Lo indicó Francisco durante una misa celebrada ayer en la Catedral de San Patricio, en Nueva York.
El papa Francisco se refirió a la "vergüenza" infringida a la Iglesia
católica estadounidense por los actos pederastas que tuvieron como
protagonistas a "tantos hermanos", durante una misa celebrada esta tarde
en la Catedral de San Patricio, en Nueva York.
"Sé que ustedes, como cuerpo presbiteral, junto con el Pueblo de Dios,
recientemente han sufrido mucho a causa de la vergüenza provocada por
tantos hermanos que han herido y escandalizado a la Iglesia en sus hijos
más indefensos", afirmó el pontífice durante el acto religioso.
En la primera actividad que tuvo tras arribar a la Gran Manzana,
Francisco hizo un llamado de atención a las autoridades religiosas
presentes en la Catedral de la Quinta Avenida al señalar "con qué
facilidad se puede apagar este espíritu de generoso sacrificio
personal", y afirmó que el peligro es caer en la "espiritualidad
mundana, que nos debilita en nuestro camino de servicio y oscurece la
fascinación del primer encuentro con Jesucristo".
"Podemos caer en la trampa de medir el valor de nuestros esfuerzos
apostólicos con los criterios de la eficiencia, de la funcionalidad y
del éxito externo, que rige el mundo de los negocios", continuó el
pontífice, y agregó: "Pero el verdadero valor de nuestro apostolado se
mide por el que tiene a los ojos de Dios. Ver y valorar las cosas desde
la perspectiva de Dios exige que volvamos constantemente al comienzo de
nuestra vocación y -no hace falta decirlo- una gran humildad".
"Otro peligro surge cuando somos celosos de nuestro tiempo libre. Cuando
pensamos que las comodidades mundanas nos ayudarán a servir mejor",
indicó el papa, y afirmó que "la cercanía a los pobres, a los
refugiados, a los inmigrantes, a los enfermos, a los explotados, a los
ancianos que sufren la soledad, a los encarcelados y a tantos otros
pobres de Dios nos enseñará otro tipo de descanso, más cristiano y
generoso".
Tras destacar que los "dos pilares de la vida espiritual que deseaba
compartir" con los presentes en la Catedral son "gratitud y
laboriosidad", Bergoglio, les dio "las gracias por sus oraciones y su
trabajo, así como por los sacrificios cotidianos que realizan en los
diversos campos de su apostolado".
"Muchos de ellos sólo los conoce Dios, pero dan mucho fruto a la vida de
la Iglesia. Quisiera, de modo especial, expresar mi admiración y
gratitud a las religiosas de los Estados Unidos. ¿Qué sería de la
Iglesia sin ustedes?", les dijo a las "mujeres fuertes, luchadoras", a
las "religiosas, hermanas y madres de este pueblo", y tras volver a
agradecerles, concluyó: "las quiero mucho".
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