Unas 30.000 personas presenciaron la consagración de Atlético Tucumán, que le ganó la final del Argentino A a Racing de Córdoba, y tras el partido, una gran cantidad de hinchas se volcaron a las calles para festejar.
Una fiesta.
Apenas el arquero Lucas Ischuk
convirtió el quinto remate desde el punto del penal de la
serie y aseguró la victoria de Atlético por 4 a 2,
miles de hinchas invadieron el campo de juego para festejar junto con
los jugadores.
Allí permanecieron varios minutos y fue
imposible dar la vuelta olímpica, hasta que poco a poco el
campo de juego se fue despoblando, aunque la fiesta siguió en
las calles.
Largas caravanas de vehículos salieron a
recorrer las calles del capital tucumana portando banderas con los
colores celeste y blanco del campeón, y todos se agolparon en
la plaza Independencia, principal paseo de la ciudad. La multitud se
adueñó del lugar y permaneció varias horas,
gritando por un ascenso que Atlético Tucumán no
conseguía desde hace 21 años.
La última
vez que la entidad "decana" del fútbol de esta
provincia vivió un momento similar fue en 1987 cuando un
equipo con jóvenes figuras encabezados por Raúl
Heriberto Aredes y Antonio Apud, ganó el Torneo del Interior y
llegó al Nacional B.
En esa categoría, Atlético
jugó hasta la temporada 2001/2002 y aunque en varios
campeonatos fue uno de los principales protagonistas, nunca pudo dar
el salto para llegar a Primera división.
El período
oscuro de la entidad comenzó en 2002 cuando descendió
al Argentino A y en las últimas cinco temporadas siempre
estuvo a punto de ascender, pero nunca logró concretar el
éxito final.
La última gran frustración
la vivió hace un años cuando Brown de Madryn lo eliminó
en el Monumental y dejó abierta una herida enorme, ya que ese
plantel se había formado para conseguir el ascenso.
Los
dirigentes no bajaron los brazos y confiaron en la continuidad del
trabajo que había iniciado el técnico Jorge Solari,
además mantener en el plantel a las principales figuras, como
Claudio Sarría, y sumar jugadores de experiencia y capacidad.
Con un presupuesto que sería la envidia de varios
clubes de la B Nacional, Atlético encaró el desafío
de subir a la segunda categoría del fútbol argentino y
realizó una notable campaña superando con amplitud a
sus rivales.
El escollo más duro lo encontró en
la final ya que Racing de Córdoba, otro equipo con una
historia importante en el fútbol argentino, lo complicó
y estuvo cerca de arruinar la fiesta, aunque esta vez la fortuna se
quedó con los tucumanos que desde hoy son otra vez un equipo
de la Primera B Nacional.
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