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De Cándio reposando sobre sus muletas
Camara fotoAMPLIARDe Cándio reposando sobre sus muletas
24/02/2010 - Derechos Humanos

Caso 'La Jefatura': "De Cándio me secuestró, torturó y cuando me liberaron siguió hostigándome"

Una declaración impactante. El testigo Raúl Elías detalló como lo torturaron durante cuatro meses en la ex Jefatura de Policías. Vio al legislador desaparecido Leccese. Reconoció a Luis De Cándido como su secuestrador y torturador. Dijo que quien lo liberó fue el “tuerto” Albornoz.

“Siempre me preguntaban si mantenía relaciones sexuales con la hija de Zimermman”, indicó.

Fue la declaración más impactante en la quinta jornada del juicio por 22 desapariciones en el centro clandestino de detención ubicado en la jefatura de policía durante el último proceso militar.

Raúl Edgardo Elías fue secuestrado el 6 de junio de 1976 cuando tenía 24 años. Durante cuatro meses fue sometido a innumerables torturas. El ahora contador dijo que estuvo detenido en la Jefatura de Policía donde vio a los desaparecidos: legislador Leccese, Centurión y a un tal “perro” Clemente, quien “salía a buscar gente con la policía”, aseguró. A su vez relató que escuchó los gritos de Vargas Aignasse.

A pesar de que Elías dejó de militar en el peronismo en 1973, tres años después lo secuestraron. El testigo contó que días antes habían entrado a la casa de sus padres, robaron cosas, le pegaron a su padre y maltrataron a su madre y hermana. Inmediatamente después hizo la denuncia en la comisaría tercera.

Para pasar ese mal momento sus amigos le prepararon un asado en el parque 9 de Julio, un domingo. Pero ese día regresó en auto a su casa a buscar unos cubiertos que se habían olvidado. Al llegar le cuentan que lo llamó la hija del Jefe de la policía Zimermman.

La chica era amiga de Raúl. Incluso él le prestaba su caballo para que practique equitación. Como no pudo comunicarse telefónicamente con la Jefatura se dirigió allí con un amigo. Habló con el Jefe y Subjefe para ponerse a disposición. Salió del lugar y su amigo ya no estaba. Se subió a un taxi. Y “frente a la escuela de las Hermanas Esclavas me interceptaron dos Ford Falcon y me entregué”. A partir de ahí comenzó un infierno que duró cuatro largos meses.

En este sentido expresó que cuando su padre le preguntaba a Zimmerman por él, éste le respondía que el ERP lo había secuestrado.

Elías relató que casi todos los días sufrió torturas. “Siempre me preguntaban si mantenía relaciones sexuales con la hija de Zimermman”, indicó. Además narró que en el lugar donde estuvo detenido solamente tenía un tarro para sus necesidades. Escasamente comía y cada vez que lo hacía eran desperdicios. Hasta llegaron a consumir fideos crudos. En varias ocasiones lo subieron a una especie de parrilla, le ataban los pies y manos. Le pagaban y picaneaban con tanta vehemencia que “un día me tragué un pedazo de lengua”, dijo.

También contó que un día con Leccese estaban rezando, dos guardias se acercaron y uno de ellos le quebró el esternón de una trompada.

Si bien Elías fue citado como testigo por la desaparición de Hugo Díaz, declaró que no lo conocía. La querella cometió un error ya que Raúl en una declaración anterior había hecho referencia a otro Díaz, un santiagueño. Sin embargo sus testimonios fueron más que importantes. Sobre todo cuando reconoció como su secuestrador y torturador a Luis De Cándido.

El testigo no recordaba su nombre con precisión pero en una parte de su relato hablaba de un tal Cattaneo. Hasta que mencionó que lo había visto hace dos años cuando fue a buscar a su mujer de la universidad donde trabaja. Y por calle Chacabuco al 400 se lo cruzó.

Minutos antes el hombre había pedido permiso para ir al baño. Al volver al banquillo, se dio media vuelta y lo señaló. Todo estaba claro, su torturador era Luis De Cándido, quien vive en Chacabuco 476/78 casa que pertenecía a la desaparecida familia Coronel y el ex policía la usurpó, delito por el que también se lo imputa.

“Él me secuestró, torturó y fue la única persona que me seguía hostigando cuando me liberaron”, relató. “Ya sea tirándome el auto en la calle o con miradas intimidantes”.

Finalmente Elías expresó que cuando lo liberaron el 9 de octubre de 1976, “creo que fue Albornoz quien se acercó para decirme que se equivocó. Creo que era el por la mano gordita”.

Además reconoció que en el centro clandestino habían mujeres, embarazadas y entre quienes lo torturaban estaban Flores, Ibarra y Chaile.

Sebastián Ganzburg

sebaganzburg@gmail.com


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