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AMPLIARSi llega a existir este lugar es sólo en su imaginación

En un lugar lejano en algún momento hubo corrupción cero

En alguna provincia de un país bastante lejano, sucedió algo parecido a lo que relataré a continuación. Por supuesto que dicho país está tan distante, que es imposible que aquellas cuestiones se repitan por aquí. Escribe Marcelo E. Torres.

No hay parecidos con ningún caso que se conozca pero que los hay los hay.

El jefe de aquella provincia estaba dispuesto a acabar con la corrupción, cueste lo que cueste (siempre y cuando no le cueste a él). Al darse cuenta de que uno de los focos más agudos de corrupción, era el Parlamento de su gobierno, decidió tomar el toro por las astas y comenzó a intervenir en el manejo del Parlamento, en su presupuesto autónomo, en la administración del personal de los parlamentarios y en la agenda parlamentaria, entre otras cosas. Los ciudadanos estaban felices, pues era el primer jefe que se encargaba de terminar con los empleados que cobran sin trabajar y se llevan a casa el dinero de todo el pueblo.

Así es que luego de ganar abrumadoramente las elecciones, comenzó a poner en práctica todo lo prometido. El subjefe, que era de absoluta confianza del jefe, trabajó “al lado” y cumplió fielmente todas las órdenes, a veces no se sabía si era el jefe o el subjefe el que daba las órdenes, era de tal magnitud la simbiosis entre ambos, que parecían una sola persona, dividida en dos cuerpos (la santísima dualidad, a decir de algunos fieles devotos). Pero, ¿cuáles fueron los resultados de todo esto?

Bueno, cuento primero lo que pasó con el presupuesto del Parlamento. Se redujo la cantidad de dinero que gastaba el Parlamento en casi un 50%, lo cual seguía siendo alto, pero como en la provincia había una gran desocupación, que se mantenía oculta detrás de los contratos públicos, no se podía recortar más el presupuesto, sin comenzar a generar un malestar social que pondría en peligro la gobernabilidad. Los parlamentarios encontraron un espacio para integrar a sus dirigentes, dentro del ejecutivo, de esa forma podrían dar soluciones a todos aquellos que trabajaron incansablemente para conseguir los votos necesarios, los que le aseguraban una banca o un lugar expectante en la lista ganadora. De esta manera se solucionó gran parte del problema laboral que acosaba a dicha provincia.

Otro de los problemas que mostraba el Parlamento, era el de tener una imagen de alta corrupción entre sus integrantes. La ciudadanía sospechaba, abiertamente, de que el voto de las leyes se obtenía mediante la entrega de “sobres”, los cuales, a su vez, estaban sospechados de contener algo parecido al arroz inflado (tutuca), a su vez, este mecanismo le resultaba demasiado caro al jefe, pero si no circulaban los sobres, los parlamentarios, podrían empezar a investigar y controlar la gestión de gobierno, lo cual constituía demasiadas “demoras” y las soluciones para el pueblo, no podían darse el lujo de soportar las mismas. El problema del jefe era realmente acuciante, pero gracias a Dios, la solución llegó en la misma acción de achicar el presupuesto del Parlamento.

Como dije antes, la mayor parte del presupuesto parlamentario se gastaba en personal que era improductivo, entonces el achique vino por el lado del personal. Los parlamentarios sólo podían disponer de un número reducido de personas trabajando en sus despachos, pero los que se “amigaban” con el jefe, conseguían hacer entrar personas contratadas en oficinas públicas. Y al ser, dichos contratos, rescindibles en cualquier momento, cada vez que un parlamentario solicitaba un sobre para votar o apoyar alguna iniciativa, el jefe sólo se limitaba a recordarle la cantidad de personas que podían quedarse sin contrato y que a su ves constituían el capital político de dicho parlamentario. De esta manera el jefe mató dos pájaros de un tiro, bajó el presupuesto del Parlamento, bajó la cantidad de personal improductivo y bajó la demanda de sobres por parte de los parlamentarios; perdón en realidad fueron tres pájaros.

Pronto el personal contratado se fue dando cuenta de su inseguridad laboral. Así es, todo fue bien por un tiempo, pero llegaron las vacas flacas y como siempre ocurre, la variable de ajuste primera, fue el personal, entonces los contratos empezaron a caer. Los contratados no podían acudir a los sindicatos, puesto que legalmente, los gremios no pueden defender al personal contratado y como los salarios contenían un alto porcentaje en negro, el resto del personal se veía atrapado con el temor de sufrir descuentos, los cuales no podían reclamar legalmente. La solución era la movilización callejera, pero el ejercicio ya se había perdido y los líderes gremiales no contaban con la credibilidad de las bases.

Esa es la historia de esa provincia perteneciente a un país lejano. Hasta ahora no hay más noticias de lo que allí acontece, pues parece que los comunicadores de aquel lugar, también son empleados contratados por el poder político. Los jueces se jubilaron todos, claro, les convenía más pasar a retiro, antes que enfermarse administrando la justicia.

Marcelo E. Torres especial para Tucumánhoy.com

Fé de erratas: En el artículo anterior, en el apuro por entregar el trabajo cometí un error técnico. Por ello donde dice: "modelo político de Toma de Decisiones" debería decir "modelo organizacional de Toma de Decisiones". Esto en el artículo "Improvisación 100%, Planeamiento 0%". 

Marcelo E. Torres