La producción de alimentos debe aumentar 50 por ciento para 2030 a fin de cubrir la creciente demanda, dijo el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, a líderes mundiales reunidos en la capital italiana. Escribe Sabina Zaccaro para IPS.
"El mundo debe producir más alimentos", señaló en su discurso de apertura de la Conferencia de Alto Nivel, bajo el lema "Seguridad alimentaria mundial: Los desafíos del cambio climático y la bioenergía".
La cumbre convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), entre el 3 y el 5 de junio, contó con la participación de unos 40 jefes de Estado y de gobierno.
Los líderes mundiales deben discutir soluciones políticas tendentes a contener la carestía de alimentos básicos en los próximos 30 años a fin de evitar que empeore la situación de cientos de millones de personas que ya sufren hambre de forma crónica.
"Es importante dar una respuesta inmediata a la carestía de alimentos, pero también es importante que nuestro objetivo sea la seguridad alimentaria a largo plazo", subrayó Ban Ki-moon.
El secretario general de la ONU dejó bien claro que el tema de las políticas económicas globales ocupará gran parte de la cumbre.
"Antes de la emergencia actual, más de 850 millones de personas sufrían hambre en el mundo. El Banco Mundial estima que la cifra puede aumentar en 100 millones más", indicó. "Las personas más pobres gastan dos tercios o más de sus ingresos en alimentos y serán las más golpeadas".
El director general de la FAO, Jacques Diouf, respaldó el llamado de Ban a aumentar la producción de alimentos. Además pidió a los líderes mundiales 30.000 millones de dólares al año para relanzar la agricultura y evitar futuros conflictos por este motivo.
"Hoy, los hechos hablan por sí mismos", señaló. "La ayuda a la agricultura cayó de 8.000 millones de dólares en 1984 a 3.400 millones en 2004, en términos reales es una reducción de 58 por ciento".
"La incidencia de la agricultura en la asistencia oficial al desarrollo cayó de 17 por ciento en 1980 a tres por ciento en 2006", añadió.
"La solución estructural al problema de la seguridad alimentaria en el mundo se basa en el aumento de la producción y de la productividad en los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos", sostuvo Diouf. Pero contradicciones y distorsiones de las políticas internacionales son, en parte, responsables de la crisis actual.
"Nadie comprende cómo puede crearse un mercado de carbono de 64.000 millones de dólares en los países industrializados y no se puedan encontrar fondos para evitar la deforestación de 13 millones de hectáreas al año", subrayó.
El precio de alimentos aumentó 37 por ciento en 2007 y 16 por ciento más el primer trimestre de este año, según un índice creado por la FAO. El mayor uso del maíz para producir etanol, la creciente demanda de Asia, las restricciones comerciales y las malas cosechas son las razones a las que se atribuye la crisis alimentaria actual.
Algunas propuestas del secretario general de la ONU fueron aumentar la asistencia, fomentar la producción de pequeños agricultores mediante el suministro de semillas y fertilizantes, eliminar políticas comerciales e impositivas que "distorsionan el mercado" y una "rápida resolución de la Ronda de Doha" de negociaciones.
La llamada Ronda de Doha fue lanzada en la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) celebrada en noviembre de 2001 en la capital de Qatar.
"La Ronda de Doha de negociaciones comerciales puede formar parte de las respuestas a mediano y largo plazo para la crisis alimentaria", dijo el director general de la OMC, Pascal Lamy, el martes en el plenario.
Mediante una "competencia mayor y más justa, el comercio internacional puede contribuir a bajar los precios", sostuvo. "Un comercio más abierto puede fortalecer la capacidad de producción de las naciones en desarrollo haciéndolas menos vulnerables".
Lamy reconoció que no todos comparten su postura y que algunos creen que el comercio más abierto puede perjudicar la capacidad productiva en el plano local. Pero la tesis de la OMC se demuestra con cifras, remarcó.
