19/03/2008 - Locales

Via Crucis de la juventud: homilia del Arzobispo Villalba

Cientos de jóvenes participaron en la procesión del Miércoles de Ceniza

Exhortación a que la vida sea respetada desde la concepción, se busque el bien común, el pluralismo de ideas. No a las drogas y al alcohol.

 

Tras el recorrido efectuado por calle 25 de Mayo de cientos de jóvenes que participaron en la convocatoria religiosa en el tradicional Miércoles de Ceniza con el que se inicia la Semana Santa, el arzobispo de Tucumán, Monseñor Luis Villalba, pronunció una homilía alusiva. El texto es el siguiente:

Acabamos de recorrer las calles de nuestra ciudad celebrando el Vía Crucis, el camino de la cruz, que recorrió Jesús y que lo llevó al Calvario a dar la vida por nosotros.

Ahora queremos proclamar nuestra fe en Cristo.

Los hombres, a través de los siglos, al encontrarse con Cristo, le han dirigido -y continúan dirigiéndole hoy- la pregunta fundamental: “¿Quién eres? ¿De dónde vienes” (cf. Jn. 1,19.38).

La respuesta a esta pregunta envuelve y compromete toda nuestra vida.

Él es el Hijo de Dios, encarnado, muerto y resucitado por nosotros y por nuestra salvación. Esto es, para que tengamos verdaderamente vida y vida plena: “Yo he venido, dijo Jesús, para que…  tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn. 10,10).

Él, Dios, ha querido hacerse realmente uno de nosotros, nuestro Salvador, nuestro Redentor, nuestro Amigo, nuestro Hermano. Ha sentido nuestra debilidad y nuestra fragilidad. Ha sentido la angustia, el dolor y la muerte.

Ante Cristo, queridos jóvenes, no nos podemos quedar indiferentes.

No nos hallamos sólo ante un maestro, por más ilustre que sea, o ante un gran profeta, o ante un hombre en el que hay una especial presencia de Dios.

Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, es el centro de la historia, es el Redentor del hombre.

Busquen con valentía a Cristo. Traten de conocerlo a fondo. Este esfuerzo constante debe llevarlos, con la gracia de Dios, a crecer en la fe y en amor a Jesucristo. 

Les dirijo a ustedes las palabras del Apóstol San Juan que escuchamos en la primera lectura: “Jóvenes les he escrito, porque son fuertes, y la Palabra de Dios permanece en ustedes, y ustedes han vencido al Maligno” (1 Jn. 2,14).

Manifiesten la fuerza de la juventud en la alegría y el coraje de la fe cristiana, esa fe que da la victoria sobre las fuerzas del mal.

Crean en Cristo. Amen a Cristo.

Esta fe en Cristo debe obrar en cada uno de ustedes una profunda transformación interior, debe convertirse en una vida nueva.

Esta vida en Cristo, animada y sostenida por la oración y los sacramentos, en particular, por la Confesión y la Eucaristía, harán de ustedes verdaderos discípulos y misioneros del Señor.

La fe de ustedes debe hacerse una presencia y un testimonio en el mundo. Debe manifestarse en todas las dimensiones de la vida humana: familiar, social, cultural.Ayuden a construir una sociedad nueva en la que la vida sea respetada y protegida desde su concepción hasta su muerte natural.

Ayuden a construir una sociedad nueva en la que los niños vivan y crezcan dignamente.Ayuden a construir una sociedad nueva en la que todos busquen el bien común sobre el interés particular.

Ayuden a construir una sociedad nueva en la que el pluralismo de las ideas se admita y respete realmente.Ayuden a construir una sociedad nueva en la que los jóvenes no busquen en la droga y el alcohol la ilusión de la felicidad.

Ayuden a construir una sociedad nueva en la que los ancianos sean respetados, y protegidos. Ayuden a construir una sociedad nueva en la que brille y se realice la justicia, la verdad, el amor, la solidariedad, el servicio. 

Ustedes jóvenes deben ser los anunciadores y los realizadores de la esperanza cristiana.

De este modo la vida de ustedes será verdaderamente comunión con Cristo y comunión con los hermanos.

Felices Pascuas a todos ustedes.