La fabricación de papel en Argentina origina aproximadamente 8000 m3/mes de residuo bajo la forma de barro.
El mismo está compuesto en un 50 % por agua, un 33 % corresponde a fibra celulósica muy corta , motivo por el cual no es posible reciclarla para la producción de papel, y un 17 % de sólidos varios, entre los que puede identificarse arena, cenizas, papel con tinta, etc.
Dado que existen antecedentes internacionales del empleo de pulpa de celulosa en la fabricación de hormigones pero que no se contaba con experiencias locales, en el laboratorio de Tecnología del Hormigón de INTI-Construcciones, se desarrolló una proyecto de evaluación inicial que incluyó la formulación de pastas cementicias con diferentes porcentajes de residuo. Se realizó, en una segunda etapa, un trabajo acerca de la posibilidad del uso de este material de desecho para la aplicación en bloques de hormigón orientado al desarrollo sustentable en la construcción.
Para ello, se diseñaron distintas mezclas de hormigones que podrían aplicarse a la producción de bloques para la confección de muros. La evaluación realizada abarcó la caracterización tanto en estado fresco como endurecido, con determinación de la resistencia a la compresión, densidad y contracción por secado. Una de las ventajas obtenidas con la adición del barro fue la disminución de la densidad de la mezcla, situación que permite obtener mejoras en las propiedades de aislamiento térmico de hormigones o morteros.
Una vez optimizadas las formulaciones de las mezclas definitivas, se debería proceder a la elaboración de prototipos de bloques en las condiciones reales de trabajo, es decir, en una fábrica ajustando la producción para obtener una partida sobre la que se determinaría el cumplimiento de los requisitos de acuerdo con la normativa correspondiente, en especial las que se relacionan con el confort habitacional. Es imprescindible vincular a las empresas que se ocupan de la disposición de los residuos con los fabricantes de premoldeados para dar los primeros pasos en el estudio de la prefactibilidad.
A partir de la tercera fase de estudios que abarcaría la determinación de las propiedades de los elementos constructivos, se lograría un argumento técnico sobre la viabilidad de disponer de estos residuos en la fabricación de mampuestos, abaratando el costo de los mismos y solucionando el enorme problema que representa para el medio ambiente y las empresas productoras de papel.
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