Durante el acto del 9 de Julio de 2003, me encontraba en la Plaza Independencia, junto a miles de tucumanos, los cuales estábamos unidos por un mismo sentimiento de esperanza. En ese momento, tanto la provincia, como el país, se encontraban inmersos en una crisis económica e institucional.
Recuerdo que se hablaba, mediáticamente, de cosas tan variadas como la hipótesis sobre la toma del poder político por parte de las FF.AA., como así también, de la búsqueda de algún administrador extranjero, para hacerse cargo de equilibrar al país.
Frente a todas esas cuestiones absurdas, que eran impulsadas desde un sector de la prensa, surgió la figura de Néstor Kirchner. El recién electo Presidente de los argentinos, encarnaba la esperanza que nos unía a todos los que estábamos en la plaza ese día.
Sin duda que, a mi entender, desde aquel primer 9 de Julio, al actual, se estableció una distancia entre la esperanza y la angustia. Esa distancia está representada geográficamente, por el espacio físico existente entre la Plaza Independencia y el Hipódromo. En las formas, se manifiesta entre la diferencia de aquellos apenas miles de ciudadanos autoconvocados y los decenas de miles de rehenes forzados de la actualidad.
Ahora el Presidente cambia, trata de resignificarse en la figura de Cristina Fernández de Kirchner, como la abanderada de esa esperanza. En lo particular me siento ansioso de tener un Presidente mujer, pero todavía no se enciende aquella antorcha de esperanza, que me movilizaba. Cristina tendrá que decidir si empezará a recorrer en forma inversa estas nuevas distancias que construyó su marido entre él y el pueblo; o preferir mantener esas estructuras mercantiles, que quizás aseguren una elección más cómoda. La diferencia es justo esa, la comodidad de “comprar” paquetes abultados, aunque pobres en contenido, o construir una organización que represente la esperanza de un pueblo que espera por dirigentes que se suban a la utopía del bien común.
Este 9 de Julio, se comenzará a escribir otro capítulo; Cristina tiene la elección sobre la tinta, la caligrafía y el papel sobre el que se va a escribir. De esa elección, depende, el cómo será recordada en las páginas de la historia, una líder popular o una figura populista.
Marcelo E. Torres
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