogo desaparecido Hugo Díaz).
En una declaración anterior consta que Cerúsico le comentó a Frías en el 76 “preparate para otra cosa”. ¿Qué significa?, le preguntó el juez Casas. El militar contestó: “significa que sin tener elementos de información se prepare para otra cosa. Yo no le podía decir Silvia tu marido desapareció porque no lo sabía”.
Antes había prestado declaración Silvia Frías quien precisó que a su marido lo secuestraron del domicilio de Roca 370 en junio del 76 a las 3.30. Ella estaba embarazada de tres meses. “Lo último que me dijo fue chau flaca”, contó la mujer.
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