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AMPLIARLos cuidados es para todas las edades

Aumento de peso de la población incrementa problema de hipertensión

Se debe a los cambios en el estilo de vida, según la médica norteamericana Suzanne Oparil, quien descubrió los fármacos que se utilizan para estabilizar la tensión. En Argentina lo padece el 30% de los adultos quienes, para peor, consideran normales índices de presión que en realidad son altos, afirmó la médica.

Oparil enfatizó que la hipertensión requiere una inversión de "mil dólares al año por persona, lo cual implica 70 mil millones de dólares de presupuesto en salud, ya que hay 70 millones de hipertensos en Estados Unidos".

La hipertensión -que para mayores de 35 años afecta más a hombres que a mujeres, pero a partir de los 65 predomina en el sexo femenino-, "se hizo un problema con el aumento general de peso de la población por los cambios en el estilo de vida", dijo en rueda de prensa Suzanne Oparil, directora de Biología Vascular e Hipertensión de la universidad estadounidense de Alabama.

Resolver la epidemia para reducir la mortalidad cardíaca y los accidentes cerebrovasculares (AVC) requiere cambios alimentarios que incrementen el consumo de lácteos, frutas y verduras frescas, moderen el consumo de alcohol y excluyan el tabaco.

La diferencia en la incidencia por sexo depende de que la mujer tiene mejor protección vascular antes de la menopausia, momento tras el cual sobrepasa al hombre en índices hipertensivos, aunque no difieren exageradamente.

Pablo Rodríguez, director del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial, expuso junto a Oparil -descubridora de fármacos para el tratamiento de la hipertensión e insuficiencia cardíaca- algunas cifras que "desgraciadamente equiparan a la Argentina con los países en desarrollo".

"Argentina tiene un 30% de pacientes hipertensos, pero la cifra en Ciudad de Buenos Aires se eleva al 40%, la mayoría de los cuales está mal tratado porque sólo la mitad recibe asistencia, y apenas entre el 15 y 18% continúa en control posterior", informó.

Rodríguez indicó que el déficit en el tratamiento se debe a que "muchos pacientes dicen 'yo tengo 16 (160 milímetros de mercurio de máxima), pero está bien a mi edad (65 años, por ejemplo)', lo cual es erróneo, porque el índice normal debe ser no mayor de 120 (la alta) y no menor de 80 (la mínima)".

A esto se agrega que "la mayoría de los pacientes tratados toma una pastilla por día, cuando el tratamiento correcto es la combinación de dos medicamentos, a la mañana y a la tarde", dijo.

"Reducir la ingesta de sodio es la medida más fácil de tomar, pero no influye tanto en la normalización de la hipertensión como una buena alimentación y la actividad física que baja el colesterol y mejora el estado de los vasos sanguíneos", afirmó.

Más allá de los números de máxima y mínima, que son la referencia a la 'presión' más generalizada en la población, para el colapso hipertensivo importa la ecuación "de riesgo del paciente, es decir, si es hipertenso, consume demasiado alcohol y tiene sobrepeso". 

La tensión sanguínea es la fuerza que ejerce la sangre contra la paredes de las arterias: cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias. 

Al medir la tensión de la sangre se registran dos cifras: la más alta, o sistólica, se produce cuando el corazón se contrae y bombea sangre al cuerpo; la más baja, o diastólica, cuando el órgano está en reposo y se está llenando de sangre.

La tensión se mide en milímetros de mercurio (mmHg), que representa la altura que alcanza la columna de mercurio.

Oparil enfatizó que la hipertensión requiere una inversión de "mil dólares al año por persona, lo cual implica 70 mil millones de dólares de presupuesto en salud, ya que hay 70 millones de hipertensos en Estados Unidos".

Consultada por Télam respecto a si la incidencia de la crisis internacional en la salud está siendo tema de análisis médico, la profesora en Medicina, Fisiología y Biofísica de la Universidad de Alabama, en Birmingham, respondió que "el huracán Katrina aumentó la hipertensión en la gente de Nueva Orléans".

"Aumentan los eventos hipertensivos y los ACV tanto por las grandes crisis sociales como por los terremotos o los atentados del 11 de Septiembre" contra las Torres Gemelas y el Pentágono, aseveró Oparil.- (Télam).