Extenso documento donde se detallan los fundamentos de los delitos de lesa humanidad cometidos por Bussi y Menéndez.
Ambos represores fueron senteciados a cadena perpetua.
Causa: "Vargas Aignasse Guillermo S/Secuestro y Desaparición".- Expte. V - 03/08.-
En la ciudad de San Miguel de Tucumán, Provincia de Tucumán, República Argentina, a los cuatro días del mes de Septiembre del año dos mil ocho, siendo horas 10:30, tiene lugar la audiencia para efectuar la lectura íntegra de los fundamentos de la sentencia dictada el día veintiocho de Agosto del corriente año, por los Sres. Jueces de Cámara del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán, integrado por los doctores CARLOS ENRIQUE IGNACIO JIMENEZ MONTILLA - Presidente -, GABRIEL EDUARDO CASAS y JOSEFINA CURI, en la que actuara como Fiscal General, el Dr. ALFREDO FRANCISCO MIGUEL TERRAF, siendo imputados ANTONIO DOMINGO BUSSI, argentino, casado, nacido el 17 de Enero de 1926 en Victoria, Provincia de Entre Ríos, hijo de Lorenzo Bussi y de Luisa Gómez, L.E. 5.889.828, Oficial retirado del Ejército Argentino, con domicilio en Golf Country Club de Yerba Buena, calle 8 “Los Aromos”, Lote 150, Yerba Buena, Provincia de Tucumán; y LUCIANO BENJAMIN MENENDEZ, argentino, casado, nacido el 19 de Junio de 1927, en San Martín, Provincia de Buenos Aires, hijo de José María Menéndez y de Carolina Sánchez Mendoza, M.I. 4.777.189, Oficial retirado del Ejército Argentino, con domicilio en calle Ilolay N° 3.269, Barrio Bajo Palermo de la Ciudad de Córdoba, Provincia de Córdoba.- Ejercieron la defensa del imputado Menéndez, los Dres. HORACIO LAURINDO GUERINEAU y RICARDO E. J. FANLO y la defensa del imputado Bussi, la Sra. Defensora Pública Oficial Subrogante, Dra. SILVIA AMALINA ASSAF y el co Defensor Público Oficial ad hoc, Dr. EDGARDO RODOLFO BERTINI.- Presidió la audiencia el Dr. GABRIEL EDUARDO CASAS.-
El requerimiento fiscal de elevación de la causa a juicio obrante a fs. 1604/1640, le imputa a Antonio Domingo Bussi y a Luciano Benjamín Menéndez, haber participado en calidad de coautores mediatos penalmente responsables de los delitos de violación de domicilio (art. 151 C.P.), privación ilegítima de la libertad agravada (art. 144 bis del C.P.), aplicación de tormentos reiterados (art. 144 ter C.P.), homicidio calificado (art. 80 incs. 2, 6 y 7 C.P.), asociación ilícita (art. 210 y 210 bis C.P.) en concurso real (art 55 C. P.), constituyendo todos ellos delitos cometidos en el marco de los delitos de lesa humanidad y de genocidio del derecho penal internacional.-
Para arribar a tal conclusión, el Ministerio Público Fiscal considera que “de acuerdo al acervo probatorio ha quedado demostrado que en la madrugada del 24 de marzo de 1976, aproximadamente a las 3, 3.30 hs. se presentaron en el domicilio sito en calle Salas y Valdez 1079 del Barrio Obispo Piedrabuena, de la ciudad de San Miguel de Tucumán, domicilio de Guillermo Claudio Vargas Aignasse, quien vivía con su familia (esposa, cuatro hijos menores y una chica más), un grupo de personas, al mando del Comisario Inspector Mayor Sirnio de la Policía de la Provincia de Tucumán, quienes golpean brutalmente la puerta de ingreso de la vivienda, bajo amenaza de derribarla, preguntando si ahí vivía el Senador Vargas Aignasse.-
La esposa de la víctima abre la puerta e ingresan personas de civil encapuchadas y fuertemente armadas, quienes se identifican como
pertenecientes a la Policía Federal.- Inmediatamente se presenta Vargas Aignasse, se identifica, le ordenan que se vista porque quedaba detenido. Durante todo el tiempo que duró el operativo los agresores se expresaron siempre bajo amenazas de armas de fuego y actos de extrema violencia.- La chica que vivía en la casa, que presenció el procedimiento y la detención, fue golpeada; el cable de teléfono arrancado y amenazaron con llevarse a uno de los niños si no se apuraba a vestirse.- Vargas Aignasse fue encapuchado con la funda de una almohada y retirado del lugar, ello en presencia de su esposa y la mujer mencionada.-
En el procedimiento participaron numerosas personas, todas armadas y varios vehículos.- En la madrugada del día siguiente (25-03-76) Vargas Aignasse es llevado nuevamente a su casa, en busca de documentación, estaba fuertemente custodiado por personal policial -personalmente por el Comisario Sirnio-, oportunidad en que comunica a su esposa que estaba detenido en la policía y que “la cosa venía mal”.-
