Dijo Carolina Romero, directora de la obra infantil, “Oceánica, un cuento de Sirena”. Además de actriz, fue maestra jardinera muchos años y actualmente, profesora de teatro. “Siento que superó las expectativas”, comentó respecto de éste, su primer trabajo desde la dirección.
“Leonardo Goloboff me enseñó muchísimo” confesó.
Carolina Romero nació en Añatuya, Santiago del Estero, pero desde los 11 años vive en Tucumán. Llegó a nuestra provincia en el 75', “disfrutando” su adolescencia en plena dictadura. “De estar todo el día, en las calles de mi pueblo pasé a estar encerrada en casa por el terror de mis padres“, comentó en una cordial entrevista con TucumanHoy.
Oceánica, un cuento de sirena es su primera obra como directora. Sin embargo es actriz desde que iba al colegio. Tiene 44 años, pero al observarla se indaga que porta 30 abriles solamente.
“Comencé como actriz en tercer año de la secundaria. Pertenezco a la camada de los primeros egresados de la carrera de teatro”, comentó. Además recordó que su “primer trabajo profesional fue en el 88'. Haciendo los Casos de Juan con Rodolfo Pacheco”.
La joven directora se siente fascinada por su producto que viene cosechando un importante éxito. La obra que se pone los sábados a las 17 en el Orestes Caviglia. “superó las expectativas. Siempre quise dirigir obras para niños” asegura. Desde su otra profesión, maestra jardinera, dice “respetar mucho a los niños”.
Sus primeros alumnitos los tuvo a los 19 años, siendo estudiante. “Ejercí durante 16 años. Renuncié en el 2000 cuando tenía 35, mi intención era dedicarme a la docencia de teatro. Mi experiencia como maestra jardinera fue hermosísima. Casualmente siempre pensé que esa es la edad indicada para dejar el jardín y no hacerle daño al chico. Creo que a esa altura de la vida uno tiene otras cosas en la cabeza y la tolerancia o paciencia se va acabando”, comentó.
En teatro, Carolina posee una trayectoria más que importante, pero además “hice algo de cine, lamentablemente en Tucumán los actores no disfrutamos con frecuencia del séptimo arte. En lo personal, el cine me encanta porque perdura. A diferencia del teatro que tiene ese gustito de ser en vivo y estar cara a cara con el espectador”, explicó, con el inconfundible "tu" santiagueño conglomerado con el particular "pretérito perfecto" tucumano.
Los años de teatro hicieron posible que en su curriculum figuren varios directores. “De todos los directores que tuve aprendí. Pero Leonardo Goloboff, el último con el que trabajé, me enseñó muchísimo. Sobre todo disciplina, dedicación, profesionalismo, es decir poner el lomo en el escenario”, aseveró.
Sin embargo no pudo dejar de recordar a Rafael Nofal. “Cuando yo tenía 19 años puso los ojos en mi, dándome un lugar importante en una obra. Entendí con él qué es lo que un director quiere o pretende en una puesta. Es decir, siendo actores nos convertimos en instrumentos al servicio de su cabeza”, continuó.
¿Cómo surgió Oceánica, un cuento de Sirena?
En primer lugar no quería estupidizar al niño, no quería dirigir su pensamiento pero no sabia cómo lograrlo. Entonces me dediqué a leer mucho y al ver mi maduración me largué. La idea surgió por mi intención de hacer teatro para chicos y trabajar con gente cercana. Empecé a buscar obras. El criterio que primaba era lo económico, una obra con pocos personajes. Hasta que de tanto buscar me encontré con el texto de Ana Alvarado, titiritera, dramaturga, directora, actriz. Una mujer reconocida a nivel nacional, creadora de diversos movimientos teatrales.
Oceánica es una obra corta, solo tiene dos hojas de libro. “A pesar de su reducida extensión le puse mi dramaturgia para recrearla respetando el texto. Es una hermosa manera de decir que aunque seamos diferentes podemos convivir y unir caminos con seres distintos”, reflexionó.
¿Qué la diferencia de otras puestas infantiles?
Oceánica no es una obra estereotipada para niños. No hay personajes buenos ni malos. No se conduce al niño en el razonamiento. No se explica qué sucede en la escena. La idea es apuntar a la estimulación de los sentidos. Al chico se lo ubica como expectante. La intención es que pueda sentir, intuir todo y de esta manera llegue a sus propias conclusiones.
¿Salen de gira?
Nos encantaría, vamos a tratar de inscribirnos para ir a Necochea. Es realmente un producto artistico de calidad.
Por último decidí preguntarle porqué ver Oceánica un cuento de Sirena. “Porque en este mundo de tanta informaciones o estéticas alienantes para el niño Oceánica propone una mirada diferente. Tiene música no infantil. Los chicos la disfrutan, la sienten. Propone un cambio a no dejarse llevar por lo que debe ser.
Sebastián Ganzburg
sebaganzburg@gmail.com
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