El sacerdote Rubén Capitanio lo aseguró este lunes, al declarar en el juicio que se le sigue al ex capellán de la Bonaerense. Para el testigo, en esa época la cúpula eclesiástica “no mató, pero no salvó” a las víctimas de delitos de lesa humanidad, y que "por no haber salvado es responsable de esas vidas".
El sacerdote calificó como "incomprensible e incoherente" la actividad que desarrolló Von Wernich en los centros clandestinos de detención visitando detenidos y justificando la tortura.
El sacerdote Rubén Capitanio aseguró este lunes, al declarar
en el juicio al ex capellán Christian Von Wernich, que "con su silencio la
jerarquía de la Iglesia fue cómplice y no cumplió con su misión pastoral de
denunciar la situación de ilegalidad que se vivía" durante la represión
ejercida por la dictadura, y por ello pidió perdón.
Para Capitanio en esa época "la Iglesia no mató, pero no salvó" a las
víctimas de delitos de lesa humanidad y consideró que "por no haber
salvado es responsable de esas vidas".
Al final de su declaración agradeció al Tribunal porque consideró que este
juicio "es un servicio a la Iglesia porque nos ayuda a buscar la
verdad" y pidió perdón "a los familiares de todas las víctimas por no
haber sido la Iglesia que debimos ser".
Además, le dijo a los jueces que la actitud y prédica de Von Wernich había sido
"incomprensible e incoherente" porque había desvirtuado la misión
primordial de un capellán y agregó que no la encuentro "explicación a su
accionar, porque es muy confuso encontrar las razones que lo hicieron obrar de
esa manera.
"La Iglesia fue una madre que no buscó a sus hijos y llegó a prohibir en
muchos casos la reunión de familiares de desaparecidos en los templos",
recordó el sacerdote, que se desempeña como párroco en la localidad neuquina de
Centenario.
Durante la penúltima audiencia en el juicio que se realiza en el Tribunal Oral
Federal 1 de La Plata, Capitanio afirmó que "la Iglesia, escandalosa y
pecaminosamente, fue cercana a la dictadura porque no cumplió con el deber de
servicio a la vida".
"Tuvo la Iglesia durante la dictadura una conducta dolorosa y hasta que no
reconozcamos este comportamiento seremos una Iglesia infiel", sentenció el
sacerdote durante su declaración al Tribunal.
También fue crítico con el rol de entonces Vicariato castrense, hoy Obispado,
por ser "una institución bastante cuestionada".
"Cuando la muerte tuvo tanta fuerza hubiera sido fundamental que el
Vicariato castrense defendiera la vida y no fue así", sostuvo Capitanio.
Recordó que durante la dictadura la Iglesia "dio a conocer documentos
vergonzozos como el de mayo de 1976 cuando mencionó a los
detenidos-desaparecidos y pidió con miedo que se suavizara esta situación".
"Cómo se podían suavizar estos crímenes porque a los crímenes hay que
pararlos no suavizarlos", subrayó el sacerdote y agregó que ese es un caso
de "una prudencia muy parecida a la cobardía".
El sacerdote calificó como "incomprensible e incoherente" la actividad
que desarrolló Von Wernich en los centros clandestinos de detención visitando
detenidos y justificando la tortura.
"Su única misión pastoral tendría que haber sido la de denunciar esa
situación de ilegalidad, ya que así, por ejemplo, lo indica el documento de
Puebla, de 1979", sostuvo Capitanio.
En este punto explicó que la responsabilidad pastoral del sacerdote
"siempre está fundamentada en la doctrina de la Iglesia y entonces, en
este caso, el capellán, siempre debe estar al servicio del encarcelado, del
detenido".
Para explicar desde el punto de vista doctrinario la condena que merecen los
hechos imputados a Von Wernich, se remitió "a la enseñanza elemental del
catecismo de la Iglesia Católica que prohibe totalmente la tortura en ningún
caso y bajo ninguna justificación".
"Yo no sé cuáles son las justificaciones de Von Wernich para hacer lo que
hizo, pero hay un prinicipio moral de la Iglesia que dice que el fin no
justifica los medios, entonces nunca para lograr un fin se justifica un medio malo,
indigno o ignorante", destacó Capitanio.
Antes de abandonar la sala de audiencias, Capitanio agradeció "porque a lo
mejor alguno va a pensar que este juicio es un ataque a la Iglesia y yo quiero
decir que es un servicio a la Iglesia". "Esto nos ayuda como Iglesia
y también nos ayuda a buscar la verdad que necesitamos", sostuvo.
"Quisiera pedirles a las víctimas, y en los familiares a todas las
víctimas, perdón como Iglesia; también a las madres, a todos mis hermanos y a
todo nuestro pueblo que nos perdonen por no haber sido todavía la Iglesia que
debimos ser, ceca de los crucificados y no de los crucificadores",
expresó.
Capitanio le contó al tribunal que en 1970 fue compañero de seminario en La
Plata de Von Wernich pero que no tuvo relación con él. Y que en 1976, ya
ordenado sacerdote, tuvo que abandonar esta ciudad porque era perseguido por
los represores y se refugió en Neuquén, gracias a la ayuda del obispo Jaime de
Nevares.
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