Después de su detención ilegal Vargas Aignasse fue alojado clandestinamente en dependencias de la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Tucumán, sita en Avda. Sarmiento y Muñecas.- En ese lugar fue sometido a tratos crueles e inhumanos, e interrogatorios bajo torturas a fin de obtener información sobre su supuesta relación con grupos denominados subversivos.-
El 31 de marzo de 1976 la víctima fue trasladada al penal de Villa Urquiza, el traspaso se dio en calidad de detenido por orden militar en estado de incomunicado.- En ese lugar fue alojado con el grupo de personas identificadas por sus captores como “presos políticos” y sometido nuevamente a interrogatorios por personal militar y de la Jefatura.- A partir del mismo día de la detención de su esposo, la Sra. Marta Cárdenas de Vargas Aignasse comienza un sinnúmero de averiguaciones tendientes a obtener información sobre su paradero.- En una de ellas se entrevista personalmente con el ahora procesado Bussi, quien le dice que nada sabía de la detención de su esposo y le promete averiguar.- Días después la Sra. Cárdenas recibió por intermedio del hijo del Senador Garretón, un mensaje de Antonio Domingo Bussi, diciendo que su esposo estaba bien, detenido bajo jurisdicción militar.- Cárdenas le pide a Bussi en una entrevista personal ver a su esposo, a lo que éste responde que hará lo posible.- De hecho así lo hizo porque el 01 de abril de 1976 desde el Comando de la V Brigada del Ejército se comunican telefónicamente con la Sra. Cárdenas y le dicen que vería a su esposo.-
A las seis de la tarde del mismo día una camioneta perteneciente al Ejército la recoge de su casa y la lleva al penal de Villa Urquiza.- Desde el primer piso de la cárcel, a través de una ventana, pudo ver a su esposo en el patio de la cárcel, quien caminaba solo y evidenciaba en su rostro marcas de haber estado vendado y atadas sus muñecas.- Esa fue la última vez que una persona ajena al círculo de militares y policías vio con vida al Sr. Guillermo Claudio Vargas Aignasse.- El 06 de abril de ese año las mismas autoridades del Ejército le comunicaron que su esposo había sido secuestrado supuestamente por un grupo de desconocidos, mientras era trasladado en un vehículo policial junto a otro preso desde la cárcel al domicilio de cada uno, por haber sido liberados.-
Durante los días que permaneció en el penal, Vargas Aignasse fue alojado con el conjunto de presos políticos y sometido a idénticos tratos crueles, tortuosos e indignos que todos los presos, en especial el dispensado a este colectivo de detenidos agrupados e identificados por sus ideologías políticas.- Además de sufrir las condiciones tortuosas de encierro fue sometido en varias oportunidades a interrogatorios, llevados a cabo por personal expresamente autorizado, perteneciente al Comando de la V Brigada del Ejército y a la Jefatura de Policía.-
Obra en la causa que el día 05 de abril de 1976 el Comando de la V Brigada de Infantería del Ejército emite formalmente una supuesta orden de libertad en beneficio de la víctima, firmada por Alberto Luis Cattáneo en su carácter de Sub Comandante de la Fuerza.- En la causa constan agregadas un conjunto de actuaciones policiales y judiciales caratuladas “Sumario Organizado contra: Autores Desconocidos. Secuestro-Víctimas: Guillermo Claudio Vargas Aignasse y Guillermo Pedro Rubio”, Expte. 262/76, las que refieren y pretenden documentar un supuesto secuestro que habría sufrido la víctima producido por un grupo comando desconocido, en oportunidad que estaba siendo trasladada junto a otro detenido, Guillermo Pedro Rubio, en un móvil policial desde la cárcel a su domicilio en cumplimiento de la orden de liberación”.-
El Tribunal emitirá el pronunciamiento en forma conjunta (Art. 398 del C.P.P.N.).-
