Se trata de una posibilidad para alejar la mala suerte y las enfermedades. Se recordará hoy a la Pachamama. Dueña de las cosechas y del ganado, rectora de las estaciones y proveedora de vida, el hombre no puede menos que reverenciarla una vez al año, tal como a ella le gusta, porque los enojos de la Pachamama son de temer: terremoto, sequía, inundación, helada, incendio, granizo, huracán, hambre, enfermedad y muerte.
En la casa, en ayunas y en las oficinas, por las dudas todos probarán hoy un trago de té de ruda macho.
Hoy, en la cultura andina a la que pertenecemos se festeja el Día de la Pachamama, por ello es que se impone agasajar con manjares a la Gran Madre
Tierra y tomar una copita de caña con ruda para alejar los maleficios,
tener buena suerte y salud.
Dueña de las cosechas y del ganado, rectora de las estaciones y
proveedora de vida, el hombre no puede menos que reverenciarla una vez
al año, tal como a ella le gusta, porque los enojos de la Pachamama son
de temer: terremoto, sequía, inundación, helada, incendio, granizo,
huracán, hambre, enfermedad y muerte.
En el norte andino, el ritual incluye cavar un hoyo donde se mete una
olla de barro con comida, pan y dulces, espigas de choclo, una botella
de chicha o aguardiente, tabaco y hojas de coca, para "carar"
(alimentar) a la Pachamama, el que luego se cubre con piedras, hasta
formar un montículo llamado "apacheta".
La veneración a la diosa Tierra es quizás la más antigua de la región
andina sudamericana, hasta el punto que algunos autores la consideran
anterior al culto a Inti, dios Sol de los incas.
"En tiempos de los incas el centro divino cambió trasladándose al Sol,
y el culto a la Pachamama fue oscurecido y desplazado", rememora Huaman
Luis Alberto Reyes, en sus escritos doctorales sobre religiones
indígenas americanas.
Sin embargo, el culto a la Pachamama sobrevivió, porque "la dualidad
inca permitía -dice- que lo alto y masculino tuviera su contraparte
baja y femenina"; y además, porque "el culto oficial del Sol tenía un
sentido elitista: correspondía propiamente a los hijos de Inti, no a
los simples hombres del pueblo".
Con la conquista española, Inti fue reemplazado por el Dios cristiano y
con el tiempo se extinguió; pero a falta de otra diosa femenina, el
culto a la Pachamama, en cambio, adquirió fuerza.
Daniel Villalba
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