"Al mirar la lista de 22 países identificados por la FAO como los más vulnerables a la crisis alimentaria, nos damos cuenta de que algunos son los que tienen las economías menos integradas al mercado agrícola", indicó.
Entre ésos últimos, Lamy mencionó a Zambia, que importa sólo cuatro por ciento de su suministro total de granos, y Camboya, apenas cinco por ciento.
La postura de Lamy causó gran malestar entre organizaciones de la sociedad civil que creen que la Ronda de Doha no ayudará a resolver la crisis alimentaria.
Una red internacional que reúne a 237 organizaciones no gubernamentales, sindicatos, movimientos sociales de más de 50 países considera que "la respuesta no está en profundizar la desregulación de la producción de alimentos y del comercio".
Esas organizaciones consideran que la Ronda de Doha sólo "intensificará la crisis haciendo que el precio de los alimentos sea más volátil, aumentando la dependencia de las naciones en desarrollo de las importaciones y fortaleciendo el poder de las multinacionales de la agroindustria en el mercado".
"Los líderes mundiales que participan en la cumbre deben asumir sus propias responsabilidades y revisar aquellas políticas que atenten contra las necesidades de los pobres", dijo a IPS el secretario general de ActionAid Internacional, Marco de Ponte.
Los gobiernos ricos deben ayudar a las naciones pobres a "lidiar con los desafíos que plantea la OMC y reconocer que la asistencia alimentaria no basta para responder a una crisis mundial como la actual", remarcó De Ponte.
Lo que se necesita realmente es aumentar la inversión en el sector agrícola y fomentar un proceso de reforma sistémico en el plano global, sostuvo, "porque el asunto es político, no humanitario".
ActionAid organizó una manifestación fuera de la sede de la FAO y desplegó una pancarta de 200 metros con el lema "Basta de aprovecharse del hambre. ¡Por el derecho a alimentos ya!"
Organizaciones de la sociedad civil ven a la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo, que se celebrará en julio en Japón, como la próxima gran oportunidad para conseguir acciones concretas en materia de asistencia, alimentos y cambio climático.
El G-8 está integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia.
El primer ministro japonés Yasuo Fukuda urgió a los líderes del mundo a ofrecer su excedente de productos agrícolas para reducir la escasez en las naciones pobres. El jefe de gobierno de Japón ofreció más de 300.000 toneladas de arroz importado que tiene su país.
"Creo que no sólo constituye una respuesta de emergencia sino también sirve como medida a corto plazo para devolver cierto equilibrio al mercado de alimentos", dijo en la cumbre.
"En la cumbre de julio tomaremos el resultado de esta conferencia y discutiremos acerca de mercados, comercio, desarrollo, cambio climático y energía, que son de hecho los factores subyacentes de la carestía, a fin de lograr acciones concretas", indicó.
"Lo que le pedimos a los gobiernos es que cumplan con sus obligaciones en materia de derechos humanos y escuchen las propuestas de los propios implicados", dijo a IPS la directora ejecutiva de la Pesticide Action Network (Red de Acción contra Pesticidas) de Malasia, Sarojeni Rengam.
La respuesta a la crisis alimentaria no puede ser "la peligrosa intensificación de insumos dispuesta por el modelo de la revolución verde que algunos proponen, ni una mayor liberalización comercial", sostuvo.
El término "revolución verde" fue acuñado en 1968 por William Gaud, entonces administrador de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, en alusión a la creciente producción agrícola observada en América Latina y Asia entre los años 40 y 60 gracias a un mayor uso de fertilizantes y mejores variedades de cultivos, entre otras variables.
"Apoyar a los pequeños agricultores y respaldar métodos de cultivo ecológicos son la única forma de salir de la actual crisis alimentaria. Me temo que eso no se discuta lo suficiente en ese edificio", añadió Rengam.
Escribe Sabina Zaccaro para IPS.
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