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Marta Cárdenas junto a su hijo
Camara fotoAMPLIARMarta Cárdenas junto a su hijo
12/08/2008 - Casos

"Mi marido se quedó sabiendo que lo iban a buscar"

Dijo en su declaración Marta Cárdenas, la mujer del desaparecido Guillermo Vargas Aignasse. Relató detalladamente como secuestraron al entonces Senador. Los inconvenientes para saber la verdad y el terror instaurado por parte de los militares. “Era un amante de la democracia”, dijo Cárdenas. Además sostuvo que se entrevistó en dos oportunidades con el genocida Bussi.

Todas las preguntas del fiscal y la defensa.

La Decalración

En la jornada de ayer la mujer del desaparecido Guillermo Vargas Aignasse realizó su declaración. Tan Impactante como elocuente. Relata todo lo que vivió en aquellos años.   

"Esa noche llegó mi marido y de buena fuente me dijo que sabia que se iba a producir un golpe de Estado. Mi esposo era Senador provincial por el Frejuli. Amante de la democracia. No pertenecía a ningún grupo subversivo. Estaba convencido que esos grupos atentaban contra la democracia en la cual creía y militaba. Los partidos eran las instituciones políticas. El nuestro era un hogar bien constituido.

Luego que llegó con esa noticia. Tuvo la posibilidad de escapar. Sin embargo, mi marido se quedó sabiendo que lo iban a buscar, porque no tenia motivo, ya que no cometió delito alguno. Además no podía dejar a su esposa e hijos. Demostrando así su hombría y fidelidad a su familia.

A las 3 de la mañana llegaron. Golpearon la puerta. Gritaron, preguntando si vivía allí el señor Vargas Aignasse, respondí que si. No recuerdo si eran de la Federal o de la Provincia. Abrí la puerta, dieron un fuerte empujón. Un hombre entró con el rostro tapado, uno de ellos me agarró el brazo, preguntando donde estaba mi esposo (describía el momento con lágrimas en los ojos).

Les pedí por favor que no griten. Les dije: tengo cuatro niños pequeños. Por favor, no quiero que vean esto. Uno de ellos tenía un raro anillo plateado, con forma de tuerca. Se fueron y quedamos con total zozobra. Al día siguiente vino la policía de la provincia con mi marido a buscar una carpeta. Me pidió que la busque. Tiempo después la encontré.

Al día siguiente fui a la Casa de Gobierno. Entré nombrando a un familiar que era Capitán. Se llamaba Cerúsico. Pedí hablar con Bussi. Luego de varias horas de espera me hizo pasar al despacho. Me preguntó qué pasaba. Quién era. Le conté lo ocurrido y me dijo que no sabía nada. Ya me iba a averiguar.

Posterior a lo sucedido con Garretón, que lo dejaron tirado en el Parque 9 de Julio, fui a Casa de Gobierno nuevamente, para hablar con Bussi. Me atendió  y dijo que me quedara tranquila, que ya sabía todo y que la cosa estaba bajo control. Pedí verlo (al marido) para quedarme tranquila, me respondió que no sabía sí podría complacerme. Me fui con cierta tranquilidad.

El 1 de abril me hablaron del Comando, llegaron en un vehículo del ejército. Me trasladaron al penal de Villa Urquiza. Yo llevaba ropa y elementos de aseo. Me hicieron subir al primer piso. Había una ventana, me subí a un escalón a observar. Por el lado derecho apareció Guillermo. Llevaba un buzo color mostaza y un piloto que yo le había dado aquella noche cuando vino a casa a buscar la carpeta.

Se refregaba las manos. Tenía marcas, como de haber estado vendado. Caminó entre 10 y 15 metros. Caminó hacia la izquierda, luego a la derecha. En ese momento tuve un ataque de llanto tremendo. Lloré tanto que los guardia cárceles me trataban de consolar.

