Expresó el testigo Carlos Gallardo. Estuvo detenido en La Jefatura, en Villa Urquiza y en Sierra Chica, Buenos Aires. Sufrió torturas y estuvo privado de la libertad de manera ilegítima durante dos años. Confesó que vio al diputado Guillermo Miguel en La Jefatura. Ayer no estuvo en la sala Bussi.
La ronda de testigos continúa hoy a las 9.
Ayer fue la primera jornada de la que Bussi no participó, según su hijo porque quedó consternado por las declaraciones del martes. Parece increíble que lo aflija estas cosas. ¿Que les queda a los testigos que fueron víctimas del terrorismo de Estado?
Carlos María Gallardo, más conocido como “Galleta” fue secuestrado en dos oportunidades, en el 75 por 12 días y en el 76 durante dos años. En ese entonces tenía 21 años y era estudiante de Derecho. El 27 de diciembre de 1976 lo secuestraron en la esquina de calles Laprida y San Juan para llevarlo a la ex Jefatura. En abril del 78 lo pasaron a Villa Urquiza y en octubre de ese año a Sierra Chica, Buenos Aires.
En la Jefatura fue sometido a torturas inhumanas. “Solo recuerdo escenas que ni siquiera pueden ser contadas en una película de terror”, dijo Gallardo. En ese centro clandestino lo vio al legislador santiagueño Guillermo Miguel. Además contó que en dos oportunidades conversó con Juan Martín Martín.
Se trata de uno de los testigos más importantes. Martín pertenecía al peronismo. Luego se estima que trabajó para la policía. Sin embargo, años atrás, en España, detalló como funcionaban varios centros clandestinos de detención en Tucumán durante la última dictadura.
Gallardo dijo que la primera vez que lo vio, Juan se le acercó y le quitó la venda. La víctima siempre estuvo vendado. La otra, fue para año nuevo del 77, cuando Martín le convidó un sándwich de ternera.
Cabe mencionar que una parte de su declaración no es clara. Cuando declaró ante el juez Bejas, tiempo atrás, “Galleta” describió a Juan Martín, incluso manifestó que la primera vez que se topó con él, estaba con bermuda y alpargatas. Ayer, en cambio, mencionó que ese día no lo pudo observar con detalle. La situación se aclarará hoy cuando declare Martín.
Por otro lado, al igual que Elías (ver aparte), precisó que existían presos donde funcionaba el D2 (inteligencia) incluso allí se torturaba. Cosa que no coincide con lo declarado por Chuchuy (ver aparte). Según Gallardo las celdas siempre permanecieron abiertas pero nadie podía moverse, el que lo hacía sufría con su cuerpo.
El testigo precisó que las torturas duraban hasta que el cuerpo lo permitía. “Los interrogatorios terminaban cuando alguien decía, ‘dejá de pegarle que se muere’”, relató. En este sentido indicó “me da vergüenza contar estas cosas que humanos le hicieron a otros humanos”.
Además Carlos precisó que durante todo el tiempo que permaneció detenido, militares y policías extorsionaron a su padre que trabajaba en la empresa Intra Bus. “Tuvo que vender joyas para pagarles”, mencionó. Al respecto el testigo lamentó que su papá murió de tristeza por semejante situación. “La única vez que lo vi fue para la navidad del 77. Cuando salí en libertad mi padre estaba peor que yo”, destacó. "Nunca pude contarle estas cosas", indicó.
Por último comentó que en la Jefatura habían mujeres y “una noche escuché llorar a una bebé que pedía por sus mamá. Supongo que tenía alrededor de una año, ya que a esa edad comienzan a decir mamá”.
Sebastián Ganzburg
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