La Puna, afirman los políticos de turno, es un desierto. No es que no saben de que ahí vive gente, lo importante es que la población compre el discurso de Gioja que dice: "que arriba de los 4.000 msnm no hay otra opción que la minería". Lo que hace falta es que la gente entienda a la Puna como un "desierto" que hay que hacerlo "productivo".
¿Está mal pensar que estos discursos se acercan a los que sustentaron los genocidos en la Patagonia y en la región del Chaco? ¿Leeremos en libros de historia de acá a 100 años de qué en realidad ahí había gente y nos rasgaremos las vestiduras recién entonces? ¿Esto es solo un problema de los medios de difusión o de el interés público?
De los pocos datos que se tienen sobre la actividad minera -cuando el país sufría sequías y las empresas estatales y privadas del agua pedian "racionalizar", un dato vió la luz: Mina Pirquitas en medio del "desierto" que es la Puna, usa más de 3.000.000 de litros de agua dulce por día.
El agua, el recurso indispensable para la vida de todo sobre la tierra, se derrocha y contamina día a día. Y la idiosincracia de los pobladores que han vivido miles de años como agricultores y ganaderos, es burlada nuevamante. Para eso no hay agua
¿Quien le dice al Estado que deje las mentiras en pos de seguir con la misma política de ocultamiento y avance de la mineria contaminante? ¿Cuánto sale hacer las obras necesarias para sacar esa agua y usarla para el riego de esa tierra fértil, pero falta del recurso vital?
A 4.000msnm y a más aún hay otras opciones. Que superan la calidad de "sustentables" con las que todos se llenan la boca en sus discursos. A esa altura y a más, el agua dió vida siempre. A esa altura y a más, hay gente hace miles de años que vive.
La política es hacer dinero en los 4 años que están en los puestos, es vender el discurso de "progreso y desarrollo", es dar en una población de casi 10.000 habitantes, 100 puestos de trabajo mineros y así comprar voluntades.
Hace falta trabajo como en todos lados, pero esa ecuación sólo puede cerrar en medio de coimas.
Las inversiones con muchos ceros que anuncian serían menores y se lograría que la Puna tenga agua suficiente, porque sus reservas bajo la tierra son muchas.
Y cuando esa tierra recibiera el riego necesario, los puestos de trabajos se multiplicarían por miles, la gente seguiría adelante con sus prácticas milenarias, la gente -en definitiva- no dependería de 100 puestos de trabajo, ni de planes sociales, de bolsones y otras limosnas.
La gente viviría dignamente de su trabajo, no se enfermarían ellos ni sus hijos, pero por sobre todo serían autónomos.
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