Sus relojes están graduados en 10 "divisiones" y no en 12 horas. Argumenta que el cambio rompe con las conversiones horas-minutos. ¿Por qué no habríamos de acostumbrarnos a dividir el día en 20 horas?, se cuestiona.
"Los ingleses hicieron un esfuerzo al renunciar al pie o a las pulgadas como unidad de medida en beneficio del sistema métrico ", argumenta.
Leer la
hora en los relojes de David Chanson puede ser una hazaña por el
planteamiento que hace del tiempo, por lo que este joven relojero suizo
se ha lanzado en un loco reto para que el planeta adopte una nueva
medida de tiempo, de la que ha dotado a sus primeras creaciones.
Según él, su nueva medida decimal presenta la doble
ventaja de abolir las fastidiosas conversiones horas-minutos y de
facilitar la suma de duraciones. "¿Cuánto dura en horas un filme de 150
minutos?", pregunta en el despacho de la villa familiar cerca de
Lausana donde recibe a las visitas. Un ejercicio realmente inútil,
considera David Chanson.
Mostrando algunos modelos de su
colección que no duda en calificar de "revolucionaria", explica cómo la
aguja grande da la vuelta a la esfera en 10 "divisiones", sabiendo que
cada jornada se divide dos veces en 10 divisiones.
Este joven
reconoce el carácter algo desconcertante del nuevo sistema, pero
considera que el esfuerzo para adoptar su métrica no es inalcanzable.
"Los
ingleses hicieron un esfuerzo al renunciar al pie o a las pulgadas como
unidad de medida en beneficio del sistema métrico", argumenta,
insistiendo: "Observad la introducción del euro y todos esos países que
abandonaron su anterior moneda".
Chanson se muestra, no obstante,
pragmático. Es consciente de que convertir a todo el mundo a ´su
tiempo´ implica una fase de adaptación, que pasa por la cohabitación,
durante un período, de los dos sistemas.
Gracias a que la esfera
de sus relojes tiene una cuidada estética, se puede leer la hora
también "a la antigua" con una graduación tradicional.
"Pero, de manera absoluta, es evidente que yo soñaría con un reloj que solamente ofreciera mi división de tiempo", reconoce.
Inagotable
sobre los aspectos teóricos de la medida del tiempo, el joven se
muestra menos entusiasta sobre el proceso de fabricación. "Reparar los
relojes, no es asunto mío", afirma pese a su formación. Por eso ha
delegado la producción de movimientos automáticos a una filial del
grupo Swatch, la de las cajas a una empresa de Ginebra y los relojes
ensamblados a una de Neuchâtel (oeste).
El modelo propuesto para
la venta en internet, a 450 francos suizos (casi 300 euros), tiene una
acogida reservada, por el momento. Las 500 piezas con garantía Swiss
Made han interesado "solamente a una decena de personas" desde su
comercialización esta primavera. (Rosario3.com)
Sus
relojes están graduados en 10 "divisiones" y no en doce horas, una
partición mucho más "lógica", según su creador, de 34 años de edad.
"Siempre me ha parecido profundamente ilógica nuestra división del
tiempo sobre una base sexagesimal", cuenta este nieto y bisnieto de
relojeros formado en Vallée-de-Joux, una de las cunas de la relojería
suiza.
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