Cuando el IPLA (Instituto provincial de lucha contra el alcoholismo) fue creado por ley el 10 de noviembre de 1994, regía en Tucumán lo que solíamos llamar Democracia y se practicaba todavía algo conocido como Estado de Derecho. Lejos está hoy la realidad tucumana de ello.
Este ente autárquico que nació con la finalidad de prevenir el alcoholismo se vio desvirtuado en una suerte de dictadura en contra de comerciantes y ciudadanos que ven constantemente violados todos sus derechos –al comercio, al esparcimiento y llegando a situaciones totalmente antidemocráticas como allanamientos sin órdenes de juez competente- sólo hace falta leer los diarios de los últimos días para ver imágenes que nos traen horribles recuerdos de épocas nefastas de la dictadura militar en donde la represión violenta y sin motivos era una política de estado justificada.
Yo me pregunto ¿Dónde están las campañas educativas y la recuperación de los enfermos?; funciones que enumera la ley 6600 por la cual se creó este organismo y que por lo visto nadie se percató. ¿Qué es lo que buscan, la prevención o la represión? Me parece que solo lo ultimo, al fin de cuentas después de rentas esta es una de las cajas recaudadoras más eficientes y coercitivas del gobierno.
Pedro Albornoz Piossek
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