La Junta Electoral Provincial (JEP), determinó que ante el incumplimiento de la Legislatura en dictar una Ley interpretativa y reglamentaria de las disposiciones, se utilizaría la ley electoral anterior y en forma supletoria el código nacional. Todo esto deja a las claras que el nivel de improvisación con el cual cumpliremos con el próximo acto electoral, será espeluznante. Escribe Marcelo E. Torres
El sistema le otorga un amplio margen de maniobra al actual oficialismo, mientras la oposición navega hacia la nada.
En las elecciones provinciales de agosto 2007, estrenaremos una nueva variante de ingeniería electoral, “el acople”. Esta nueva modalidad de búsqueda de apoyo de las listas de candidatos de los cuerpos colegiados para con los candidatos de los poderes ejecutivos, surge a partir de la eliminación de los sub-lemas y como alternativa de las cúpulas de poder partidarias, para tratar de asegurar el status quo y calmar la demanda de espacios electorales de los dirigentes intermedios, con el fin de hacer disminuir la migración de dirigentes que, luego de perder oportunidades en las internas, volatilizan los votos de sus seguidores hacia fuerzas opositoras.
Como las modificaciones que
aporta este nuevo sistema, abarcan desde la construcción de las listas, pasando
por la interpretación de las disposiciones electorales e incluyendo el
comportamiento matemático del sistema, el artículo se hace extenso, por lo
tanto lo dividiré en tres o más partes.
Los frentes y el alcance de los posibles acoplados
La disposición nº 12 del artículo 43 de la Constitución provincial, estipula la posibilidad de un acuerdo entre partidos, frentes y/o alianzas, para que el candidato a Gobernador y Vicegobernador de un partido, frente o alianza, sea postulado por otro partido, frente y/o alianza; es decir, dos listas distintas de legisladores, pueden llevar los mismos candidatos a Gobernador y Vice. En la misma disposición, se estipula en igual sentido para la relación entre Intendentes y las correspondientes listas de concejales.
Explicando con un ejemplo, esto
sería: en un escenario electoral donde se presenten los partidos A, B, C, D, E
y F, pueden constituirse en un frente ABC, los tres primeros y en un frente EF
los dos últimos, quedando el partido D con alternativas para elegir una
estrategia electoral. Pero clarifiquemos primero, la lista de legisladores del
frente ABC y EF son las listas oficiales de sus respectivos frentes y el
partido D tiene la opción de solicitar a alguno de los dos frentes, la
posibilidad de armar una lista distinta de legisladores, pero salir apoyando en
la misma sábana a la fórmula Ejecutiva de alguno de los otros frentes. De esta
forma el partido D presenta su propia lista a legisladores, pero renuncia en
forma expresa a competir por cargos ejecutivos, la renuncia es expresa, pues la
solicitud y aceptación del “acople” se hace por escrito entre los interesados y
dicho escrito se presenta ante la
Junta Electoral.
Una de las consecuencias de todo
esto, sería el hecho de que una fórmula de cargos ejecutivos, tendría dos
listas de legisladores que la apoyarían, pero al mismo tiempo competirían entre
sí, por dichos cargos. Otra cuestión, sería el hecho de que ninguno de los
partidos que forman el frente ABC, por ejemplo, podrían presentar otra lista de
legisladores propios.
Las matemáticas, si importan
La otra gran diferencia con el
sistema de sub-lemas, o de doble voto simultáneo (nombre técnico correcto), es
el comportamiento matemático. Los sub-lemas sumaban todos a un mismo numerador
para luego repartir la cantidad de bancas que se llevaría el lema; pero en el
acople, cada lista se transforma en un lema, por lo tanto los votos de cada
lista de legisladores, se divide para definir las bancas que se lleva cada una.
De esta forma, la aplicación del sistema D’ Hont, arroja un resto que es inútil
para sumarlos y tratar de conseguir una banca.
Esto trae aparejado que cuando
una fórmula de Gobernador y Vice lleve más listas “acopladas”, serán más los
restos inútiles y ante una estrategia contraria de pocas listas (estipulo en
tres, el ideal), se perderían bancas con respecto al oponente; aunque, si la
fórmula más poderosa no puede achicar la cantidad de listas acopladas, no es
mala estrategia “dividir” a los oponentes en varias listas, así igualadas las
estrategias, se potencia nuevamente la fórmula poderosa y se baja el “piso”
(cantidad de votos mínimos para conseguir una banca).
La interpretación
Por último dejo la cuestión de la
interpretación que se le debe hacer a los claroscuros de las disposiciones. La
Junta Electoral Provincial (JEP), determinó
que ante el incumplimiento de la
Legislatura en dictar una Ley interpretativa y reglamentaria
de las disposiciones, se utilizaría la ley electoral anterior y en forma
supletoria el código nacional. Todo esto deja a las claras que el nivel de
improvisación con el cual cumpliremos con el próximo acto electoral, será
espeluznante. Esta improvisación no les cabe sólo a las instituciones
encargadas de administrar el acto, sino que también los actores políticos de la
oposición, demuestran día a día, lo arrebatado de sus decisiones, dejando un
amplio margen de maniobra al oficialismo, el cual, a su vez, parece ser el
único que sabe bien lo que más le conviene.
El pragmatismo para desarrollar la ingeniería electoral, lo acapara el oficialismo; mientras tanto la oposición sigue dando muestras de incapacidad a la hora de los consensos y de la elaboración de proyectos abarcativos hacia el pueblo.
Por Marcelo E. Torres
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