La Presidenta agradeció ayer a sus pares que participan de la Cumbre de la Unidad América Latina y El Caribe "por el apoyo a nuestros reclamos" y refirió que "es un ejercicio de autodefensa”.
Además, aseguró que la Argentina "va a persistir, con vocación democrática y de pleno respeto al derecho internacional, en su reclamo" por la soberanía de las Islas.
Adelantó asimismo que el gobierno "va a adoptar en el marco de su
derecho nacional todas las disposiciones y todas las resoluciones que
tiendan a reafirmar nuestra soberanía sobre los archipiélagos del sur".
Argentina
logró en la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, en
Cancún, el apoyo de todo el bloque regional a través de las posturas de
los jefes, jefas de Estado y representantes de los 33 países
participantes.
Los presidentes de México, Chile, Bolivia,
Brasil, Venezuela, República Dominicana y Ecuador manifestaron en sus
respectivos discursos el apoyo al reclamo argentino.
Cristina,
al hablar ante sus pares, dijo que la postura argentina "no es un
capricho de esta Presidenta ni de los anteriores, es un imperativo de
la Constitución Nacional".
Recordó en ese sentido que en 1994,
con motivo de la reforma en la cual "tuve honor de ser convencional
constituyente en aquella oportunidad, quedó grabado en nuestra propia
Constitución la obligación por parte de todos los gobiernos la vocación
imprescriptible e irrenunciable para seguir reclamando y reafirmando
nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas".
Para Cristina "la
cuestión Malvinas no es solamente una cuestión que tenga que ver con
una disputa de soberanía sino que tiene que ver con lo que ha sido la
historia de la región, y por qué no del mundo, en los últimos tres
siglos".
La presidenta contó que "hoy nuevamente se ha instalado
una plataforma al sur de las islas, en clara violación a todas y cada
una de las disposiciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU),
que plantea algo más que una cuestión de soberanía, sino que nos
plantea como región la posibilidad cierta y concreta de que esto pueda
ser utilizado como un ejemplo, en un siglo XXI en donde la disputa de
los recursos naturales va a ser el gran escenario internacional".
En
ese sentido remarcó que "si el colonialismo caracterizó los siglos
XVIII y XIX, si el surgimiento de la ONU después de la Segunda Guerra
Mundial y el surgimiento de la Guerra Fría y la disputa ideológica
caracterizó el siglo XX, el siglo XXI va a ser sin lugar a dudas la
gran discusión sobre los recursos naturales de todos los que estamos
aquí sentados y de los que no estamos sentados aquí".
Más
adelante relató la historia de la invasión británica a las islas cuando
el 3 de enero de 1833 "la población argentina en nuestras Islas
Malvinas" fue invadida por Gran Bretaña y refirió que el 15 de enero
pasado "se cumplieron 177 años de primer reclamo que mi país hizo a la
Gran Bretaña para que restituyera a nuestro país nuestro legítimo
dominio".
Cristina señaló que "volvió a ser reserva de esto con
motivo de la Carta de San Francisco, cuando se conforma la organización
madre de Naciones Unidas, y allí, en la conformación de esta Carta, se
deja constancia y se reclama una vez más nuestra soberanía".
Y
reseñó que 20 años después, "en 1965, obtenemos por una resolución del
plenario de la Organización de Naciones Unidas (ONU) la obligación por
parte de ambos países de sentarnos a discutir nuestra soberanía,
teniendo en cuenta también los intereses de los habitantes de las
islas. A esa primera resolución del plenario de la ONU le siguieron
nueve resoluciones más del plenario, en igual sentido, prohibiendo
además tomar decisiones de carácter unilateral".
"Podría también
hablar de numerosas resoluciones del Comité de Descolonización, de
numerosas manifestaciones, declaraciones, de encuentros
internacionales, de todos los foros, en toda partes del mundo, pidiendo
precisamente a que se de cumplimiento a esta resolución de la ONU",
completó la mandataria.
Cristina apuntó contra el gobierno
militar argentino por la guerra de 1982 al referir que "aquella
decisión agónica de una junta militar que se veía totalmente
acorralada, fue funcional a lo que sin duda era una decisión que se
había tomado, independientemente de cual fuera la actitud de aquellos
militares".
Y señaló que "a partir de la experiencia que había
significado que la guerra de la dictadura miliar se creyó que era un
problema de formas la vinculación con Gran Bretaña, y que entonces
habían sido los malos modales de unos militares los que había provocado
el endurecimiento y la pérdida de poder para poder sentarse a una mesa
de negociaciones".
Recordó que en aquella época los argentinos
"no sólo no podíamos elegir sino además éramos o encarcelados o
desaparecidos", y aclaró que "no me puedo hacer cargo de los períodos
de la historia y nadie puede pretender que los argentinos, en sus
grandes mayorías violentados por esos gobiernos dictatoriales, nos
hagamos cargo de lo que sucedió en esas etapas".
Subrayó que
eran "gobiernos que eran prolijamente reconocidos por todos los países
civilizados y democráticos del mundo, menos por sus propios ciudadanos".
Cristina
indicó que "desde 1965 hasta ese episodio no pudimos lograr sentarnos
formalmente a discutir la soberanía y luego del advenimiento de la
democracia, y fundamentalmente durante los años ’90, surgió otra
política que recibió mis críticas internas".
"Pero que debo
reconocer -aclaró- a la luz de la mirada y de la perspectiva histórica,
que tal vez intentó como una contrapartida a aquella actitud de los
militares de ensayar una política diferente, de acercamiento, de
cooperación, que se denominó en algún momento de seducción".
Refirió
que "se llegó a un acuerdo en materia de manejo de hidrocarburos, hubo
una declaración de cooperación conjunta para actividades off shore, el
27 de septiembre de 1995, y era la primera vez que se sentaban para
abordar un acuerdo de cómo tratar en forma conjunta y cooperativa
recursos naturales no renovables".
"A los cinco días esa
declaración fue violada porque Inglaterra interpretó unilateralmente
que la única área que podría tener cooperación conjunta eran los 21.000
kilómetros cuadrados que ellos determinaban y no los 43.000 kilómetros
cuadrados que constituyen la zona que podemos denominar de disputa de
soberanía", añadió la Presidenta.
Cristina relató que "siguieron
las reuniones conjuntas, ocho en total, la última en 2000, sin que en
ningún momento y en ese lapso pudiéramos lograr desde 1965 hasta 2007
ninguna actitud de discusión, tal como marca la ONU, y en 2007 se dio
por finalizado este ejercicio por evidente incumplimiento".
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