Carlos Décima, que en en 1976 se desempeñaba como guardiacárcel, es el único testigo vivo que estuvo en el momento del secuestro de Vargas Aignasse. Su declaración incurre en marcadas contradicciones.
El testigo hizo a lo largo de los años declaraciones distintas.
Carlos Décima declaró luego del careo entre Cabral y Jerez. En el momento de la liberación del ex senador Vargas Aigansse, se desempeñaba como guardiacárcel. Es el único testigo vivo que participó del secuestro. Sus declaraciones hicieron que el fiscal Terraf solicite la detención inmediata. El tribunal consideró que primero es pertinente realizar una evaluación.
El testimonio de Décima es uno de los más importantes para conocer la verdad en el caso. En el momento de declarar, el ex guardiacárcel, ahora retirado, confesó que "no era común trasladar a un detenido" posterior a su liberación.
Cuando el fiscal le preguntó quién le dio la orden, respondió: “fue Jerez. Nos dijo que no era necesario llevar pistolas”. Llamativo, cuando cualquier traslado siempre se hizo armado.
Según sus propias palabras, Rubio y Vargas Aignasse subieron a una camioneta estanciera. Décima iba atrás. “Nunca intercambiamos palabras ni con Rubio ni con Vargas Aignasse. Salimos del Villa Urquiza a las 21 o 21,30”.
Además aseguró que al trasladarse en el vehículo llegando a “Mitre y Corrientes o Santiago, no recuerdo bien, se acercó gente. No nos dieron tiempo a nada. Nos agarraron, tiraron al piso y nos pusieron una bolsa en la cabeza. Íbamos tres en la parte de atrás (Rubio, Vargas Aignasse y Décima). Anduvimos 25 minutos”.
“Y luego qué pasó”, preguntó el Fiscal. “Nos bajaron, nos ataron con una piola de algodón y nos dijeron: ya volvemos por ustedes”. Eso duró otros 20 minutos según Décima. “Oviedo (el que era chofer) me dijo que se estaba desatando, lo hizo y luego me desató. Corrí hasta la ruta. Él se fue por otro lado”.
Además el testigo afirmó que lo trasladaron a un cañaveral, pero no sabía “donde quedaba”. “Agarré un colectivo fuera de servicio que paró en la ruta. Me llevó a la terminal”. Según contó, entre la llegada a la ruta y el posterior arribo a la terminal, tardó 1,30 hora. Y de ahí "volví al penal a las 5 o 5,30” a seguir cumpliendo con la guardia. “Oviedo regresó al otro día”, aseguró.
Las contradicciones son elocuentes. Por un lado dice que salió del penal a las 21,30 y regresó a las 5. Con el tiempo que él estimó hay un margen de 6 horas de diferencia. En su declaración de 1984 aseveró que regresó al penal acompañado por Oviedo. Además sostuvo que el colectivo al que subió era de la ex “Etap”. Y que lo habían abandonado en el Manantial. En otra declaración con fecha 6 de abril de 1976 dijo que la hora de llegada al penal fueron las 3,15.
En la declaración de 1984 estableció que la orden de trasladar a los liberados se la dio Jerez que se desempeñaba como Jefe de Guardia. Producto de semejantes contradicciones el fiscal pidió la detención. Antes el tribunal hará una evaluación.
Sebastián Ganzburg
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