02/09/2007 - Argentino A
El partido que yo ví, escribe Daniel Villalba
Que se puede decir de un enfrentamiento entres dos equipos con notables diferencias. En las aspiraciones, en el plantel, en lo económico, en la experiencia, en el público.
Atlético jugó de visitante ,en su cancha ,por conveniencia deportiva y La Florida por conveniencia económica. Ambos ganaron. Por antecedentes futbolísticos, era número puesto el triunfo de los decanos.
Así lo palpitaron sus seguidores que llenaron el Monumental. Lo único que falló fue la cantidad de goles. Un gol no refleja lo visto en el campo de juego.
Los locales (ayer visitantes) ,que buscan el ascenso, venían de dos cómodos triunfos, y los visitantes (ayer locales), que buscan mantenerse ,de dos incómodas derrotas. Uno con el plantel más caros de la división, el otro con uno de los más baratos. Uno podía poner cualquiera de los jugadores que tienen el otro no podía contar con dos ( propiedad de Atlético Tucumán). Uno llena el estadio solo con sus hinchas, el otro ni con todos los simpatizantes de fútbol de la zona de procedencia.
Así estaba planteada la cosa. Se esperaba un partido con muchos goles. Solo hubo uno. Por impericia de los hombres Atlético y la gran labor del arquero del tricolor.
Fueron varias las llegadas de los decanos. La Florida se acercó dos oportunidades exigiendo al arquero dueño de casa, que respondió bien.
En 30 minutos del primer tiempo Atlético Tucumán había generado 8 tiros de esquina contra 2 de La Florida. Solo faltaba el gol para redondear la fiesta decana. Llegó en el segundo tiempo, en la cabeza de Luis Miguel Rodríguez. Un delantero explosivo que pide más libertad. Todo se terminó allí.
Daniel A. Villalba