El anuncio fue realizado por el Juez Federal Nº 2, Mario Racedo, durante una conferencia de prensa, durante la mañana de ayer. En ambos casos “corresponde efectuar el cotejo de ADN de las piezas óseas halladas, las que podrán o no, concluir en la determinación de la identidad de las mismas”, según el informe. El Pozo de Vargas funcionó como fosa común. Arsenales, además, fue un CCD.
Pozo de Vargas
El Pozo de Vargas es un viejo pozo de agua tapado con escombros y perdido entre la maleza en el presente. Está ubicado en una finca de citrus a la altura del nº 4500 de la avenida Francisco de Aguirre. Su dueño es de apellido Vargas por lo que toma ese nombre el pozo. Ahora hay una villa miseria que llega hasta el frente del pozo pero hace más de 30 años la última casa estaba como a doscientos metros y la zona era en general despoblada. Pasa una vía del Ferrocarril General Belgrano por el costado sur, como a 40 metros del pozo.
Arsenales
La sigla L.R.D. pretendió ser un eufemismo (Lugar de Reunión de Detenidos) pero su funcionamiento demuestra la existencia de un atroz campo de concentración. El campo estaba ubicado en la Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga de la 5ª Brigada de Infantería del Ejército, sobre ruta nacional 9, cuando era su Comandante y gobernador de la Provincia el General Antonio Domingo Bussi. Alojó “masivamente” a “desaparecidos”. Diversos testimonios coinciden en que la capacidad “prevista” habría sido de 80 personas, aumentando este número cuando se alojaba a las víctimas en los “pasillos”.
El Juzgado Federal Nº 2 de Tucumán, a cargo de Mario Racedo, brindó, ayer, un informe sobre la investigación en las causas Pozo de Vargas y Arsenales, ya que se encontraron restos óseos humanos. Ahora resta determinar si pertenecen a personas desaparecidas durante la última dictadura militar.
Lo más importante de los hallazgos es que aparecieron restos de los cuerpos de personas asesinadas en los numerosos delitos por crímenes de lesa humanidad cometidos en Tucumán durante la última dictadura militar. En este caso es parte de las investigaciones de las causas Pozo de Vargas y Arsenales. Sin embargo, se relacionan con varias de las causas sobre personas desaparecidas en la provincia ya que ambos lugares funcionaban como fosas comunes. Con la diferencia de que Arsenales, además, era un centro clandestino de detención. El destino final de muchas de las víctimas.
La
causa Pozo de Vargas se inició el 13 de febrero del 2002 mediante una noticia
que da cuanta que en ese lugar, se depositaron cuerpos de víctimas de la
represión. En testimonios de vecinos
aseguran no solamente haber visto diariamente pasar los camiones sino que
muchos, vieron cadáveres arrojados o colgando del brocal del pozo.
Las investigaciones en Pozo de Vargas continuaron, pero de forma interrumpida hasta la actualidad. En el 2006 por primera vez se hallan restos humanos. “En el 2010, entre enero y febrero, el Grupo Interdisciplinario de Antropología y Arqueología de Tucumán (GIAT) y otros peritos, concretaron 10 extracciones con restos óseos humanos y material asociado. En la actualidad la profundidad de la excavación alcanza los 30 metros”, expresa en su informe el juez Racedo.
Por otra parte, la causa Arsenales se inició en el 2005, a raíz de las denuncias realizadas por ‘Familiares de Desaparecidos de Tucumán’. Desde entonces, se está investigando en la zona, al igual que en la causa anterior de forma interrumpida por cuestiones técnicas. Sin embargo, el 31 de marzo del 2011 “en uno de los sectores explorados, en las inmediaciones del Galpón Nº 9, se hallaron restos óseos fragmentados quemados y calcinados compatibles con restos humanos, asociados a madera quemada, cenizas y pedazos de carbón”, asegura el texto.
Este lugar alojó “masivamente” a “desaparecidos”. Diversos testimonios coinciden en que la capacidad “prevista” habría sido de 80 personas, aumentando este número cuando se alojaba a las víctimas en los “pasillos”. Además era, en muchos casos el destino final de muchos detenidos desaparecidos. La ruta casi siempre era Jefatura de Policía y luego Arsenales, del que casi nadie salió vivo.
En ambos casos “corresponde efectuar el cotejo de ADN de las piezas óseas halladas, las que podrán o no, concluir en la determinación de la identidad de las mismas”, finaliza el juez Racedo.
Sebastián Ganzburg
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