Los chilenos deberán volver a las urnas el 17 de enero para elegir al próximo presidente entre el empresario derechista Sebastián Piñera y el senador y ex mandatario oficialista Eduardo Frei, luego de que ninguno alcanzara ayer la mayoría absoluta de los votos en la primera vuelta.
Ignacio Ortiz, enviado especial, Telam.
Completado el recuento oficial de 59,99 por ciento de las mesas, Piñera
obtenía 1.805.702 votos (44,23 por ciento) contra 1.245.166 (30,5 por
ciento) de Frei, de acuerdo con el segundo informe del Servicio
Electoral, leído por el subsecretario del Interior, Patricio Rosende,
que no mostró diferencias significativas con las tendencias previstas
por las encuestas previas.
Los otros dos postulantes, el
diputado Marco Enríquez-Ominami y el ex ministro Jorge Arrate -ambos
escindidos del Partido Socialista, uno de los miembros principales de
la Concertación gobernante-, reunían respectivamente 791.974 votos
(19,39 por ciento) y 239.587 votos (5,86 por ciento), y pese a ello
tuvieron motivos para quedar conformes con el resultado.
La
escasa probabilidad de que las elecciones arrojaran sorpresas quedó
reflejada en la tranquilidad con que en general transcurrieron y en las
tempranas declaraciones de la presidenta Michelle Bachelet, quien esta
mañana, tras emitir su voto en una escuela santiaguina a la que llegó
caminando entre aplausos, dio por seguro que sería necesario un
ballotage para designar a su sucesor.
"Todos sabemos que va a
haber una segunda vuelta; ésta es la primera, pero seguramente
tendremos una segunda jornada en la que todo va a funcionar como
siempre”, afirmó la presidenta que se apresta a entregar el gobierno en
marzo próximo con una tasa de popularidad de 80 por ciento, inédita a
esta altura de un período presidencial.
La misma idea se
profundizó por la tarde, cuando aún no se había difundido el primer
reporte oficial sobre el escrutinio y sólo se conocía una encuesta de
boca de urna con resultados muy similares a los que después difundiría
el Servicio Electoral.
Entonces, el ministro de la Presidencia,
José Viera Gallo, reconoció que "hay una buena votación de la derecha",
pronosticó que la segunda vuelta electoral "va a ser muy competitiva" y
llamó a que la candidatura de Frei se convierta en "la causa común del
progresismo, que hoy se presentó dividido”.
Piñera, que a las
21.30 (la misma hora en la Argentina) aún no se había pronunciado
públicamente, agradeció luego de votar el apoyo de "millones de
chilenos" que "han puesto su esperanza de una vida mejor”, a los que
les prometió "tiempos mejores para Chile, muy especialmente para los
que más necesitan un buen gobierno".
No obstante, el presidente
del Senado, Jovino Novoa, dirigente de la Unión Demócrata Independiente
(UDI) que integra la Alianza por el Cambio que postula a Piñera, dio
por seguro el triunfo de éste en el ballotage al declarar que espera
"contar con un parlamento que permita hacer un buen gobierno” a su
candidato.
Tampoco Frei había hablado en público después de los
comicios, pero su vocero, el también senador Jorge Pizarro, había
celebrado el pase a la segunda vuelta y convocó para ella a quienes hoy
votaron por Enríquez-Ominami y por Arrate.
"Estamos en segunda
vuelta y la vamos a ganar voto a voto", resaltó Pizarro, quien convocó
a "la gran mayoría de los chilenos, progresistas que quieren un país
mucho más solidario y democrático", a votar por Frei en el ballotage
porque "55 por ciento de los chilenos demostró que quiere un Chile
justo, libre, democrático y solidario".
El diputado Esteban
Valenzuela, vocero de Enríquez-Ominami, admitió implícitamente que su
candidato quedaría fuera de la segunda vuelta pero resaltó que "Chile
cambió y perdió el miedo", y aseguró que su sector se constituyó en "la
tercera fuerza política que rompió con el duopolio en el país".
Luego
de votar, Enríquez respondió a una consulta que hablar en ese momento
de eventuales pactos para el ballotage habría sido "una falta de
respeto” a sus electores, pero Valenzuela anunció tras los comicios que
aquél se aprestaba a hacer "un importante anuncio y una amplia
convocatoria para hacer un nuevo camino progresista para Chile".
Por
último, Arrate, el primero de los cuatro candidatos que había hablado
públicamente tras los comicios, coincidió con Valenzuela en celebrar el
"derrumbamiento del sistema binominalista" y sostuvo que su fuerza
contribuyó a que se produjeran "avances extraordinarios" para "ganar
confianza" en la "reconstrucción de la izquierda".
"Esta noche
no hemos ganado la elección presidencial pero hemos avanzado una
enormidad; no es un triunfo sino un avance, una construcción de nuevas
confianzas", dijo.
Unos 8,2 millones de chilenos estaban
habilitados para elegir hoy, además del presidente, los 160 diputados
nacionales (cuyas bancas se renovaban totalmente) y la mitad de los
senadores.
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