Cerca de 300 personas entre Agrupaciones Sociales, partidos de izquierda y familiares de desaparecidos vieron el inicio del juicio afuera de la Corte Suprema de Justicia. Cánticos y pancartas ambientaron la calle cercada por gendarmes. Desesperación e insultos cuando Bussi se retiró. Cobarde y asesino, fueron los calificativos elegidos por la gente.
Se produjeron incidentes.
El juicio contra el represor Antonio Domingo Bussi estaba previsto para las 9,30 de ayer. Comenzó a las 10,10. La esquina de Crisostomo y Chacabuco estaba cercada por un vallado de gendarmería. Dos televisores plasmas gigantes, junto a potentes parlantes ubicaron para que los familiares, militantes y gente común pudiera enterarse de lo que ocurría dentro del recinto.
Cuando Bussi apareció por la pantalla, momento en el que ingresó para sentarse en el banquillo de culpable, varios rostros se pintaron de indignación. Los cánticos y gritos, una sola consigna: “genocida y asesino”. Inmediatamente la exacerbación quedó en calma. El juicio dio inicio.
Las pancartas le ponían presente al: Movimiento Evita, PO, PST, MST, PCR, Montoneros, Asociación por la verdad de Santiago del Estero, MUCyT, Libres del Sur, Abuelas de Plaza de Mayo.
Impactaba un cartel con la frase: “Desaparecidos: La lluvia de sus nombres no cesa en la memoria”. De fondo se oía “Carcel común, perpetua y efectiva. Ningún genocida por las calles de Argentina”.
Con más de dos horas de lectura por parte del juez, se decidió llamar a un cuarto intermedio de quince minutos. A Bussi se lo observó lúcido durante todo el juicio. Afuera la gente coreara “Ole, ole, ola. Como a los nazis te va a pasar, a donde vayas te iremos a buscar...”.
Al levantarse la sesión, una afiliada a Fuerza Republicana llamada María Vaca, con gestos de mano daba a entender que la gente que presenciaba el juicio estaba pagada por el gobierno. Esto molestó a los presentes que gritaron por dos segundos ¡asesino! No duró mucho más porque el juez Casas llamó al orden.
El receso finalmente fue de una hora. En el momento en que el acusado por la desaparición del diputado Guillermo Vargas Aignase ocurrida en 1976, debía regresar a su banquillo de culpable, el médico judicial Mario Galvez, afectado por el Sistema Provincial de Salud (Siprosa) entró a la sala. Tomó juramento y declaró:
“Debido a los antecedentes que tiene el General me veo obligado a descartar que no sea un síndrome coronario agudo, por esto recomiendo la internación del paciente para descartar este cuadro”. El juez preguntó cuánto tiempo y el doctor respondió: “estos estudios no se hacen en un par de horas, como mínimo son entre 12 y 24 horas de evaluación”.
Semejante declaración exasperó al pueblo que en las calles gritaban “Bussi basura, sos muerte y dictadura”, o también “Mendez, Bussi, Viola el pueblo no perdona”.
Eran las 13,15 cuando el anciano de 82 años ingresaba a la ambulancia que lo esperaba en calle Chacabuco. Decenas de gendarmes cordonearon el vehículo. Las vallas quedaron desprotegidas. Varios corrieron para hacerle saber al acusado que lo del malestar era una interpretación actoral y no del todo buena, por cierto. Luego un tumulto de militantes del PST, PCR y MST corrieron, pero la trafic ya se había retirado. Ante la impotencia chocaron con el cordón de gendarmes que no reaccionaron ante la irracional y lamentable actitud de estos mínimos grupos.
Abuelas de Plaza de mayo lloraban desconsoladas. Caras de decepción portaban otros rostros. El juicio se había pasado para hoy a las 10. Sin embargo, en horas de la tarde de ayer, fuentes judiciales decidieron que el cuarto intermedio sea hasta el viernes a las 9,30 puesto que recién el jueves, el cardiólogo José María David, perito de la Corte Suprema de la Nación, podrá revisar al acusado.
Sebastián Ganzburg
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