Previo al análisis sobre el pronunciamiento de fondo, este Tribunal fundamentará sobre las cuestiones previas, a saber: a) solicitud del Sr. Fiscal General sobre remisión de las actuaciones pertinentes a la justicia federal de instrucción en relación al presunto delito de falso testimonio que se habría cometido en la audiencia de debate por parte de los testigos José Víctor Gerez y Carlos Antonio Décima; b) solicitud del Sr. Fiscal General sobre remisión de las actuaciones pertinentes a la justicia federal de instrucción en relación al presunto delito de falsificación ideológica de instrumento público que se habría cometido en el ámbito de la jurisdicción militar a partir del año 1.984 por parte de los testigos Raúl Ildelfonso Molina y Roque Ramón Cabral; c) solicitud de las defensas de Antonio Domingo Bussi y Luciano Benjamín Menéndez sobre remisión de las actuaciones pertinentes a la justicia federal de instrucción en relación al presunto delito de falso testimonio y/o encubrimiento que se habría cometido en la audiencia de debate por parte del testigo Juan Antonio Palavecino.-
A tales fines, se hace necesario en primer lugar, transcribir los relatos de quienes, por su calidad de testigos, comparecieron a la audiencia de debate y fueron cuestionados, en cuanto a su veracidad, por el Sr. Fiscal General y por las defensas, como así también, los dichos de quienes soportan a partir de la audiencia de debate una imputación penal por parte del Ministerio Público Fiscal por la presunta comisión del delito de falsificación ideológica de instrumento público.-
Testimonio de José Víctor Gerez (al año 1976 tenía el grado de Comisario del Servicio Penitenciario provincial).-
Preguntado por el Sr. Fiscal General, si conoció a Vargas Aignasse: “no lo conoció en el penal de Villa Urquiza a Vargas Aignasse, nunca lo vio”.-
En la pieza procesal obrante a fs. 27 y 28 de autos, oralizada, donde consta la comparencia del testigo Gerez, en el año 1984, ante el juez de instrucción militar Cabral, en lo pertinente declaró:“me desempeñaba como oficial de servicio durante 24 hs. y 48 de descanso, que recibió la orden de Hidalgo para trasladar a Vargas Aignasse y Rubio, fue en los primeros días del mes de abril y recibió la orden de preparar un vehículo conducido por el chofer de turno y un acompañante.- El vehículo estaba a cargo de Oviedo y el guardia cárcel era Décima.- En el patio del penal se alistó el vehículo y que a Vargas lo despedían con vítores y aplausos registrándose la salida del penal como a las 22:00 horas.-”
Acto seguido, el testigo manifiesta: “no recuerda eso porque él no era oficial de servicio.- Al pedírsele que reconozca la firma, dice: “que es de él menos un carácter que no reconoce”;“no preparé el vehículo, ni presencié la escena de vítores cuando se lo llevaban a Vargas, no conocía a Vargas”.-
En su declaración, hizo mención a un problema que tuvo con Hidalgo, a raíz de un enojo con el dicente; Hidalgo lo puso a un tal Bazán para que se hiciera cargo de la guardia y le dijo a Gerez que se quedara en las oficinas.-
Dijo que: “vi salir una camioneta y el conserje general me dijo ahí lo llevan a Rubio y a Vargas.- Al otro día cuando volví al penal lo encontré a Décima con el calzado mojado y éste me contó lo que había pasado.- No preparé el vehículo, no concreté la liberación de Vargas Aignasse, sólo presencié la salida del vehículo”.-
El Sr. Fiscal General solicitó la oralización de fs. 9 de autos, declaración ante el juez de instrucción militar, en donde Décima dice que la orden de trasladar a Rubio y Vargas Aignasse se la dio Gerez, que se encontraba como oficial de servicio.-
Testimonial de Carlos Antonio Décima (en el momento en que sucedieron los hechos se desempeñaba como guardia cárcel en el penal de Villa Urquiza).-
El testigo dijo en la audiencia respecto a Vargas Aignasse: “no, no lo conocía yo trabajaba en la guardia prácticamente hacía dos años de servicio tenia yo, el trabajo mío era estar en la guardia, subir al muro bajar; no lo conocía”.-Lo vio en alguna oportunidad: “no, yo lo que, lo vi salía el custodio de él, pero ahí en la rural, ahí lo vi yo, no sabía quien era”.-
A continuación se transcriben preguntas del Fiscal y respuestas del testigo.-
