En la audiencia de ayer, por la tarde, se escucharon los testimonios de Guillermo Vargas Aignasse (hijo), Angélica del Valle Tula y Alejandro Sangenis. El ex legislador aseguró que la Comisión Bicameral de DDHH había llamado a declarar a "víctimas y victimarios". Ningún uniformado se presentó.
No estuvieron presentes los acusados.
Un silencio se apoderó de la sala cuando Guillermo Vargas Aignasse, hijo del desaparecido Senador, ingresó a la sala. Las expectativas por sus declaraciones eran crecientes.
Impecablemente vestido, el abogado dio un breve testimonio, sin ahondar en detalles ya conocidos. Se limitó a contar, brevemente, lo visto esa madrugada cuando se llevaron a su padre. “Desde los nueve años la zozobra y la angustia se instaló en mí”, dijo.
Luego de manifestar algunos detalles sobre la fatídica madrugada del 24 de marzo de 1976, señaló que este juicio le hará bien al país. “Algunos no estarán contentos, lo que debía llegar está, aunque sea tarde llegó”, dijo con voz firme y sobria Guillermo Vargas Aignasse (hijo).
Angélica del Valle Tula , oriunda de Escaba, vivió hasta los 22 años en casa de los Vargas Aignasse. El 24 de marzo de 1976, tenía 18 años y fue el peor momento de su vida, en la madrugada de ese negro día para la Argentina.
“El Senador nos dijo, el 23, que no vayan los chicos a la escuela, porque se estaba por producir un golpe de estado. La madrugada siguiente unos fuerte golpes en la puerta y al grito de policía, policía, unas personas armadas y con las caras cubiertas, entraron al domicilio de los Vargas Aignasse. No se cuanto duró, en medio de amenazas y golpes se lo llevaron al senador, que antes de irse se despidió con besos a sus hijos. Con Marta nos quedamos mirando por la ventana, fue espantoso”, aseguró conmovedoramente Angélica Tula.
Contó, “un día después volvió el Senador acompañado por policías. Dos entraron con el y buscaron unas carpetas. En esas carpetas había unas investigaciones que el senador venía realizando. No una lista como dijeron. Tomó el remedio, nos dijo que nos quedáramos tranquilos y se lo llevaron otra vez”.
“Encontraron una casa con pañales y mamaderas. Esa era la guerra que dicen. Los soldados del senador eran niños entre dos y nueve años”, manifestó, con voz entrecortada en medio de un absoluto silencio y suspiros, Angélica del Valle Tula.
Cuando las emociones se acomodaban a la realidad entró a la sala el ex Legislador, Alejandro Carlos Sangenis, que fue presidente de la Comisión Bicameral de los Derechos Humanos , en 1984, durante la gestión de Fernando Pedro Riera.
El médico y ex legislador opositor en el primer gobierno de Alperovich, se acomodó en la silla. Haciendo gala de su capacidad histriónica se apoderó, por momentos, del protagonismo principal . Con abultada carpetas contestó todas las preguntas del fiscal y de los defensores. Hasta se dio el lujo de agradecer a Dios por ser médico y no abogado.
El fiscal pidió la lectura, de dos párrafos, del acta con declaraciones del médico César René Dantur en la Comisión Bicameral, presidida por Sangenis. Dantur fue funcionario de Amado Juri, y había sido detenido en marzo del 76. El médico, ya fallecido, relata los pormenores de su detención, las torturas sufridas y los nombres de algunos compañeros detenidos, y sobre todo de Guillermo Vargas Aignasse, que estaba con un hombro lesionado. La defensora oficial pidió que se leyera completa, la acta El Tribunal accedió. La lectura agregó a lo dicho anteriormente que Dantur era acusado de corrupción en sus funciones, y también se hacía alusión a lo actuado por los jueces de aquél período , entre los cuales estaba Horacio Guerineau, hoy defensor de Luciano Benjamín Menéndez.
El abogado solicitó la palabra para aclarar sobre lo dicho, a los que el fiscal dijo que por respeto a Guerineau, había pedido que se lean sólo dos párrafos de las declaraciones de René Dantur. Sangenis en la previa había contestado que la Comisión había llamado a declarar a víctimas y victimarios. Pero estos integrantes de los “fueros”( dijo Sangenis) militares, policía federal, provincial y gendarmería, no se presentaron. Esto fue uno de los motivos del pedido de aclaración del abogado defensor, quien se refirió a su labor como juez en ese tiempo.
Tres testimonios en la tarde fría y soleada de ayer. El primero de un hijo que con claridad y precisión hizo una breve catarsis sobre su vida desde el 24 de marzo 1976 hasta hoy. Le siguió el relato conmovedor, por momentos corajudo, de una amiga de la familia que vivió la negra noche del secuestro de Vargas Aignasse y cerró un político haciendo uso de todos los tics de estos,. Hasta se dio el lujo de pedir la palabra como si estuviera en el recinto parlamentario.
Daniel A. Villalba
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