Le llevaron la ropa, me trajeron la ropa sucia. Quizás por eso supo que yo estuve ahí (en ese momento la mujer del desaparecido se quebró en llantos). 

Afronté la situación con cinco hijos y con un sueldo de jefa de trabajos prácticos en la Universidad. La calma duró muy poco. El 5 de abril uniformados llegaron a casa y me preguntaron sí allí vivía Guillermo Vargas Aignasse. Le dije que sí pero que ahora estaba en el penal. No me dijeron el porqué, lo cual me generó una enorme intranquilidad. Al mediodía me hablaron del Comando. Me dijeron que a la noche lo habían liberado, pero que un coche lo interceptó, en Mitre y Corrientes y de ahí no sabían nada más. Fui por la tarde a Casa de Gobierno pero no pude hablar con Bussi. No me dejaron entrar más.

Posterior a esto tuve una entrevista con Arrechea. Estábamos en una sala con un escritorio. De pronto escuché una voz que me conmocionó brutalmente. Dijo: vengo a hablar por teléfono. Le vi la mano y tenía el anillo, ese que parecía una tuerca. Tuve mucho miedo. No recuerdo el nombre. Me dijo que en el mismo asiento donde me senté había estado mi marido hacía un mes. Yo llevaba la carpeta que estaba en el auto. Nunca dije que la tenía. No se la di. Me fui asustada. La carpeta era peligrosa. Se la di finalmente a Cerúsico.

Luego, un día a la siesta tuve una entrevista con Cattáaneo, fuimos con mi suegra y cuñado. Nos atendió fríamente, contó lo mismo, eso de la intercepción. Vecinos del lugar me dijeron que esa noche había pasado algo raro, que sin violencia lo pasaron de un auto a otro. Oficialmente me dijo que seguramente era un grupo del Partido Obrero. Les pregunté sí pensaban que era estúpida. Entonces Cattáneo se paró y me dijo: Señora, tenga mucho cuidado con lo que dice, piense dónde está y con quién. Tenga cuidado con sus palabras, y ante quien las repite.

Con mi suegra salimos con mucho miedo y nunca más averigüé oficialmente lo sucedido.

Hablé con gente que estuvo con él en el penal. El Doctor Santos que estuvo detenido me dijo que cada vez que lo llevaban a mi marido decía su nombre. Otras personas me dijeron lo mismo, también que estuvo detenido en la escuela  de Educación Física. Pero todo esto antes del 5 de abril. Ese día desapareció. Nunca más pude saber que ocurrió".

Preguntas del Fiscal Terraf

¿Las personas que ingresaron a su casa, estaban con la cara descubierta?
Estaban con cara cubierta. Me olvidé de mencionar que tuve una charla con Mari Fernández, la esposa de Pedro Rubio que estuvo con mi marido. A ella la llevaron el mismo día a la carcel y le dijeron lo mismo: fueron los del Partido Obrero.

¿Cuantos eran los que detuvieron a su marido?
Tres o cuatro autos. Pero como el hombre del anillo de tuerca me llevó arriba no se que pasó afuera. Estaban de vaquero y zapatilla.

¿Hubo violencia verbal?
¿Le parece poco que digan que se van a llevar a uno de mis hijos si mi marido no se apura?

¿Qué pasó con el teléfono?
Ése hombre (el del anillo) lo arrojó. Estuvimos mucho tiempo sin comunicarnos. Cuando lo hice arreglar no tenía tono.

¿Su marido tenía armas en la casa?
Tenía una escopeta de casa que se la habían robado. En la chimenea había una de adorno.

¿Vio algún signo exterior que reflejara violencia sufrida en su marido?
No, lo único que me dijo fue: la cosa no viene bien, hablá con Jorge González Navarro, un familiar militar. Todas las veces traté de hacerlo pero nunca lo conseguí.

La abogada defensora

Recordemos que Assaf no es la defensora personal sino que es la que el Estado por ley le puso a Bussi, puesto que el represor decidió defenderse por su cuenta.

