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AMPLIARLos chicos empezaron las clases.

Comenzaron las clases y la ciudad se llenó de energía

Ayer las calles, de la Ciudad Histórica, se poblaron de guardapolvos blancos y uniformes escolares. Ómnibus con más frecuencias. Más pasajeros. Más colores. Más risas. Todo hizo de San Miguel de Tucumán un día inolvidable. Comenzaron las clases. El paisaje cotidiano fue distinto.

Miles de chicos inundaron las calles de la capital tucumana.

En las vacaciones parecía tan lejano el inicio del ciclo lectivo. Sí, hasta el sábado pasado anduvieron correteando con las bombuchas. Pero como todos los años la escuela "llegó " y , ayer la ciudad fue despertada e invadida por guardapolvos blancos y uniformes de colores.

En una ciudad donde el comportamiento de sus habitantes hace que los días, casi siempre, tengan más grises que blancos, tuvo un lunes distinto. Las protestas, marchas, agresiones, mal humor que son monedas corrientes en la Ciudad Histórica, ayer no existieron o no se notaron.

Abuelos, padres, tíos, hermanos tuvieron su “primer “ día de clase. En muchos hogares las luces se encendieron más temprano que de costumbre. La ansiedad de los alumnos primerizos o “experimentados”, el guardapolvo, los útiles nuevos, el orgullo de estudiante, transformaron al lunes en un día deseado.

Amaneció con un cielo limpio, el cerro en todo su esplendor, el sol casi ni molestaba. Todo tenía un sabor distinto. Ese que solo sabe darle, las caritas de los reyes de la casa, que aún con remilgos y rezongos, se levantaron y hasta desayunaron.

Incluso el chofer del ómnibus estuvo distinto. No renegó con las monedas, ni los pasajeros. Parecía que transportaba a uno de sus hijos. Solo pedía como siempre, “correrse más al fondo”.

En todos los ambientes, de la ciudad, había una energía positiva y contagiosa. Esa que sólo los inocentes transmiten. Ojalá muchos las hayan aprovechado.

Daniel A. Villalba