Luchó hasta el último aliento para que la Justicia encarcele a los responsables del Gonocidio. Docente de profesión luchó en plena dictadura militar para obtener información sobre el secuestro de su hijo Julio César Campopiano, de 20 años. "Pirucha", como la conocían propios y extraños, fue una pieza esencial en los organismos de DDHH.
En su largo peregrinar, junto a otras madres, en la búsqueda de sus seres queridos, fue pacientemente elaborando un archivo, que servirá como instrumento para la reconstrucción de la memoria.
Tras una larga enfermedad, falleció anoche la dirigente de los Derechos Humanos, Adelaida Carloni de Campopiano. "Pirucha", como la identificaban propios y extraños, constituyó en plena dictadura militar, el primer grupo de familiares que recorrían todos los lugares en procura de información sobre sus hijos secuestrados por las fuerzas de seguridad.
En su caso, buscó incansablemente a su hijo, el estudiante Julio César Campopiano, quien fue secuestrado el 21 de noviembre de 1976, frente al Cementerio Oeste por individuos que se desplazaban en un automóvil color blanco.
En esos momentos Julio César se dirigía a un centro oficial de San Miguel de Tucumán a preguntar por el paradero de su hermano Cesar Gustavo, secuestrado previamente el mismo día en su domicilio (y posteriormente liberado). El secuestro de Julio Cesar fue presenciado por el testigo Pedro Eugenio Dilascio.
La familia fue informada por el Suboficial Mayor Gustavo Núñez que Julio César había sido llevado al Arsenal "Miguel de Azcuénaga". Luego con el tiempo, gracias a testimonios de sobrevivientes y de testigos, pudo identificar que el responsable de su secuestro de su hijo fue el Sargento de Gendarmería Américo Gómez.
Según el Ex-Gendarme Antonio Cruz Julio César murió en febrero de 1977 en el Arsenal Miguel de Azcuénaga debido a una infección de tetanos producida por las torturas. Julio Céar fue dejado morir lentamente, agonizando durante días, arrojado en el suelo y sin recibir ningún tipo de asistencia médica.
Una mujer de una gran vitalidad, que preservó su lucidez hasta el último momento, docente de profesión elaboró pacientemente un archivo de recortes, mensajes, fotografías y testimonios que luego serían de gran utilidad para los otros familiares que coincidían en la búsqueda.
Posteriormente, desde el retorno de la democracia, protagonizó con vehemencia el reclamo por Verdad y Justicia. Encabezó las movilizaciones en defensa las instituciones en los sucesivos intentos de desestabilización organizadas por "los carapintadas".
Cuando los caminos de la justicia parecían cerrarse en la Argentina, viajó a España para dar su testimonio ante el Juez Baltazar Garzón de la Audiciencia General. Ocupó la primera fila en todas las actvidades que organizaron los organismos de DDHH a lo largo de estos años. Los restos de la dirigente de Derechos Humanos serán velados en San Martín y José Colombres y recibirán cristiana sepultura al mediodía.
Isauro Martínez
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