Como viene sosteniendo en todos los juicios en los que estuvo imputado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, Menéndez leyó un documento donde justificó el proceso. Por su parte el segundo de Bussi, Cattáneo aseguró que “no existieron centros clandestinos de detención”.
La audiencia se reanuda el martes.
Parece que a los represores les dio un ataque de amnesia y se olvidaron que mataron, torturaron, sometieron, violaron, usurparon y se mofaron de la sociedad argentina para establecer el neoliberalismo. Después de más de 30 años, ahora todos son unos santos. Fue esto lo que intentaron demostrar los genocidas con sus declaraciones. El miércoles Bussi, ayer Menéndez y Cattáneo.
"Me niego a declarar porque estos juicios son inconstitucionales. La Constitución señala con toda claridad, en su artículo 18, que ningún habitante puede ser juzgado por comisiones especiales ni sacado de sus jueces naturales”, aseveró el ex jefe del III Cuerpo de Ejército, durante la tercera audiencia del proceso que se realiza en Tucumán y que también tiene imputado a Antonio Bussi.
En esta oportunidad es por 17 desapariciones en el centro clandestino que funcionó en la ex jefatura de la Policía tucumana.
A través de la lectura de un documento, sostuvo: "Cuando la subversión marxista inició el asalto armado contra la patria estaba vigente la Ley 14.029 (Código de Justicia Militar), que designaba como mi juez natural al Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas. Por tanto, este tribunal que me juzga hoy (el Tribunal en lo Criminal Federal de Tucumán) es incompetente para hacerlo”.
Como lo viene haciendo en todos los juicios en los que está imputado, Menéndez manifestó: "A esa Ley 14.029 nos ajustamos las fuerzas legales para enfrentar al terrorismo marxismo, sin apartarnos de ella o de lo que los reglamentos nos exigían, sin cometer delito alguno. Sólo con esa ley debe juzgarse eventualmente nuestra acción contra la guerra antisubversiva”.
Asimismo, expresó que "por mi carácter de comandante, fui el único responsable. Por eso, a mis dignos subordinados de ayer no se les puede imputar nada y, menos aún, privárselos de la libertad. Algunos de ellos hoy están aquí, presos”.
"Hoy se da una paradoja grotesca: los terroristas marxistas, que desde el extranjero atacaron la República, y que no creían en nuestras instituciones y que querían cambiarlas por sus organizaciones marxistas, hoy usan a esas mismas instituciones para juzgarnos por haberlas defendido”, añadió.
Además, el imputado aseveró que "este es el primer país en el que sus compatriotas juzgan a los soldados victoriosos que lucharon por y para ellos. A este triste récord lo tenemos, precisamente, porque ningún país serio juzga a sus soldados victoriosos”.
"No quiero sumarme a un doble crimen: no declararé ante nadie que no sea mi juez natural para ceñirme estrictamente a la Constitución, tan vapuleada hoy, y para no ser cómplice de los marxistas que, haciendo uso de las vías legales, quieren llevarnos otra vez al abismo”, remarcó el represor.
Menéndez fue el último de los siete imputados al que se le preguntó si quería declarar y, si bien dijo que no quería hacerlo, leyó un documento -por medio del sistema de videoconferencia- desde una sala contigua a la que se desarrolla el juicio.
Antes lo había hecho Alberto Cattaneo Cattáneo, el subcomandante de la 5ª Brigada del Ejército durante el 76-77. Negó la existencia de centros clandestinos de detención. Impugnó cualquier declaración del testigo Juan Martín, quien perteneció a Montoneros, luego a los represores, posteriormente, en España, dio detalles de todos los centros clandestinos de detención. Y por supuesto afirmó que era una guerra antisubversiva, como lo hizo Bussi y su superior Menéndez.
Luego se comenzó la ronda de testigos. Declaró la especialista en Justicia Militar, Mirtha Mántaras, testigo de la querella. Al igual que el coronel Marcelo Pantaleón Ballesteros, un militar demócrata, en contra de los golpes de Estado y por último lo hizo Osvaldo Pérez quien estuvo detenido un año en el ex Arsenal Miguel de Azcuenaga, entre el 76 y 77.
En la causa también están imputados el citado Bussi, Albino Mario Zimmerman y Alberto Cattáneo, además de los ex policías Roberto "El tuerto” Albornoz, y los hermanos Luis y Carlos de Cándido.
Sebastián Ganzburg
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