El cambio climático, la globalización, el aumento de la población, la creciente urbanización y las modificaciones en el uso del suelo podrán tener, en los próximos 40 años, un fuerte impacto sobre los recursos hídricos en la región de las Américas. Para contrarrestar ese impacto, un grupo de expertos presentó un informe en el 5º Foro Mundial de Agua que se lleva a cabo en Estambul, en el que recomiendan adoptar diferentes estrategias de adaptación. Agencia CyTA – Instituto Leloir.
Por Claudia Mazzeo.
En el marco del 5º Foro Mundial de Agua que se desarrolla en Estambul, Turquía, hasta el 22 de marzo próximo, se presentó un informe sobre la situación de las Américas en lo que hace a la gestión de los recursos hídricos. El documento, redactado por un grupo de reconocidos especialistas e integrantes de organizaciones de la región, contó con la colaboración de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el apoyo financiero del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
La región de las Américas se extiende desde Canadá y los Estados Unidos hasta Argentina y Chile, incluyendo los estados insulares del Caribe. Por tratarse de una región muy extensa y con características diversas, los autores del informe realizaron su análisis en función de cuatro subregiones: Sudamérica, Centroamérica, el Caribe, y Norteamérica.
¿Cuáles son los desafíos en común que enfrentan todas las subregiones de las Américas? El trabajo señala que algunas de las dificultades más importantes a vencer son la creciente demanda de energía y los problemas financieros que están padeciendo todos los países de la región, destacando que “la larga historia de los problemas económicos de los países en vías de desarrollo se está complicando ahora aún más por la actual crisis financiera internacional”.
Se destaca también, entre los desafíos transversales a todos los países de la región, la necesidad de implementar estrategias adecuadas para aprovechar el potencial económico representado por la riqueza de recursos naturales y alimentos, sin descuidar los posibles efectos negativos sobre sus ecosistemas, en particular sobre la cantidad, calidad y dinámica de sus cuerpos de agua.
En lo relativo a los acuerdos de libre comercio suscriptos, el informe sostiene que existe preocupación por la calificación en ellos del agua como una mercancía o “commodity”. Se le aplica a ese vital elemento las normas que existen para las mercancías en general, “sin considerar, además de su valor económico, el particular valor social y ambiental del agua”, indica el texto.
Otro de los puntos de interés es la creciente urbanización de casi todos los países de la región. Los servicios, todavía hoy deficitarios, son aún más exigidos a causa del crecimiento demográfico, la migración de las poblaciones rurales hacia las ciudades, las migraciones entre países y el turismo, surgiendo así serios problemas relacionados con la disponibilidad de agua. Ello acelera la necesidad de disponer de nuevas fuentes de agua subterránea o superficial, ocasionando además el aumento de la demanda de servicios de saneamiento y agua potable y la aparición de nuevos focos de contaminación, así como el agravamiento de las inundaciones urbanas.
El cambio climático también ha merecido un capítulo de este documento, elaborado por varios expertos de la región, entre los que figura el argentino Victor Pochat. El informe resalta como preocupación principal que en las Américas todavía se atribuye a los fenómenos naturales mayor peso que a los procesos socioculturales y económicos, deslindando de ese modo, en muchos casos, responsabilidades en la gestión. “Esta concepción (...) hace difícil la adopción de medidas políticas efectivas que apunten a predecir, impedir o solucionar los asuntos sociales, culturales, económicos, institucionales y legales que tienen mayor incidencia sobre la vulnerabilidad de la región que el cambio climático en sí”, puntualiza el documento.
¿Cómo enfrentar la crisis?
A fin de abordar los cambios globales que enfrenta la región en lo referido a los temas hídricos, el trabajo sobre la situación de los recursos hídricos en las Américas incluye una serie de recomendaciones. Entre ellas, promover procesos de armonización regional de políticas para el uso del agua y el incremento de la transferencia de tecnología y de actividades de cooperación. Aconseja también impulsar acciones que reduzcan los impactos ambientales de la minería y de la agricultura intensiva sobre los recursos hídricos, y la construcción de nuevos aprovechamientos hidroeléctricos, mediante tecnologías adecuadas para minimizar los riesgos ambientales y sociales. Para enfrentar los problemas que surgen de la evolución de las poblaciones, sugieren fomentar la implementación de planes de gestión integrada de los recursos hídricos en coordinación con planes de ordenamiento territorial. También recomiendan promover la gestión de la demanda de agua por medio de incentivos al uso eficiente, y la renovación de los sistemas de infraestructura obsoletos, que ocasionan pérdidas cuantiosas de agua.
En lo que hace a las consecuencias derivadas del mal uso del suelo, los especialistas subrayan la importancia de establecer políticas que aseguren la sostenibilidad de los recursos naturales, y la creación de instrumentos destinados a fomentar la forestación y reforestación en áreas degradadas.
A su vez, para combatir los efectos del cambio climático, recomiendan incluir el tema dentro de las políticas de gestión de los recursos hídricos, promoviendo a su vez actividades de investigación, fomentando estudios de vulnerabilidad y adaptación, creando nuevos marcos legales y desarrollando programas de sensibilización y educación.
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