¿Vio malos tratos en su marido la noche que lo llevaron a su casa?
No

Cuando juntó las carpetas, ¿estuvo a solas con él?
Yo estaba a la par de él. Había un policía en el pasillo y otro en la puerta. No pude conversar. Lo único que me dijo fue: no encuentro una carpeta, buscala que la cosa viene mal.

¿Quién tenía esa carpeta?
Es lo que me pregunté todos estos días, pero sinceramente no puedo recordarlo (pasaron 32 años). Era una carpeta del Senado que tenía expedientes, actas de la comisión investigadora sobre los negociados e irregularidades de la policía. No sé qué día ni en qué momento la entregué.

¿Cerúsico le comentó a quién entregó esa carpeta?
No, nuca más vi al Capitán.

¿Se acuerda el clima del 24 de marzo?
No recuerdo bien. Pero si le di un piloto forrado significa que estaba fresco y lluvioso.

¿Cómo lo vio en el penal?
Caminaba lentamente, estaba demacrado. Se refregaba las manos y la cara, lo que daba a entender que estaba vendado. Lo vi bien. Caminaba normalmente, algo cansado.

¿Tuvo que ir a declarar el 8 de abril al juzgado?
No tuve que ir al juzgado. Sino a la policía a decir que lo habían secuestrado. Dije que no podía hacerlo porque no conocía la verdad de los hechos. Tenía mucho miedo.

Es innegable su valentía...
Los familiares de los desaparecidos vivimos torturas psicológicas. El miedo, la angustia, el terror consume moral y psicologicamente a las personas.

Cuando se entrevistó con Bussi en Casa de Gobierno ¿qué trato tuvo con usted?
Fue muy amable. Cuando mi marido desapareció me sentí totalmente traicionada. El señor Bussi me había dicho que  estaba bien. Confié en él. Lo que no entiendo es ¿porqué esa fantasía que lo dejaron en libertad? ¿porqué a las 10 de la noche?

Si dios quiere al final se las vamos a dar. Finalizó la abogada

El abogado de Menéndez
Guerineau, abogado defensor de Menéndez tuvo su oportunidad.

Usted manifiesta que el 24 no sabes si es ¿policía provincial o federal?
Si pero la noche siguiente vinieron de la jefatura de la provincia por lo que indago que eran de la policía provincial.

¿Al otro día va otro teniente?
Cuando vienen a buscar la carpeta estaban uniformados como policías de la provincia.

¿Es cierto que hubo una reunión en casa de su cuñado en la víspera del 24 donde se barajaron varios supuestos sobre la situación del país?
Es posible pero no lo sé.

¿Es cierto que había un antecedente casi inmediato de cruces en el senado con el senador Ale?
Sí, eso es de público conocimiento. El lo tildaba de marxista a mi marido. Mi marido no era marxista, sino peronista.

¿Qué ayuda tuvo usted en su lucha por la verdad?
Ninguna, me moví sola. Era mucha la angustia. Quería saber qué pasó. Oficialmente, la última vez que hice algo fue cuando Caettaneo me amenazó. Nunca más. Quedé con mucho miedo.

Para terminar señora, ¿hablaban de las problemáticas que se vivían en el país?
Si por supuesto. En algunas oportunidades participé de algunas reuniones donde se leía la obra de Perón. Mi marido no creía en la violencia. Creía en el debate de las ideas. Sabia mucho de historia, de politica. Estudiaba bastante. Creía en la democracia. A los grupos subersivos que pasaron a la clandestinidad los repudió. Creía en la República. Por eso se canalizó en un partido. Cuando asumió dijo: acá tenemos que legislar por la fuerza de la razón y no por la de los números. Piense que era Licenciado en Física. Creía que podía colaborar para mejorar la patria.

En definitiva, rechazaba la violencia
Por supuesto

Sebastián Ganzburg
sebaganzburg@gmail.com


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