05/11/2008 - Derechos Humanos

La disertación de Quiroga en el Jockey Club

Se expidió sobre las violaciones de los derechos por las dictaduras en Latinoamérica. “Las dictaduras son la negación del derecho”, dijo. Por otro lado, consideró que “no se debe bajar la edad de imputabilidad de los menores para solucionar los hechos de violencia”.

La Juez Cecilia Medina Quiroga disertó en la sede del Jockey Club de Tucumán.

Comenzó aclarando que estuvo exiliada de Chile, su país, durante 17 años. “Las emociones están profundamente vinculadas con mi profesión”, aseveró.

Además expuso que “la promoción de los Derechos Humanos es necesaria en una sociedad democrática. Para que tengamos paz, tenemos que tener justicia. Para tener justicia, hay que proteger los derechos humanos”.

“Durante una dictadura, no hay derecho. Las dictaduras son la negación del derecho. En aquella época, los jueces debieron pronunciarse sobre lo que acontecía. Quizás estuvieron tan amedrentados como el común de la gente. Se configuró una suerte de conspiración en la sociedad”, continuó.

“Debemos subsanar las heridas que quedaron”, aludiendo a los juicios por la verdad. “Los estados deben tener acciones positivas concretas para avanzar en la protección de los derechos”, agregó. 

“En esa línea, la Corte Interamericana contribuyó al desarrollo del sistema de protección de los derechos. Por una interpretación de la Corte, los delitos realizados por las dictaduras fueron asimilados a los crímenes de lesa humanidad. Por lo tanto son imprescriptibles”, aclaró.

También manifestó que “el objetivo es que una situación como esa nunca más se produzca. Hay que encontrar normas armónicas de convivencia, a pesar de las diferencias”.

A su vez hizo una enumeración de los actores que pueden generar responsabilidad internacional para un estado.

Comenzó por lo jueces. “La piedra angular es un proceso debido para todos (jueces, víctimas y victimarios), que debe funcionar con rigurosa aplicación de los amparos”, sostuvo.

“Los empleados deben, en primer lugar, tratar a todos con respeto, teniendo en cuenta sus diferencias. Fundamentalmente, el funcionario debe estar al servicio de la gente y evitarle la mayor cantidad de problemas”. 

En cuantro a los legisladores consideró que”tienen un rol fundamental. Las leyes deben ser claras y precisas. Siempre deben contemplar el ámbito en que serán aplicadas”. 

“Finalmente, el órgano de investigación también debe ser independiente”, recalcó. Y disparó: “Siempre que alguno de estos actores no cumpla una disposición emergente de la Convención, se está generando una responsabilidad para el Estado”.

Por otro lado se refirió a los menores que se encuentran en situación de violación de las leyes. En particular, a la idea de “bajar la edad de imputabilidad”. Ante ese problema, se planteó dos preguntas retóricas: ¿es ésta la respuesta adecuada? y ¿no tendríamos que preocuparnos porque los niños no delincan? La respuesta, a su entender, están claras en la ‘Convención Americana de los Derechos Humanos’: “Debemos trabajar para que los niños no delincan”, afirmó, contundente. 

Se hicieron presentes en la disertación dos notorios grupos de personas que le comunicaron sus problemas. Uno, estuvo constituido por representantes de la comunidad indígena de Chuschagasta, quienes reclaman por sus tierras.

El otro, integrantes de la “Comisión de Familiares de Víctimas de la Impunidad de Tucumán”. Este segundo grupo, antes de que comience la charla había pegado la 'infelizmente célebre bandera' con fotos que porta los retratos de las víctimas de hechos violentos. Al término de la charla, se acercaron para comunicarle sus problemas. También le acercaron una carpeta con material escrito e informático, donde constan los datos de la lucha que esta comisión lleva adelante.

Juan Villarrubia