Vargas Aignasse iba en un vehículo con él: “yo iba de custodia, a que lo llevaban al domicilio iban en libertad”.- Quienes iban en el vehículo: “el chofer, hacia de chofer y custodia, el Sr. Oviedo, no teníamos armas, por que yo pedí armas y dijeron que no hacia falta”.- A quién le pidió armas: al Sr. Gerez que era mi jefe”.- El era el comisario ahí: “comisario, sub. comisario creo que era entonces, yo pedí armas para que salgamos de custodia, Oviedo hacia de custodia y chofer, por que yo le pedí armas y el dijo que no hacía falta, que íbamos hasta el domicilio a dejarlo nomás y volver para el penal”.- Era común trasladar internos liberados en vehículos de la cárcel hasta el domicilio: “yo primera vez que visto ahí, yo vi que salía gente en libertad pero esperaba la familia en la parte de afuera, pero llevarlo así, algo especial llevarlo al domicilio, no, primera vez que yo lo hacía a eso por orden de ellos”.- Por orden de Gerez: “si yo salí por orden de él”.- Quién le dio la orden de trasladar a Vargas Aignasse y a Rubio: “la orden era de Gerez, que iban al domicilio, a dejarlos en libertad en el domicilio, y quien conocía el domicilio era el chofer, como el trabajaba de chofer ahí, de todos ellos ahí del director todo, él conocía el domicilio y yo nada mas de custodia, yo me senté a la par del Sr. Vargas Aignasse”.- A usted le dice Gerez que lo traslade a Vargas Aignasse y a Rubio al domicilio: “al domicilio, en carácter de guardia, yo bajaba del muro con un fusil que haciamos los relevos arriba, baje digamos el último escalón de la escalera ahí nomás, en la playa, él me pide el fusil, que era urgente para salir, bueno me senté al lado del señor éste”.- Se sentó sin fusil, sin ningún arma: “bueno la única que se usaba ahí era la pistola para uso de servicio interno nomás para salir de custodia a los hospitales, Gerez me dice que no hacia falta, no así nomás, me dice, no hace falta, si van hasta ahí nomás, me dice, al domicilio a dejarlo y vuelvan para acá, dice”.- Qué vehículo era: “era la estanciera, la que se usaba entonces, la rural de la cárcel, de las antiguas”.-
A qué hora salen de la cárcel: “mire aproximadamente nueve, nueve y media, esa hora yo baje de arriba, los señores estaban listos ya esperando ahí con el chofer.- Que el primero que baje de arriba, justo que estaba más cerca del puesto bajé”.- Firmó algún instrumento antes de salir: “no me acuerdo, hasta acá no me acordaba nada, pero nadie me ha tomado declaración en la cárcel, me llevaron al comando al tiempo”.- Cuando sale con Vargas Aignasse y con Rubio y el chofer de la camioneta, firman algún registro de egreso del penal: “no, yo no firmo nada”.- Cuando salen de la cárcel, 21,00, 21:30, adonde van: “vamos a la plazoleta Mitre y la avenida Mitre, yo no sabía el domicilio, lo sabía el Sr. Oviedo”.- A quién iban a dejar primero: “decía dejar a los señores en el domicilio, será que quedaban los dos en el mismo domicilio, los dos por el momento, no se, era dejarlos en el domicilio, antes de salir a la Corrientes, Santiago cual es la que cruza, se nos acerco un vehículo, una camioneta con gente”.- Cuántas personas: “eran varios, usted sabe yo, no ha dado el tiempo a nada, por que se han apoderado de la..., han chocado las columnas ahí, y como era viejito ahí nomás frena, y yo le pregunto,…qué pasa viejo?.- Y bueno, no me contesto nada él; se apoderan de la rural, lo hacen correr al viejito y a mi también”.-
Cuándo vio la camioneta: “cuando se nos acerco así encima, se nos cruzo un poquito al frente la camioneta, agarran a Oviedo, lo tiran al piso, lo mismo hacen conmigo, con los dos señores que lo llevaban, yo iba en la parte de atrás, a la par de ellos, yo iba de custodia nada más, a la par de Vargas Aignasse”.- Custodia de quien, si estaban en libertad: “de Vargas Aignasse, y después he escuchado por la tele que era el señor Rubio”.- Cómo era la ubicación dentro del vehículo: “yo para la parte de la puerta en la parte de atrás, por que iba el chofer solo en la parte de adelante, los tres en el asiento de atrás, se acerca la camioneta y se apoderan del chofer, de mí, me ponen una bolsa”.- Exhibían armas las personas que la interceptan a la camioneta: “no, no se, para que le voy a decir, que no se, no han dado tiempo para ver nada, nada, por que después ponen una bolsa en la cabeza a mí y a él le hicieron lo mismo, dice el señor Oviedo, llegamos a la parte de “obanta”, era un cañaveral ahí, todo oscuro”.- Cuanto tiempo anduvieron en la camioneta: “y más o menos un bueno rato era, al parecer que iba la camioneta adelante y la rural por atrás y no sé, algo de veinte minutos, veinticinco, por que seguían y seguían y se encontraba un cañaveral, ahí nos bajaron”.-
