“A José no hay con que darle…”; fue una de las expresiones que más se escucharon entre los dirigentes políticos, luego de las elecciones del domingo último. La frase popular encierra una gran verdad y como repetía un viejo peronista, “la única verdad, es la realidad”. Lo cierto es que aquellas palabras nos plantean una realidad que excede a los actos electorales. Escribe Marcelo E. Torres.
En las pasadas elecciones quedó demostrado que para conseguir espacios de poder, es necesario trabajar sobre el armado de estructuras y no equivocarse en la comunicación política.
Con una asistencia del 80% del padrón y un voto favorable del 78% del voto emitido, a José no hay con que darle:; pero si a eso tenemos que sumarle una Corte presumida de dependiente, más jueces con la espada del juicio político apuntándoles, más una oposición política empeñada en demonizar al pragmatismo como herramienta…sumados todos esos factores, entonces es real que no hay con que darle.
En estas elecciones quedó demostrado que para conseguir espacios de poder, es necesario trabajar sobre el armado de estructuras y no equivocarse en la comunicación política. Para argumentar esto, voy a analizar los resultados de algunas campañas.
Antes expresé que la oposición debía centrar su estrategia en las bancas legislativas y que lo mejor era unirse en dos frentes con tres acoples cada uno, esto ante la dispersión de acoples del oficialismo. Es innegable que la estructura de FOTIA, fue necesaria para que Palina consiga una banca y la imagen de fortaleza que esa estructura mostraba, ayudó a Jerez con la consecución del objetivo. Por otro lado los errores de Sangenis, quedaron demostrados, primero se equivoca al rechazar la doble candidatura, no tanto por la “tracción” que esa figura le podría ofrecer, sino por que al llevar a Iriarte como primera figura, mediáticamente se desdibujó el propio legislador. Toda la publicidad y espacios mediáticos dedicados a Iriarte, se tendrían que haber dirigido a Sangenis y Danesi.
También está el caso del “Tano” Alfaro, se presentó con un acople, pero si hubiera ido con un partido sólo, sus resultados hubieran sido parecidos. Alfaro prefirió armar su propia estructura, antes que “colgarse” del saco de Alperovich. El armado de dicha estructura, lleva tiempo, esfuerzo e inversiones.
Para el resto de la oposición, le queda el mensaje sobre la deficiencia de la dispersión, sobre todo si representan pensamientos similares. Ante un oponente poderoso, las líneas de pensamiento similares, deben unificarse. Cuando la ciudadanía no puede distinguir con claridad la diferencia entre uno y otro, no puede elegir y termina optando por el que le asegure mayor utilidad y respuesta inmediata. Esta es la lógica del “bolsón”, para aquellos que quieren explicar todo a través del clientelismo y la pérdida de moral.
Pero a mi entender, la gente optó por el beneficio inmediato, el que ya está demostrado por la obra o por cualquier trabajo o presencia del político, durante los cuatro años anteriores.
Marcelo Torres, especial para TucumánHoy.com
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