El alegato del abogado defensor del represor Roberto ‘el tuerto’ Albornoz, Ávila Gallo (h) acusó a la sociedad de haber sido indiferente en aquella época con lo que ocurría e indiferente ahora con estos juicios, por lo tanto para él, culpables somos todos. Y mencionó que Albornoz solo cumplía órdenes.
Comenzó diciendo que su defendido no ocupaba ningún cargo en la Comunidad Informativa, órgano a cargo de decidir quienes morían. En este sentido indicó que, en cambio, el supervisor de Jefatura en ese entonces, González Naya era el que asistía a las reuniones de la Comunidad y tomaba las decisiones. También manifestó que el encargado de interrogar amigablemente a los detenidos era Juan Martín y Clemente.
Para sostener que Albornoz, acusado por
genocidio, prisión ilegítima, desapariciones, torturas, no tenía decisiones refirió que en
aquellos años todas las órdenes eran emanadas por Bussi. En esos años “el miedo
era generalizado”. Esto lo argumentó con algunas anécdotas como cuando el padre
del desaparecido Eduardo Ramos no podía renunciar a su trabajo en Ceremonial en
Casa de Gobierno, sabiendo que el gobernador de facto era responsable de lo que
le ocurrió a su hijo.
Según Ávila Gallo, Albornoz tampoco “podía
renunciar, pedir traslado, ni tomar decisiones. Debía caminar derecho,
preguntar poco y cuidar presos”. También opinó que no puede ser procesado por
privación ilegítima porque cumplía órdenes, o sea por obediencia debida.
En otro momento, apelando a su escaso
tacto con las víctimas recordó el testimonio de la señora Bordón, quien
escuchaba el alegato en la primera fila. Lo hizo para expresar que lo que le
pasó a su familia era culpa de la sociedad indiferente a todo y se preguntó “¿dónde
estaba el fiscal en aquellos años?”, 1977. La señora no pudo seguir en la
audiencia, quedó agotada emocionalmente.
“¡Tan poco le importaba los hechos a la
sociedad que durante la democracia lo eligieron gobernador!”, finalizó.
Todo esto causó indignación en el fiscal y las querellas. Laura Figueroa disparó que Albornoz tuvo, según documentación, varios ascensos por buen desempeño. Julia Vitar sostuvo que le pareció positivo que el abogado haya reconocido que el ‘tuerto’ custodiaba víctimas. El fiscal aclaró que recién de recibió en 1978 y que “todos somos culpables es mentira. Acá hay culpables e inocentes y el Tribunal lo decidirá”.
Sebastián Ganzburg
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