Por dónde fue la camioneta, era la estanciera, la misma estanciera donde los cambiaron de vehículo: “no, en la misma yo, juntos, todos en la misma, nada mas que se han apoderado del chofer, lo hicieron correr y uno de ellos hacia de chofer”.- Seguían los tres en el asiento de atrás, Oviedo ya estaba en el asiento delantero derecho, y un nuevo chofer adentro de la camioneta: “el chofer de los que venían en la camioneta, y otro se sentó a la par mía, pero amontonado ya, estábamos cuatro”.- Alguien decía algo: “ninguno hablaba nada”.- Nadie se resistió: “no nos han dado tiempo de nada, calladito, calladitos”.- En el trayecto, esos veinte o veinticinco minutos, nadie dijo nada: “nadie hablaba nada, del susto que teníamos, yo menos, no preguntaba nada, y los señores que nos llevaban tampoco decían nada”.- Les dijeron algo cuando los interceptaron: “no, se nos han sentado rápidamente, era un segundo, nadie se resistió”.- Pararon sobre la ruta: “no, en un cañaveral”.- Si anduvieron un rato en algo pavimentado y después ingresaron en un terreno irregular: “y sí, yo le puedo expresar que uno iba vendado, con una bolsa en la cabeza”.- Qué pasó cuando llegaron a ese lugar: “me bajaron a mi, así del brazo, me hicieron tirar boca abajo, me ataron las manos para atrás con una piola de algodón y a don Oviedo, el chofer, dice que le hicieron lo mismo, por que él después se desató”.-
Lo bajan de la camioneta, le atan las manos atrás, seguía con la bolsa en la cabeza, lo bajan a Oviedo también y lo atan, y las otras dos personas: , “y bueno, de ahí siguen los vehículos, seguían, hasta que quedaba un silencio”.- Las otras personas bajan también del vehículo: “no, no, aparentemente se ve que lo llevaban en el vehículo, por que dice ya volvemos”.- Los que lo secuestraron les dicen quédense quietos: “nos tiraron al piso, nos ataron las manos, seguíamos con las bolsas en la cabeza, dice ya volvemos por ustedes, pero yo y Oviedo hemos quedado ahí y los vehículos han seguido y al rato el Sr. Oviedo me dice, Décima, ya me estoy desatando, me dice”.- Cuánto tiempo después le dice eso Oviedo: “y bueno, pasaron un ratito mas o menos largo, como veinte minutos, me dice Oviedo, ya me he desatado me dice, se ha desatado él y va y me desata a mi, me saco la bolsa él también, y bueno, nos hemos largado a correr, yo corrí para una parte, Oviedo para otra parte”.- Si estaban en un lugar oscuro, se acababan de desatar, acababan de ser secuestrados, cuál es la razón por la cual cada uno corre para un lado diferente: “debe ser por el mismo susto, él ha corrido para aquí, yo para acá y nos hemos perdido los dos, salimos corriendo cada uno por su lado y no conversamos, él no podía ni hablar”.- Caminaba o corría con alguna referencia lumínica: “corría, me paraba, no aparecía ninguna luz por ninguna parte, para mas o menos guiarme y salir, después al mucho tiempo salí a una ruta”.-
Cuanto tiempo más o menos: “una hora más o menos, salí a una ruta, viene un colectivo que me lleva hasta la terminal”.- Qué ruta era: “no sé, era la ruta, estaba todo oscuro, vi que venía un colectivo, le hago señas y paró”.- De qué empresa era el colectivo: “no recuerdo”.- Sabía a dónde iba el colectivo: “no, iba para la terminal, le dije que me haga el favor que me acerque hasta la terminal iba así con el uniforme con la ropa sucia, uno se caía se levantaba entre las cañas”.- El colectivo paró en algún lado: “no, no, siguió derecho hasta la terminal”.- Iba gente arriba del colectivo: “creo que iba fuera de servicio, no quería parar, paró porque le dije hermano hacéme el favor, necesito me acerques hasta la terminal”.- Por donde vino el colectivo: “la verdad es que no me acuerdo, mire el tiempo cuantos años hace, no me acuerdo”.- Dónde queda el barrio Ejército argentino: “eh, en la altura de la Colón para adentro”.- El colectivo vino por la avenida Roca: “no, no recuerdo por donde iba”.- Cuánto demoró el colectivo desde que lo paró hasta que llegó a la terminal: “el colectivo iba directo, que habrá demorado, veinte minutos, treinta minutos”.- Cuando llegó a la terminal, qué hizo: “caminé por 24 hasta calle Laprida, de ahí tome el 12, caminé hasta calle Laprida, hasta la plaza independencia”.- Tomó el 12 y fue a la cárcel directo: “me he bajado ahí en el portón”.-
