Un nuevo capítulo de esa larga historia, que hace mucho comenzó denominándose "París-Dakar" y que este año la bautizaron como "Dakar Argentina-Chile 2010", terminó de escribirse ayer, esta vez con varios argentinos como principales protagonistas.
Rrécord de participantes en esta parte del planeta.
Finalizó la odisea, la aventura, el desafío, y la competencia que, en
esta edición Nº 32 de la carrera más larga, difícil y dura del mundo,
el "Dakar" (a secas), por 1¦ vez un argentino, Marcos Patronelli, en
cuatriciclos, anotó su nombre entre los campeones, junto al del español
Carlos Sainz en autos; al del francés Cyril Despres en motos y del ruso
Vladimir Chagin en camiones.
Sin lugar a dudas, este año la
prueba marca un hito dentro del historial del Dakar, que por 2º vez
visita tierras sudamericanas, con un récord de participantes de esta
parte del planeta, los que muy difícilmente se anoten nuevamente en
esta cantidad, si la competencia retorna, como en sus inicios al
continente africano.
Para los habitantes de este país, también
cobra una importancia singular porque dos argentinos, y a su vez
hermanos, como el caso de Marcos y Alejandro Patronelli, lograron subir
a los dos primeros escalones del podio en cuatriciclos, lo que por
única vez (y ojalá se repita), se da en esta competencia.
Ambos
pilotos prometieron reincidir en 2011, ya sea que la carrera se dispute
nuevamente por Argentina y Chile, o vaya a otras tierras lejanas, donde
con una mayor experiencia, preparación y logística buscarán un nuevo
triunfo en esta categoría, como seguramente ocurrirá con algunos otros
representantes nacionales, como el caso de Orly Terranova, el mejor en
autos.
Asimismo, es la primera vez que se da una lucha tan
cerrada en la competencia en la categoría autos, y nada menos que entre
dos compañeros de equipo, como lo ocurrido entre el español Carlos
Sainz, y en qatarí Nasser Al Attiyah, quienes terminaron con la menor
ventaja entre sí (2m. 12s.) de todas las ediciones del Dakar.
Fueron
9.030 kilómetros luego que el pasado 1§ de enero, 362 esperanzas (44 de
ellas argentinas), partieran desde el Obelisco, en la capital
argentina, rumbo a lo desconocido, embarcados en la búsqueda de la
gloria, luego de 14 largas, duras y extenuantes etapas, a través de
médanos, ríos, pedregales y montañas de ambos países.
Además del
importante esfuerzo económico, hubo que soportar el intenso calor del
sol abrasador en medio del desierto; o el frío de las primeras horas en
la Cordillera de los Andes; el viento y la tierra; de muchas horas
arriba de un vehículo, con hambre y sed, y de dormir muy poco para
poder cumplir con el objetivo fijado.
También hubo que aguantar
malos momentos; la desazón por la egoísta actitud de un compañero de
equipo que no colaboró cuando y como debía; o la sanción aplicada que
para algunos fue injusta; el dolor por el abandono de un amigo o la
impotencia ante un duro accidente sufrido por otro competidor.
Muchas
esperanzas quedaron truncas por una falla mecánica, un imprevisto o una
mala acción conductiva que obligó al abandono, mientras que otras
cosecharon aplausos, vítores y alabanzas por un triunfo parcial, que
esperanzaba a seguir y llegar al final, y si era con una buena
posición, mejor aún.
Hubo vencedores y vencidos. Pero no solo
fueron los Patronelli o Terranova, los Argentinos que se destacaron con
un triunfo o una buena posición en la clasificación final, sino que
también fue una hazaña para los que pudieron completar la totalidad de
la competencia, más allá del puesto alcanzado dentro de las
subdivisiones que tiene cada categoría del Dakar.
Los argentinos
que finalizaron este "Dakar del Bicentenario", fueron en motos: Rodolfo
Bollero (30§); Pablo Busín (50§); Julio Quiroga (60§); Eduardo Alan
(70); Federico Cola (71); Martín Amengual (79); Gabriel Bottazzini
(81), y Sergio Pascual (86). 8 en total.
En cuatriciclos: Marcos
y Alejandro Patronelli (1§ y 2§); 6§ Halpern; 9§ Bernardo Graue; 10§
Daniel Mazzucco; 12§ Santiago Hansen, y 14§ Julio César Stanguet. 7 en
total.
En autos: Terranova (9§); Alejandro Yacopini (36§);
Gastón González (48§); Lino Sisterna (49§); Jorge Murano (51§), y
Cristian Rubinetti (56¦). 6 en total; es decir que de los 44 que
partieron, solo 21 lograron terminar.
Y sí, fue una carrera muy
dura. Fueron 362 en total los competidores que salieron y al cabo de
4.220 kilómetros de enlaces, y de 4.810 kilómetros de especiales
competitivos, lograron arribar 187 tripulaciones (88 en motos; 14 en
quads; 57 en autos y 28 camiones), por lo que fueron 175 quienes por
diversas causas abandonaron.
Entre estos últimos, el
motociclista italiano Luna Manca, que sufrió un terrible accidente
cuando marchaba 5§, pero que felizmente se recupera en forma
satisfactoria.
El público merece un párrafo aparte, ya que le
dio un tinte especial, diferenciándose en forma sustancial con el Dakar
africano, volcándose masivamente al paso de los participantes en todas
las provincias para alentarlos, más allá del desgraciado accidente que
cobró la vida de una mujer y dejó algunos otros espectadores heridos.
Como
una muestra de ello, está la apoteótica bienvenida que les tributaron
tanto en Bolívar, como el multitudinario marco de gente, formando un
interminable cordón humano en las calles de Buenos Aires, portando
banderas argentinas y aplaudiéndolos a su paso.
Por todo esto, el saldo de este balance es altamente positivo.
En lo deportivo, en lo turístico, en lo económico, y por ello, todos apuestan a que el Dakar se quede en estas tierras.
Los
gobiernos de Chile y Argentina, ya confirmaron su interés y aportarán
el dinero necesario. La infraestructura, las rutas, los paisajes, las
empresas patrocinadoras, la gente y su calidez, nuevamente están
disponibles.
También la gran mayoría de los competidores que
participaron, mostraron su conformidad con este escenario. Ahora los
organizadores de la ASO tienen la palabra.
El Dakar es la
competencia motor más larga, dura, extenuante y difícil del mundo; pero
tiene ese "no sé qué", esa magia que, inexplicablemente nos atrapa a
todos: participantes, público y hasta quienes la cubrimos
periodísticamente.
Los campeones ya fueron coronados en la Rural
de Palermo, y luego de sentir la emoción de llegar y de la victoria,
todos quienes fueron protagonistas, quienes pudieron sobrevivir y
quienes quedaron a la vera del camino, empiezan a soñar con el Dakar de
2011, más allá del lugar donde se dispute; porque es un verdadero
prestigio participar, y más aún ganarlo, pero esa será otra historia.
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