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AMPLIARCharles Chaplin, enloquició ante tanta explotación.

Cine en DVD, Tiempos Modernos, Charles Chaplin

Una de las mejores películas de todos los tiempos. Realmente una obra de arte del cine mudo. En ella se refleja un alto contenido social. Da cuenta de la peor crisis económica de EEUU. Critica desde una visión humanista lo atroz del sistema capitalista.

Ultima película en la que Chaplin interpreta a su personaje Charlot.

Ficha Técnica

EE.UU., 1936. Director, productor, guión y música: Charles Chaplin. Porducción: Charles Chaplin Productions para United Artists. Fotografía: Rollie Totheroh y Ira Morgan, en b/n. Dirección artística: J. Russell Spencer y Charles D. Hall. Montaje: Willard Nico y Charles Chaplin. Duración: 87 minutos. Intérpretes: Charles Chaplin (Obrero), Paulette Goddard (Joven huérfana), Henry Bergman (Propietario del café), Tiny Sandford ('Big' Bill), Chester Conklin (Mecánico), Hank Mann (Ladrón), Stanley Blystone (El padre de la joven huérfana), Allan Garcia (Presidente de la compañía), Richard Alexander (Cellmate), Cecil Reynolds (Ministro), Mira McKinney (La esposa del ministro), Murdock MacQuarrie (J. Widdecombe Billows), Wilfred Lucas (Oficial joven), Edward LeSaint (Sheriff Couler), Fred Malatesta (Camerero jefe), Sammy Stein (Operador de la turbina), Ted Oliver (Ayudante de Billows).

Es importante tener en cuenta los momentos históricos que se vivían en aquellos años. EEUU atravesaba la peor crisis de la historia. Desde el Siglo XIX los hombres de negocios y los economistas aceptaban la existencia de las ondas y los ciclos, largos, medios y cortos, de la misma forma que los campesinos aceptan los avatares de la climatología. No había nada que pudiera hacerse al respecto: hacían surgir oportunidades o problemas y podían entrañar la expansión o la bancarrota de los particulares y las industrias. Sólo los socialistas que, con Karl Marx, consideraban que los ciclos eran parte de un proceso mediante el cual el capitalismo generaba unas contradicciones internas que acabarían siendo insuperables, creían que suponían una amenaza para la existencia del sistema económico. Existía la convicción de que la economía mundial continuaría creciendo y progresando, como había sucedido durante más de un siglo, excepto durante las breves catástrofes de las depresiones cíclicas. Lo novedoso era que probablemente por primera vez en la historia del capitalismo, sus fluctuaciones parecían poner realmente en peligro al sistema.

En 1932 el 25% de la sociedad activa estaba en paro y quebraron numerosas empresas. En general hubo una crisis fortísima que afectó sobre todo a las capas más bajas de la sociedad. Las condiciones de vida eran lamentables. De ciertas condiciones y derechos que habían conseguido los trabajadores en la década anterior, se perdieron de golpe muchas atribuciones. Y estos sucesos desencadenaron una grave crisis social. Porque la población perdió la esperanza, las calles estaban llenas de desolación. No había trabajo, y el que tenía la suerte de tenerlo era en condiciones infrahumanas, no muy diferente a las actuales.

En este contexto y a diferencia de muchos directores de la época Chaplin, reflejó en sus obras los problemas que aquejaban a los sectores más desprotegidos de la sociedad, fundamentalmente con su entrañable personaje Charlot. Así lograba que sus películas siempre sean polémicas y acusadoras. Males y miserias atraviesan todos los filmes de Chaplin, utilizando el humor como arma corrosiva. De esta manera en los rodajes, se aprecia una alta crítica social, que pone en jaque al sistema. El humor, una herramienta sumamente inteligente, le permitió a este genio "decir", con el lenguaje universal de la pantomima, cosas que quizás de otra manera no hubiera podido hacerla.

Un sentido crítico y reflexivo sobre hechos concretos se vislumbra en cada una de sus obras. Siempre persiguió la idea de que una vida mejor era posible, llenando de una ternura maravillosa a sus personajes. Sin duda conocedor como pocos de la psicología del hombre.

Además es importante saber que Chaplin tuvo una infancia demasiado pobre, en alguna oportunidad su hermanos Sidney escribía, “Vivíamos en una miserable habitación y a menudo nos encontrábamos sin nada que comer; Charlie ni yo teníamos zapatos. Recuerdo todavía que nuestra madre se quitaba los suyos para prestárnoslo a uno de nosotros, cuando teníamos que ir a mendigar la sopa popular, única comida que recibíamos todo el día.” Esto da cuanta que Chaplin sufrió en carne propia la miseria producida por el capitalismo.

Lo dicho por su hermanos se refleja, claramente, en su película del año 1931, The Kids.

Más allá de todo esto, cuando se filma Tiempos Modernos el cine sonoro era un hecho, esto trajo aparejado algunas polémicas. Chaplin declaraba una noche en casa de H.G. Welles “No creo que la palabra sea necesaria, estropea el arte como lo haría una estatua pintada. El cine es el arte de la pantomima, que también puede producirse en el teatro. Con la palabra no habrá ya lugar para la imaginación”.

Como verán no es poco lo que se puede decir sobre el contexto en el que se realizó Tiempos Modernos. Cada escena está hecha con una sutileza perfecta.

El argumento, un obrero de una fábrica con maquinarias super sofisticada sufre la explotación propia del sistema capitalista, se termina convirtiendo en una máquina, gracias al maltrato laboral. Producto del estrés y las tensiones que todo eso implica se vuelve loco. Con una destreza magistral despliega con pasos de bailes y saltos acróbatas escenas de una gracia superlativa. Sale del lugar, y luego de agitar un trapo rojo es encarcelado por rebelde, sufriendo peripecias dentro de la cárcel.

Al salir se encuentra con una mujer, antes ya se habían conocido. Una joven huérfana que había huido de un orfanato. El, consigue trabajo como guardia de unos almacenes. Las autoridades encuentran a la que debía ser recluida, huyen y terminan bailando en un bar. Escena que Chaplin aprovecha para burlarse del cine sonoro, haciendo una versión personal de la canción de Leo Daniderff titulada "Le cherche apres Titine”. Charlot olvida la letra, mezcla varios idiomas y el público queda complacido ante semejante despliegue. Así demostraba lo universal en  lenguaje de la mímica, en contraposición con el cine habaldo.

Termina la película con ellos caminando por una larga ruta, tomados de la mano, con una imagen llena de humanismo y una ternura excepcional, demostrando que las cosas pueden ser mejores.

Realmente un peliculón para ser disfrutada, reírse a carcajadas y también, reflexionar sobre un salvaje sistema que desde, practicamente, dos siglos nos está matando. Hasta la próxima.

Bibliografía consultada

Historia del Siglo XX, Eric Howsbawn, Crítica, 1998.

Miradas de Cine, Arantxa Bolaños, Número 35, 2005,www.miradas.net

Histora del Cine, Gubern Roman, Lumen, 1985.

Sebastián Ganzburg
sebaganzburg@gmail.com