Cuánto demoró ese viaje de la plaza Independencia hasta la cárcel: “y bueno, que se yo, de la plaza Independencia, mas de veinte minutos debe haber demorado por que ya iba con pasajeros, la gente ya iba a trabajar, veinticinco minutos puede ser, mire hay cosas que con certeza no me acuerdo, tanto tiempo que ha sido”.- A qué hora llegó a la cárcel: “cinco, cinco y treinta, llegué, me bajé, andaba el Sr. Hidalgo”.- Llega a la cárcel con Oviedo o sin Oviedo: “solo, solo, no sabía nada de Oviedo”.- Qué hizo en la cárcel: “me bajé, andaba el Sr. Hidalgo, que era el director general, me pregunta, muchacho que ha pasado que han demorado tanto, y le cuento yo lo que me había pasado y ahí le entregué la bolsa y la piola de algodón que yo la llevaba, y bueno, dice, y Oviedo, no sé de Oviedo, hemos disparado uno para una parte y el otro para otra y me dijo que vaya a la guardia y complete mi turno”.- Estaba trabajando en todo ese tiempo: “veinticuatro horas estaba en el horario de trabajo”.- Le hicieron alguna actuación, le tomaron declaración, por que si sale de la cárcel un vehículo con dos guardias cárceles y dos detenidos que ya habían recobrado la libertad y de los cuatro, más el vehículo, vuelve uno solo, en esa situación alguna actuación habrán hecho, alguna declaración debe haber dado: “no me acuerdo de que me haya tomado declaración nadie en el penal”.-
A las ocho de la mañana cuando sale de la guardia se va a su casa: “yo me voy de franco como de costumbre, y vuelvo a las cuarenta y ocho horas, descanso cuarenta y ocho y después volvía a las veinticuatro horas”.- En esas cuarenta y ocho horas de franco, tuvo alguna conversación con respecto a este hecho: “no, que no hice ninguna declaración, en ningún lado”.- Fue a una comisaría, a alguna parte: “no, a ninguna parte”.-
El Sr. Fiscal General refiere a que lo que relata el testigo no coincide con muchas declaraciones del mismo testigo, hay muchas cosas que difieren sustancialmente.- Pregunta qué día fue, si fue el día 5 de Abril, el testigo dijo: “no me acuerdo, puede ser, no me acuerdo la verdad”.-
El Sr. Fiscal General manifiesta que a fs. 96 del expediente hay una declaración de Décima en la comisaría, el día 6 de Abril a las 3: 15 horas de la mañana, y el testigo dijo que ha vuelto a las cárcel a las 5, 5:30 de la mañana.- Solicita que se le exhiban fs. 96: “hace treinta y dos años, no sé, para acordarme medio es medio difícil”.-
El Sr. Presidente pregunta si se han secuestrado muchos detenidos así de esta forma: “no que yo tenga conocimiento, no”.- El Presidente pregunta si es un hecho puntual en su memoria: “si”.-
Pregunta el Sr. Fiscal General si es su firma la que aparece en fs.96, y el testigo contesta: “no”.-
El Sr. Fiscal General manifiesta que Décima, ese mismo día 6 de Abril del 76, a las 11:30 horas de la mañana hace una ampliación de su declaración en la comisaría, es decir, que a la hora que Décima dice que estaba cumpliendo las cuarenta y ocho horas de descanso, a las 11:30 de la mañana, es decir, tres horas y media después que dijo que había salido del servicio, estaba declarando en la comisaría.- Solicita que se le exhiba fojas 97 de autos, a los efectos de corroborar si se trata de su declaración, si es su firma.- El testigo manifiesta: “esta no es mía, yo no he firmado con ninguna de esas firmas, la de arriba sí, la verdad que no me acuerdo nada de eso, está la firma mía ahí pero honestamente le digo que no, no me acuerdo”.-
Se acuerda de haber firmado algo en el penal: “habrá sido en el penal, pero en comisaría la verdad que no me acuerdo, o salvo que haya sido en el penal, pero no me acuerdo, pero en la comisaría no”.- Tendría que acordarme que me notificaron de la comisaría, no a mí me corresponde por ejemplo la octava, iba a la octava pero para otras cosas, no notificado así, no”.-
El Sr. Fiscal General manifiesta que Décima dice que veinte a veinticinco minutos anduvo en vehículo desde donde lo secuestraron hasta donde lo dejaron, lo bajaron del vehículo, estuvieron veinte minutos para desatarse, ahí llevamos cuarenta y cinco minutos, después tomó un colectivo hasta la terminal, que demoró veinte o treinta minutos hasta la terminal, le pongamos treinta minutos.- Después que fue caminando y fue a la cárcel en donde el colectivo duro más o menos veinticinco minutos, como dijo el testigo, le sumemos diez minutos desde la terminal hasta la plaza Independencia, son ciento diez minutos, mas lo que pueden haber demorado desde la cárcel hasta la intersección del colectivo, pongámosle veinte minutos, ciento treinta minutos.-
