El secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, y el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, habilitarán hoy el Espacio para la Memoria, en homenaje a 19 prisioneros políticos fusilados hace 35 años en la base naval Almirante Zar, en Trelew.
El 15 de agosto de 1972, en el ocaso de la dictadura de la "Revolución Argentina" (1966-73), seis dirigentes guerrilleros de FAR, Montoneros y ERP lograron fugarse de la cárcel de Rawson y abordar en el aeropuerto de Trelew un avión rumbo a Chile.
El plan pretendía liberar a muchos más guerrilleros presos pero, por fallas en las comunicaciones y el transporte, sólo otros 19 consiguieron vehículos para llegar a Trelew y tarde para abordar el avión que partió con los seis primeros fugados.
Tras una larga negociación con la participación de oficiales de la Armada, los 19 anunciaron a la prensa que se rendían ante el juez federal de Chubut, Alejandro Godoy, quien garantizó la integridad de los detenidos pero pronto fue apartado de la causa.
En esas negociaciones en el aeropuerto, el capitán de corbeta Luis Sosa dio "su palabra de honor" de que serían devueltos a la cárcel de Rawson, pese a lo cual los condujo a la base aeronaval Almirante Zar, donde fueron alojados en calabozos contiguos.
Una semana después, en la madrugada del 22 de agosto, los 19 presos recapturados fueron obligados a salir de sus celdas, fusilados a mansalva y rematados con disparos a quemarropa, en un hecho que la dictadura quiso hacer pasar por un intento de fuga.
Sólo tres fusilados lograron sobrevivir a las heridas: Alberto Camps, Ricardo Haidar y María Antonia Berger, quienes en octubre de 1972 narraron la masacre en la cárcel de Devoto, donde se constituyó el tribunal de la primera causa abierta por la matanza.
Los tres -secuestrados y asesinados en la dictadura de 1976 a 1983- coincidieron en el relato de los hechos y en señalar la responsabilidad directa en los fusilamientos del capitán Sosa, el oficial Roberto Bravo, el suboficial Marechal y otros dos marinos.
Alicia de Bonet, esposa de uno de los asesinados en Trelew, Rubén Bonet, quiso reabrir el juicio después del restablecimiento de la democracia en 1973 pero la causa había desaparecido de los tribunales.
Hoy, la mujer declarará en Trelew en el marco de una querella que inició en febrero de 2006 junto a otros familiares de los fusilados, en la que esperan que la Masacre de Trelew sea considerada un crimen de lesa humanidad, imprescriptible.
Por otra parte, Alicia de Bonet y los demás querellantes fueron algunas de las personas espiadas ilegalmente por personal de inteligencia de la base Almirante Zar, igual que funcionarios gubernamentales, abogados, periodistas y militantes sociales.
Ese espionaje ilegal llevó el año pasado a una purga de jefes de la Armada y a una reorganización de la inteligencia militar, ordenadas por el Ministerio de Defensa, y originó una causa en la que el juez federal Hugo Sastre procesó a nueve marinos.
Hace un año, Eduardo Luis Duhalde calificó a la Masacre de Trelew como el "antecedente más brutal del modelo de Estado que se impondría luego", tras el golpe del 24 de marzo de 1976.
En esa oportunidad, el secretario de Derechos Humanos del gobierno nacional reclamó que la Justicia termine de esclarecer los fusilamientos y juzgue y condene a los responsables de un "crimen de Estado" en el que "se mató a prisioneros indefensos".
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