En la tarde de ayer Atlético se impuso por 2-1 ante Racing, los goles fueron anotados por Álvarez y Verón para el local, descontó Velárdez. El resultado derivó en los penales que tuvo a Ischuk como figura al atajar y convertir el último desde los 12 pasos.
Atlético ascendió a la B Nacional. Racing jugará la promoción con Talleres.
Una verdadera final. El estadio explotaba, no había lugar, ni para moverse. La platea en su totalidad veía el partido de pie sobre las butacas. Las banderas y papelitos eran infinitos, al igual que los nervios. La revancha necesitaba 2 de diferencia para el campeonato. Sin embargo fue de uno y tuvo que definirse desde los 12 pasos.
Racing planteó un juego interesante. Un 4-4-2 que por momentos se convertía en 6-2-2. Atlético salió a atacar de entrada, sin embargo el rival le cerraba todos los caminos. A 5 minutos de comenzado el encuentro desbordó Longo, centro para Álvarez que solo en el área chica cabeceó increíblemente por arriba del horizontal.
Cerca del cuarto de hora, nuevamente centro del 11 para que Hernández la peine al segundo palo, cerquita. El joven maravilla no se terminaba de asentar. Montiglio no estaba en su mejor partido. Por su parte Ávalos ordenaba de manera impecable el medio campo. Los cordobeses presionaban al Deca en la salida. Jugar con claridad era, prácticamente, una odisea.
No había manera de pasar la línea de 6 en el fondo. Erroz era el timón del equipo, junto a Sarría, Álvarez intentaba todas pero nunca le llegaba, a veces se retrasaba demasiado, producto del buen funcionamiento de los 2 Fernández, los centrales.
Hasta que a los 32 minutos Hernández le puso el cuerpo a Peirone, se mandó por izquierda, entró al área, centro corto a ras del piso para que Álvarez con una especie de calesita marque, de taquito, el primero de la tarde.
El estadio una fiesta celestial. “dale de, la hinchada está loca...” para seguir con el “y ya lo ve, el que no salta, no va a la B...”.
La reacción del equipo cordobés no fue la esperada, si bien se adelantó, cubrió los espacio, y Velárdez y Gaboardi se proyectaban, no eran claros. Hasta que a los 45 minutos Bergese se escapó por derecha, lo pasó a Bressán se la tocó a Velárdez que en la media luna remató con cara externa del botín izquierdo para poner la bocha en el ángulo superior derecho, de un Ischuk que pese al esfuerzo sobre humano, no pudo evitar el empate.
En el complemento el partido viró 180º porque las oportunidades más claras fueron de la visita. El Decano necesitaba imperiosamente ganarlo. Y a los 7 minutos, tiro libre por izquierda, ejecutó Longo al primer palo, y Verón la cabeceó al segundo, para el inacabable grito del segundo gol.
De esta manera la Academia cordobesa demostró ser junto a los de Solari los mejores del torneo. Rápidamente Velárdez, el mejor jugador cordobés, tomó al toro por las astas y explotó movilidad en el medio campo, junto a la excelente sociedad que conforma con Bergese. A los 13, Sosa la aguantó se la cedió a Bergese que definió cruzado, abajo, desviado.
El medio campo local hacía aguas. Granero reemplazó a Verón, un cambio no pensado. A los 15, Velárdez apuntó de afuera, la bocha se desvió milagrosamente en un jugador decano para que se vaya por línea final, besando el palo derecho de Ischuk.
El estadio estaba mudo. Todos atónitos, el partido era de tiempos vertiginosos. Solari desde su lugar pedía aliento y de a ratos se escuchaba “dale de...” enganchado con el famoso “señores soy del deca los sigo a todos lados...”, pero no duraba demasiado. La tensión era abrumadora.
Luego no pasó mucho más. Se hizo un juego trabado en el medio. Ninguno cometía errores. La visita obligaba que el local pelotee. Lo más inpensado sucedió a los 45 minutos, nuevamente, porque el muy bueno de Velárdez la agarró de bolea cerca de la media luna y se la clavó al ángulo superior derecho del Ischuk, la bocha pegó en el palo, en la espalda, pero el banderín estaba antes levantado para el milagroso off side del campeonato.
Los penales
La cara de cuasi resignación se vislumbraba en gran parte de la tribuna. Llegó la lotería.
Comenzó Álvarez para reventar el travesaño. Continuó Damián Fernández, que la mandó afuera. Convirtió Erroz, lo mismo que Velárdez, lo mismo que Rodríguez (había remplazado a Montiglio), al igual que Soriano, de la misma manera Hernández. Hasta que Hernán Fernández, le pegó débil, abajo, al palo izquierdo de Ischuk que allí se arrojó para comenzar a ser el héroe. La definición quedó en los pies de Lucas que rompió la red. Y desató la alegría de un pueblo entero.
Sebastián
Ganzburg
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