Es decir, el testigo en dos horas y diez minutos ha hecho todo su circuito, pero Décima dice que ha salido 21:00, 21:30 de la cárcel, supongamos que salió a las 21 30, mas dos horas, son las 23: 30, mas los diez minutos, las 23:40 y el testigo dice que llegó a las 5:00, 5:30 de la mañana.- Hay un bache de seis horas, entre lo que Décima ha dicho del tiempo que le ha insumido desde que salió de la cárcel hasta que volvió a la cárcel, hay seis horas en el medio en esta historia que el testigo cuenta, no es que hay diez minutos o quince, posiblemente haya viajado veinte minutos y no me di cuenta y era cuarenta minutos, pero hay seis horas de diferencia, tomando como plazo máximo los tiempos que el testigo ha dado.- Además, continúa el representante del Ministerio Público Fiscal, en su declaración ante Cabral, el 5 de febrero de 1984, fojas 7a fojas 11 de autos, dijo que volvieron juntos con Oviedo a la cárcel, mientras que en la audiencia dijo: “yo volví solo, yo aparecí solo allá en el penal, al otro día apareció Oviedo”.- Manifiesta, que en esa declaración ante Cabral había dicho que se tomó en El Manantial un colectivo, en el colectivo se fue a la terminal y desde la terminal se fue a la cárcel en el colectivo nº 12, es decir, no relata que se fue caminando desde la terminal hasta la plaza Independencia.-
Refiere el Sr. Fiscal General, que a fojas 96 de autos, donde está el acta que se le exhibió, en su declaración ante la comisaría todavía no había llegado a la cárcel y ya estaba declarando en la comisaría, si dice que ha llegado a la cárcel a las 5:00, 5:30 de la mañana y el acta dice que el testigo a las 3:00, 3:30 de la mañana ya estaba declarando, es decir, según esta versión, no había llegado a la cárcel.- Primero pasó por la comisaría, en su declaración en la comisaría, dijo que vino del Manantial en la “ETAP” al centro y que después, del centro, tomo un colectivo a la cárcel, nunca nombro la palabra terminal.- El testigo dijo: “sí, el colectivo era a la terminal, yo así me acuerdo”.-
Continúa, sosteniendo que el mismo día, en la comisaría, pero ya a las 11:30 de la mañana, día y horario en que según el testigo no estaba en la comisaría sino que estaba en su casa disfrutando de su franco, en esa declaración de ampliación, dice que volvió solo, y dice que en manantial subió a un “ETAP” a la terminal, después caminó hasta la plaza Independencia y de allí se fue a la cárcel, es decir, diferente a lo que dijo a las 3: 30 de la mañana.- A fojas 322, 323, (el testigo reconoce las firmas), en las declaraciones ante el juez federal, dijo que a la cárcel llegó a la 1:00 o 2:00 de la mañana, sustancialmente diferente de lo que acaba de decir en la audiencia, que llego a las 5:00, 5:30 de la mañana.- Dijo el testigo: “no me acuerdo de haber ido a declarar en el juzgado federal”.- Refiere a que, el 24 de abril del 84, dijo que a la cárcel llegó solo a la 1:00 o 2:00 de la mañana y el 5 de febrero del 84, es decir, dos meses antes, manifestó que volvieron juntos con Oviedo a la cárcel, eso dijo ante Cabral.-
El testigo dice: “yo al penal volvi solo, no me acuerdo, solo volví”.- El Sr. Fiscal General resalta otra contradicción, a fojas 116 del expediente hay un acta en donde se expresa que consultando el libro de la cárcel, el libro de novedades, figura que a las 23:10 regresó el testigo, es decir que ya tenemos los siguientes horarios de llegada según los dichos de Décima, ante el juez federal dijo que llegó a la 1:00 o 2:00 de la mañana, acá dijo que llegó a las 5:00, 5:30 de la mañana, y en un acta que figura a fojas 116 de autos, dice que llegó a las 23:10 horas, es decir, que tenemos tres horarios diferentes en tres declaraciones diferentes.- El testigo manifiesta: “yo volví solo, es decir acompañado con ninguno, el horario como le dije hace un rato, yo regresé a la cárcel a las 5:00, 5:30".-
