"No soy un monstruo". Lo aseguró el psicólogo, presunto líder de una banda de pedófilos. "Tengo la íntima convicción de no haber cometido delito alguno", señaló.
Derecho a Réplica.
En las últimas semanas he sido objeto de un juicio que tuvo
como sede los medios de comunicación y como resultado del cual he sido
condenado y he sufrido una especie de lapidación pública. En todo este tiempo
no he podido hacer oír mi voz y he asistido impotente a una enorme lista de
inexactitudes, algunas de ellas lindantes con el disparate, que se han dicho
sobre mi.
Quiero, en primer lugar, llamar a la reflexión sobre esta especie de
encarnizamiento mediático, que ha dado por hechos probados lo que en realidad
son sorprendentes acusaciones que no han sido ni serán probadas, ya que se
trata de hechos que nunca han existido.
Si bien es doloroso y humillante que se destruya de este modo a mi persona, lo
es aún más el efecto que se ha producido en relación a mi trayectoria
profesional y académica. He dedicado la mitad de mi vida a investigar y
producir conocimiento que contribuya a luchar contra toda forma de maltrato y
abuso, y lo seguiré haciendo.
Me parece muy injusto que a raíz de esta lamentable confusión que me involucra,
sea puesta en tela de juicio una producción teórica que ha contribuido y
contribuye a la comprensión de la violencia, el maltrato y el abuso de poder en
nuestra sociedad, y que ha servido como material de estudio en múltiples
ámbitos de formación profesional, tanto en nuestro país como en otros de habla
hispana.
Yo pido que se vuelva a la racionalidad que se ha visto afectada por el
discurso mediático, y que no se sigan mezclando los niveles de análisis del
problema.
Si la Justicia cumple acabadamente con el propósito de investigar hasta llegar
a la verdad, me siento íntimamente tranquilo, a pesar del horror que significa
estar castigado en el mismo nivel que lo están los delincuentes a quienes se ha
condenado por un delito. Tengo la íntima convicción de no haber cometido delito
alguno en toda mi vida. También lo saben quienes me conocen en forma cercana.
Pero a todas aquellas personas que me conocen en forma menos directa, les digo
que yo soy como siempre me vieron. No tengo nada que ver con esa especie de
monstruo que han inventado los medios.
Agradezco a la enorme cantidad de personas que me hacen llegar su apoyo y su
solidaridad, precisamente porque saben que yo sería incapaz de ninguna de esa
serie de barbaridades de las que se me acusa. Así lo demuestra la inexistencia
de una sola prueba en mi contra en todo el expediente. Solamente se han
detenido a acumular evidencias sobre aspectos de mi vida privada, que deberían
estar resguardados por el derecho a la intimidad que me asiste, y que no
configuran delito alguno.
Agradeceré que este breve y sintético comunicado no sea sometido a distorsión
interpretativa alguna, lo cual sólo se garantiza mediante la literalidad y el
respeto a la totalidad de su contenido.
Jorge Corsi.
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