Mientras las voces de protestas cada vez son más, ayer en el Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán, se reunió la Comisión de Transporte, para definir el porcentaje de los aumentos.
El cospel costaría $1,40, la bajada de bandera, en taxis, $1,50 y $0, 12 cada cien metros.
La creación del cospel corresponde a la ordenanza 708 del año 1986, intendencia de Rubén Chebaia. En aquellos años el boleto se pagaba en efectivo, pero las quejas de los usuarios, al igual que ahora, pasaban por la falta de monedas y las discusiones con los choferes. A su vez estos pedían no manejar dinero por temor a los asaltos. Todo igual que en estos años. Nada cambió.
Lo mismo, en el Concejo Deliberante, la historia sigue igual. Reuniones apresuradas, como durante el Mundial de Fútbol del 2006. Los ediles adelantándose a lo programado, era para el jueves 13, hoy realizarán una sesión para aprobar los aumentos.
Los usuarios intentarán con la protesta de la fecha, torcer - mejor dicho bajar- las manos de los que quieren aprobar los aumentos solicitados, por los empresarios tucumanos. No les será fácil ya hay consenso, casi unánime, para acceder a los pedidos de aumentos.
Volverán declaraciones de opositores que no están de acuerdo, otra vez oficialistas dirán que aunque el costo político sea alto deben aprobar los incrementos. Otra vez los empresarios anunciarán que no les satisface el aumento, y no podrán ofrecer un buen servicio (nunca hubo). A su vez los choferes protestarán porque a pesar de los aumentos, a algunos todavía no les pagaron acuerdos anteriores. Otra vez el usuario comprobará que sus ingresos, a pesar de las paritarias, siguen disminuyendo.
AETAT seguirá recibiendo el gasoil subsidiado, a pesar de las unidades que están más para el desarmadero y no para transportar pasajeros. Como el caso de las líneas 3, 10, 11, 19. La municipalidad dice que hace los controles. No se notan, y el servicio de ómnibus, y también de taxis sigue siendo deficiente.
Las tarifas quedarían así: cospel $ 1,40 ; taxis $1,50 la bajada de bandera y $ 0,12, cada 100 metros (aunque las fichas caigan hasta tres veces en una cuadra).
Una película que fue proyectada varias veces. La única diferencia con la industria cinematográfica radica en el final. En esta pierden los buenos y ganan los malos.
Daniel A. Villalba
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