Según la declaración, de ayer, de Gerardo Romero, esposo de una de las víctimas, quien además vivía en la casa donde ocurrió el hecho, el fusilamiento de las cinco personas no tardó más de 15 minutos. Además aclaró que “en la casa no había armas” por lo tanto no se puede hablar de enfrentamientos. También declaró Alejandra Romero Niklison hija de la víctima. Hoy continúa el juicio con el testimonio de seis testigos, el de Clemente el más esperado.
El tercer juicio por crímenes de lesa humanidad que se
desarrolla en Tucumán, tiene una particularidad interesante. El cuarto juez,
José María Pérez Villalobo, tiene constante participación durante la audiencia.
Algo poco común en Tucumán.
Según explicó el secretario de Derechos Humanos del TOF,
Mariano García Zavalía, en nuestra provincia los jueces tienen la práctica de que
en las audiencias solo participan las partes en el debate oral. Una postura
contraria a la adoptada en Córdoba (de donde procede Pérez Villalobo), donde
los miembros del Tribunal participan con frecuencia.
Según la ley el cuarto juez puede preguntar durante las audiencias, pero no participa de las decisiones del Tribunal. Esta duda fue planteada por el Defensor Oficial, Ciro Lo Pinto, quien quedó atónito ante el protagonismo que de a poco va adquiriendo Pérez Villalobo. Siempre con preguntas destacadas.
Durante la jornada de ayer en la causa Romero Niklison donde están imputados los genocidas Menéndez y Albornoz, declararon cuatro testigos. Gerardo Romero, marido de María Alejandra Romero Niklison, asesinada ese 20 de mayo de 1976, su hija también llamada Alejandra, quien además es abogada, entre los testimonios destacados.
La vivienda donde sucedió el ataque estaba ubicada en Azcuenaga 1816 en el barrio Echeverría. Allí vivían Gerardo Romero y su mujer Alejandra.
"El Ejército sostuvo que hubo un enfrentamiento armado, pero en el lugar no había armamentos. Los compañeros fueron directamente fusilados y sin posibilidades de defensa", señaló Romero al declarar ayer ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán.
El tribunal, integrado por los jueces Gabriel Casas (quien preside), Carlos Jiménez Montilla y Luis López, procurará determinar la responsabilidad del ex titular del Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez y del otro imputado, el ex comisario Roberto Heriberto Albornoz, en el hecho ocurrido el 20 de mayo de 1976.
Durante el relato, Romero sostuvo que "en la casa no había túneles ni armamentos ni municiones, sólo había un depósito camuflado donde había documentación, libros y revistas que teníamos prohibido leer los argentinos en esa época".
Sin embargo según un acta realizada por la policía, ese mismo día a las 12.30, se encontraron varias armas, municiones, entre otras cosas.
Producto de una pregunta del abogado querellante Guagnini saltó una contradicción de ese escrito que asegura que hubo enfrentamiento, sin embargo aclara que las armas secuestradas estaban cargadas.
El testigo, quien ahora es artesano, recordó que "ese día había una reunión política en mi casa y yo salí con mi hija Alejandra, que tenía un año y ocho meses, porque debía encontrarme con un compañero para una reunión de control que hacíamos habitualmente".
"Era un reunión rápida, pero me demoré en volver porque mi compañero se quedó sin nafta en el auto y lo llevé a una estación de servicio para que compre combustible", señaló. ¿Cuánto tiempo tardó en regresar?, le preguntó más adelante el cuarto juez, José María Pérez Villalobo. “15 minutos”, respondió el testigo.
“Se estaba realizando reunión política de pautas de trabajo con compañeros de Montoneros. Me demoro porque un compañero se quedó sin nafta. Regreso por Viamonte hacia el norte. Veo soldados que avanzaban cuerpo a tierra. Un vecino me advierte de lo ocurrido y me aclara que a uno lo mataron llegando a la iglesia ( por Saavedra Lamas)”, continuó.
“Vi gente del ejército, en cuanto a la fuerzas policiales estaba seguro que se trataba de la patota policial que nunca estaba uniformada. No los identificaba individualmente pero los había visto actuar muchas veces. Por el armamento pesado y forma de moverse eran ellos”, sostuvo.
"Yo no vi lo que pasó, pero por los relatos que escuché se trató de una ejecución, sin darles posibilidades de defensa", dijo.
El testigo contó que al ser asesinada, su esposa María Romero Niklison estaba embarazada de cinco meses y que él decidió enviar a su hija a Santa Fe, donde fue criada por su cuñada.
También señaló que conoció a su esposa cuando ingresó a Montoneros militando en la Universidad Nacional de Tucumán.
Durante la jornada también declaró María Alejandra Romero Niklison, que actúa como querellante en la causa y es hija de María Romero Niklison, una de las víctimas.Contó que al suceder el ataque era muy pequeña pero que con el tiempo fue conociendo detalles de lo sucedido por el relato de amigos y vecinos (Ver aparte).
En la casa de la familia, ubicada en el barrio Echeverría, de la capital tucumana, el 20 de mayo de 1976, María Romero Niklison mantenía una reunión con otros cuatro militantes de la organización Montoneros.
De acuerdo con constancias del expediente, fuerzas conjuntas del Ejército y de la policía provincial tomaron por asalto la casa y, simulando un enfrentamiento, asesinaron a todos quienes allí estaban.
A las 9.30 se reabre la audiencia
Están citados seis testigos, entre los que se destaca el ex policía Clemente, quien ya declaró el año pasado en la causa “Jefatura de Policía”. Aquella vez reconoció que fue obligado por los secuestradores a marcar personas conocidas. Además explicó que a la documentación presentada la mantuvo durante varias décadas oculta entre escombres y dijo que nunca los revisó por lo tanto no conoce su contenido.
También prestarán testimonio Cristina Barrionuevo, Patrica Romero; prima de María Alejandra Romero Niklison, querellante, la señora de Bordón, entre otros.
Sebastián Ganzburg
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