Las querellas: Laura Figueroa, Valentina García Salemi y Daniel Weisamberg comenzaron la etapa de alegatos en el caso Jefatura. Pidieron al Tribunal prisión perpetua en cárcel común para Menendez y Albornoz por el delito de genocidio enmarcado en el Derecho Internacional y que sean declarados infames traidores a la patria.
Figueroa puso en duda el testimonio del Raúl Elías.
Comenzó la etapa de alegatos en la megacausa Jefatura de Policía. Expusieron la querellante Laura Figueroa y por Andhes Valentina García Salemi y Daniel Weisamberg. En ambos casos solicitaron al Tribunal prisión perpetua en cárcel común para los imputados Menéndez y Albornoz por homicidio agravado, en el marco del delito de genocidio, según el derecho internacional. Y se revoque la presión domiciliaria para el “tuerto”.
La primera en alegar fue la querellante Laura Figueroa quien representa a Carlos Román Apaza, Hugo Díaz y Joaquín Fariño. Su tono de voz describía el momento sentimental que la invadía. Es una de las primeras abogadas que comenzó con la lucha para que se realicen estos juicios contra los genocidas. Le adjudicó s Albornoz los delitos de privación ilegítima de la libertad. Co-autor del delito de exterminio por ser un eslabón intermedio de mando.
De Menéndez dijo que es autor mediato de extermino de cientos de tucumanos con función en más de 40 centros clandestinos en su jurisdicción Cometió el delito de homicidio calificado, privación ilegítima de la libertad. Por eso para ambos pidió reclusión perpetua en cárcel común, Villa Urquiza para Albornoz y Córdoba para Menéndez. Además que sean declarados traidores a la patria.
Sostuvo que se está juzgando a los genocidas “no por los muertos en combate sino por los que murieron en centros clandestinos de detención. ¡Son cobardes!”. Y agregó que estos juicios no son por este gobierno, “que le dio luz verde, sino por una larga lucha histórica”.
A su vez mencionó que una de las cosas más importantes que se pudo comprobar en este juicio fue la existencia de una cadena del terror. Los detenidos eran llevados a Jefatura de Policía, donde los torturaban. De allí los trasladaban a Arsenal para matarlos y tiraban los cuerpos en Pozo de Vargas.
También pidió que el Tribunal se haga eco del Derecho Internacional y fundamentó su postura de pedir la prisión en cárcel común. Para esto comparó la situación con la de Etchecolatz juzgado en La Plata, un caso similar al de Albornoz quien colaboró con la eliminación de grupos determinados. Y recordó la memoria de Marta López, quien murió el año pasado, una empleada doméstica, quien tenía hijos desaparecidos y a quien se la secuestró durante el proceso: “el tuerto Albornoz con seis meses de embarazo le patió la panza y hoy ese hombre no está bien de la cabeza”.
La sorpresa
Durante todo el juicio Laura Figueroa se jactó de ser una fiel defensora de la preservación de las víctimas del Terrorismo de Estado, sin embargo en su alegato descalificó sin sentido al testigo Raúl Elías (vea testimonio) por una confusión de nombre en su testimonio. Para esto se valió de los contactos que “el turco” tenía en aquél entonces con los militares. Elías había mencionado que fue secuestrado por Zimmerman ya que este no estaba conforme con que sea el novio de su hija. También destacó que conocía a varios militares. Una actitud innecesaria devenida seguramente de su carácter impulsivo que muchas veces no le juega de la mejor manera, como en este caso donde logró que su alegato se oscurezca.
El alegato de Andhes
Los abogados Valentina García Salemi y Daniel Weisamberg (caso Bustamante) realizaron en conjunto un alegato concreto, sólido y muy bien trabajado. Explicaron la naturaleza aberrante de los crímenes cometidos por la dictadura. Solicitaron al Tribunal prisión perpetua en cárcel común y se los declare infames traidores a la patria a Menéndez y Albornoz.
En este sentido García Salemi explicó que a Albornoz se lo acusa de privación ilegítima de la libertad agravada por exceso de violencia. Además se lo inculpa por homicidio triplemente agravado: por la indefensión de la víctima; participación en concurso real y por la impunidad generada al ocultar los cuerpos de las victimas y la identidad de los verdugos.
Y agregó que la privación ilegítima continúa hasta que no se emita sentencia. A su vez calificó a Menéndez como “un cuadro ideológico del genocidio, o sea es autor mediato”.
Valentina describió las diferentes torturas a las que eran sometidos los detenidos: picanas, submarinos (asfixia en tachos de aguas), etc. También, como Figueroa indicaron la importancia de haberse demostrado que existió la cadena del terror. Y la documentación aportada por Clemente que demuestra lo sistemático de genocidio.
Por último Daniel Weisamberg aclaró que lo que exigen no es por venganza sino por la gravedad de los hechos. Menéndez tiene tres condenas a prisión perpetua, una en Tucumán en la causa Vargas Aignase. También solicitó que se revoque la presión domiciliaria de Albornoz porque entiende que la violó. Esto se debe a que una testigo, Aldeco, lo vio transitar por Banda del Río Salí y durante el juicio se denunció de manera anónima que estuvo comprando en el súper Vea de calle San Lorenzo y Alem, situación que nunca se pudo aclarar correctamente.
Sebastián Ganzburg
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