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22/08/2008 - Teatro

Einstein disertará en Tucumán

El sábado 9 de agosto, en el Círculo de la Prensa se reestrenó “Personalmente Einstein”, del canadiense Gabriel Emanuel. La sutil dirección es de Leonardo Goloboff, sin duda uno de los directores más distinguido en Tucumán. Soberbia actuación de Juan Tríbulo. Críticas sociales, políticas, anécdotas. Participación constante del público. Buena música. Está en escena los sábados de agosto.

Opinión: Excelente.

Personalmente Einstein se puso en escena, por primera vez, en el 2003. Fue un éxito. Obra totalmente vigente. Fue un reestreno, a sala llena. El público variaba en sus edades. Adolescentes, jóvenes universitarios, adultos, viejos, todos disfrutaron en una hora cinco, de un espectáculo cuidado en el texto, en la puesta, pero sobre todo de una actuación superlativa a cargo del genial Juan Tríbulo, actor de cabecera del querido Golo.

Al parecer el alma de Einstein posesiona a Tríbulo. No solo por el parecido físico, sino por los gestos o ademanes. Sobre todo por ese tono anecdótico con el que se dirige al público. 

A los 71 años Einstein es invitado a Tucumán a una conferencia. Hacia la derecha del espectador hay un pizarrón donde el físico escribe la fecha actual pero del año 1949. A la par una mesita chica donde descansa un violín. En el centro, un escritorio con libros y una rosa. Albert está vestido con camisa blanca, buzo azul de algodón, traje gris y sandalias, todo un detalle. 

El público, tiene una participación constante. Se convierte en los escucha de la conferencia. Einstein en tono familiar, les expone su monólogo. Divaga por variados temas como el porqué de la fuerza de gravedad, datos de su historia doméstica, su infancia, el recuerdo de sus padres, su amor por la música, sus años de estudio en el Instituto Politécnico de Zurich, sus matrimonios con Mileva y Elsa, su Premio Nobel, la llegada de Hitler al poder, su traslado a Estados Unidos, su alerta a F. D. Roosevelt sobre la bomba atómica, su labor en la Universidad de Princeton, entro otros temas. 

De sangre judía cuenta: “Supongo que debo a los no judíos haber descubierto que soy judío”.  

El tratamiento del texto merece un párrafo aparte. Como Goloboff nos tiene acostumbrados, no hay detalle pasado por alto. Todo pensado hasta lo más ínfimo. Sin lugar para la improvisación. Tríbulo o Einstein, la simbiosis es neta, dice cada palabra en el momento justo.  

No deja de autocriticarse por su conocida participación en la construcción de la bomba atómica. Es poco tolerante con la violencia y el fascismo. Su definición es elocuente. “Dios no juega a los dados con el mundo”.  

La música también gratifica. Con las melodías de Mozart el público ingresa a la sala. Luego se escucharán otras obras del genial compositor. Actuación, dirección, música y texto son el elíxir perfecto de placer. 

Una obra para disfrutarla en familia, junto a la pareja o con amigos. Sin embargo el público indicado son los adolescentes. Quizá por ello en la tarjeta que el director reparte recepcionando al público pone su teléfono para coordinar funciones en los colegios. 

Sebastián Ganzburg

sebaganzburg@gmail.com