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Ciudadanos Independientes mira hacia el futuro

Desde Ciudadanos Independientes debemos realizar una profunda autocrítica, comenzando por admitir que la derrota en las últimas elecciones debe ser tomada como una exhortación de la sociedad.

Luego de la reflexión, cuando sepamos dar la razón de nuestros desaciertos, trabajar para ser una opción fuerte y creíble.

Tenemos que dejar de esperar que mane el descontento del pueblo sobre la gestión del oficialismo, demostrar que somos más que un sector meramente discrepante y convertirnos en un verdadero partido político, con una estructura de efectivo control de gobierno que permita contener a parte de la sociedad que reclama eficiencia.

Pues bien, somos un partido político y resulta lógico que tengamos una vocación de poder que nos permitirá acercarnos a esa eficacia, porque es desde allí donde mayor valía puede tener nuestra gestión.

Ciudadanos Independientes tuvo escaños legislativos y concejalías que no supimos aprovechar para fortalecernos y crecer. ¿Cómo nos recuperamos?, trabajando con inteligencia e imaginación sustentadas en la militancia partidaria; haciendo llegar nuestras propuestas a aquellos sectores a los cuales no supimos ganar o seducir, y que no son otros que los más populares. Eso sí, sin populismos ni demagogia.

Debemos dejar de participar en forma anárquica como meros dirigentes de café, generar los espacios para que surjan los dirigentes de acción y gestión que salgan a persuadir la participación de la ciudadanía.

Por ello afirmo que mi gestión no será sólo una transición, sino de consolidación de las estrategias que nos permitan la conquista de nuevos sectores.

Por otra parte, debemos preguntarnos por qué el oficialismo obtuvo semejante cantidad de votos. Aquí no existe ni un líder ni un caudillo ni mucho menos un estadista. El contraste estuvo en la utilización de una estructura clientelar que se institucionalizó en el Estado, en la diferencia de recursos.

Pero no obstante el espectacular triunfo, la estructura oficial descansa sobre un cimiento de debilidades humanas que no es otra que la explosiva combinación de la carestía de los humildes y las apetencias personales de los políticos y de lo que más poseen.

¿Qué será de este gobernante cuando se termine la bonanza económica?, ¿cómo contendrá a estos sectores clientelares que él alimentó, sino existen trabajos genuinos? En nuestra provincia no hubo una sola inversión de los sectores productivos foráneos, y sabido es que el índice de desocupación se dibuja con los planes sociales.

Opino que el Sr. Gobernador no se diferenció mucho de lo que fue Domingo Bussi: un buen intendente. Siempre gobernó sobre la coyuntura, sin un plan de gobierno sustentable, con lo cual, finalmente, se desaprovechó una valiosísima oportunidad.

Respecto a toda la oposición que obtuvo una pobrísima captación de votantes, digo que más allá de que el gobernador se encargó de cautivar a los sectores de la oposición, dando lugar a nuevos fenómenos como la canevarización (léase panqueques) los restantes deberemos cargar con la culpa de no supimos dejar de lado el personalismo y tratar de solidificar compromisos con acuerdos programáticos entre todos, que permitan a cada sector mantener sus identidades políticas, buscando puntos de encuentro en vez de diferencias, porque hasta ahora se actuó con mesianismo dislocado dentro de un microclima electoral.

No sólo somos los propios diseñadores de nuestro destino, sino que tenemos la obligación de asumir las responsabilidades que como oposición nos toca. Debemos hacer todo lo posible para equilibrar el poder político, caso contrario el sistema republicano se resentirá y se generará incertidumbre por la falta de previsión jurídica.

La sociedad está descreída, y sino le trasmitimos signos de que hemos superado la etapa de atomización, el pueblo nos seguirá dando la misma respuesta.

Rubén López, abogado y presidente de Ciudadanos Independientes