Fue vapuleado en Madryn por Guillermo Brown que lo goleó 4 a 0 dejándolo al borde de la eliminación. Todas las expectativas puestas en este equipo se cayeron a pedazos en la fría mañana patagónica ante la evidente superioridad de un rival que había clasificado agónicamente. Sólo un milagro podrá salvar al Decano en la revancha que se jugará el próximo domingo.
Otra vez el karma de los playoffs dejó a Atlético en esa línea que no pueda pasar desde hace tantos años.
Una vez más ese puñado de hinchas que desafió al frío y la distancia, más los que lo siguieron por televisión, quedaron sin poder creer lo que veían y envueltos en esa fea sensación de estar en presencia de una "película que ya vieron". Otra vez la desazón vuelve a apoderarse de los corazones de una hinchada que merece mucho más que el tener que rezar y ninguna necesidad de tener que esperar un milagro.
Con una lección de fútbol Guillermo Brown le dio un tremendo cachetazo a la esperanza y, prácticamente, liquidó la serie aún cuando falta jugarse la revancha.
Ya si era un partido difícil por enfrentar a un rival que registra un impresionante récord de partidos invictos en su cancha -con éste 45- ni qué decir ahora que en el Monumental Atlético tendrá que conseguir una diferencia mayor a cuatro goles para pasar a la semifinal.
El partido no deja mucho para el análisis, más que destacar la tarea del equipo patagónico. Diego Giménez, en dos oportunidades, Javier Rodas y Ricardo Vera fueron los autores de los goles con que Brown despachó al Decano tucumano. La diferencia pudo haber sido mayor sino fuera porque el local decidió regular el partido.
Un verdadero dolor de cabeza tendrá en la semana el técnico Jorge Solari para buscar la solución que le permita revertir este durísimo traspié. No serán muchas las opciones ni tampoco será demasiado el tiempo que tendrá el Indio para conseguir la proeza de dar vuelta un resultado que no estaba en los planes de nadie, ni siquiera del propio Brown.
Será a cancha llena, porque el pueblo Decano sabe que la esperanza es lo ultimo que se pierde, porque hay plantel y hay equipo como para lograrlo pero por sobre todas las cosas, gracias a Dios, el fútbol no tiene lógica.
Guillermo Dante Villalba
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