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Jornada de sanación, junto al padre Adolfo Bertinelli

Organizado por la parroquia de San Isidro de Lules el 31 de agosto de 15 a 19 y el 1 y 2 de setiembre de 9,30 a 19 el padre Adolfo Betinelli, realizará una oración por los enfermos.

La jornada se desarrollará en el club Almirante Brown , de Lules.

El padre Adolfo Bertinelli, nació en Bernal ,Buenos Aires, y según sus palabras, es un   lugar muy importante para él,  ya que allí vivió  junto a sus padres,   hermanos y amigos, con   los que aún sigue viéndose. Su niñez transcurrió en una casona de Santa Coloma, donde jugó y fue   feliz.

En dicho lugar había una capilla donde las religiosas de María Auxiliadora daban catecismo y otras cosas  para mujeres; había una hermana llamada Isabel Pérez que los tenía "cortitos, a Dios gracias" porque a través de ella fue conociendo a Dios.

Los que tuvieron mucho que ver fueron sus padres, que lo mandaban a catecismo, del cual se escapaba, pero finalmente tomó la  comunión. Le llamaba mucho la atención ver a los seminaristas vestidos con sotanas negras y en patines, y los chicos, entre ellos él, les gritaban "cuervos",    y se escondían… eran niños.

Siempre recuerda que siendo pequeño, ya no recuerda si fue él o una religiosa,  quien dijo que tenía que ser cura. Cuando tenía 11 años una hermana le dijo que no podía jugar porque ya era grande, y el resultado fue que no regresó más hasta que tuvo 19 años, cuando se hizo parroquia   y el Párroco lo invito a una reunión de jóvenes.  Al principio se hizo el interesante,  aunque no veía la hora que llegara el domingo y nunca dejó de ir; eso sí,  a misa no iba, para no tentarse  de risa con los que cantaban, pero la perseverancia de su madre, que lo invitaba a ir a la misa, terminó   ganándolo, y nunca más dejó de ir.

Cuando tenía 22 años se sintió llamado al Sacerdocio por el Señor, pero no era para él, pecador que ya  tenía  mucha carne. Quería casarse y tener hijos, así pasó varios años, aunque siguió yendo a misa, hasta que un día, enfrente al Señor en el Sagrario le preguntó que quería de mi vida, y su respuesta   fue clara: "Quiero que seas sacerdote";  por dos veces escuchó el llamado, y finalmente lo ganó.