Seguidamente, el Sr. Fiscal General vuelve a preguntar qué hizo en ese bache de seis horas: “no recuerdo”.- .Este fue un hecho mas en su vida de trabajador, de guardia cárcel: “no nunca, primera vez”.- En esos veintidós años que trabajó como guardia cárcel le pasó a algún compañero algo parecido como lo de esa noche: “no, no recuerdo, no, no ha pasado algo así”.-. En sus veintidós años de guardia cárcel tuvo que acompañar en carácter de guardia desarmado a un prisionero liberado hasta su casa: “no , siempre ha sido mas a los centros asistenciales, al hospital Padilla, Centro de Salud, en libertad nunca, primera vez, nunca sucedía que llevaran gente en libertad a su domicilio, nunca había visto, en llevarlo en un vehiculo del penal, dejarlo en domicilio no, ellos salían en libertad y la familia los esperaban afuera, por que yo después seguí trabajando hasta que me retiré, nunca se dio otro caso donde se dijo llévelo al domicilio”.-
La Sra. Defensora Pública Oficial manifiesta que desea precisar algunas cosas. Le pregunta al testigo: si la noche del 5 de Abril aproximadamente, 21:30 horas recibe orden para el traslado de parte de Gerez: “si, por que era mi jefe inmediato que estaba en la guardia”.- Qué tarea específica cumplía Gerez: “Gerez era subcomisario, digamos jefe de ahí, de la guardia”.- El jefe de guardia cumple turno también de 8:00 a.m. a 8:00 a.m.: “no, creo que le ha tocado ese día que el estaba ahí, después él siempre se retiraba al domicilio”.- Se podía retirar al domicilio: “sí, por que quedaba guardia las veinticuatro horas por cuarenta y ocho el jefe de guardia”.- . Gerez estaba en el patio de la parte externa pasando el portón: “ahí a la entrada directamente, yo bien bajé me dice, bueno Décima usted va de custodio, por que yo era el primero que bajé de arriba y estaban esperando que baje alguien de arriba para que salga de custodio y yo le pedí el arma, no, dice, así nomás, vaya a dejarlo en el domicilio y vuelva otra vez para aquí, dice, en ningún momento me ha dado armas”.- En qué comisaría, prestó declaración: “puede ser la tercera, por que ahí iban a declarar todos, me parece que era en la tercera”.- .
La representante de la defensa de Bussi, manifiesta que el testigo declara en dos oportunidades, el día 6, en esta seccional que evidentemente es la misma por que tiene prácticamente el mismo sello, preguntando al testigo si se acuerda de eso, a lo que responde: “no, no me acuerdo”.- La defensora vuelve a preguntar si no se acuerda de la seccional tercera, el testigo responde: que yo haya ido a declarar, no, no me acuerdo de nada de ningún horario no me acuerdo”.-
Después de esa época tampoco fue a declarar: “después que me retiré nunca nadie me notificó”.- Escuchó voces al momento del secuestro: “en el vehículo no, de ninguno, yo estaba sentado ahí a la par de ellos, calladito, ninguno conversaba, ni entre ellos conversaban y yo menos.- A qué atribuye todo este tipo de contradicciones, usted reconoce las firmas, que llegaron juntos con Oviedo, que fue al juzgado federal: “no me acuerdo la verdad”.- Qué estudios tiene: “quinto grado, sexto que era en ese tiempo, sexto creo que era el último”.-
La Dra. Assaf, aclara que hay una declaración de Décima ante el juez federal Padilla, que está tomada con todos los recaudos de ley, incorporada al expediente, que está judicializada ante un juez federal y ante el actuario, y hay una versión totalmente válida que da en esa declaración.-
El Dr. Jiménez Montilla manifiesta que, a los efectos de aclarar alguna pregunta que hizo el Sr. Fiscal General, pregunta al testigo si es verdad que cuando en la declaración que hace en la policía dice que, en el momento que se produce el encuentro con el otro vehículo, las personas que se bajan de la camioneta Chevrolet blanca, portaban armas de puño calibre cuarenta y cinco: “yo prácticamente, las armas no las he visto, no nos han dado tiempo para nada”.- El Dr. Jiménez Montilla le pregunta al testigo si es verdad que iba de acompañante del Sr. Oviedo y que los señores Vargas y Rubio iban atrás, y que cuando los interceptan recién pasan con Oviedo los cuatro atrás: “no yo iba atrás con los dos señores en la parte de atrás, Oviedo era el único chofer”.- El Dr. Jiménez Montilla le recuerda al testigo que la declaración de la policía dice otra cosa, allí manifestó que recién a algunas cuadras después le pusieron la bolsa y lo ataron y que hasta ese momento los habían identificado a los supuestos agresores como personas rubias, algunas de bigotes y jóvenes.- Le pregunta el Dr. Jiménez Montilla por qué dijo que eran personas rubias de bigotes y si las había visto a estas personas: “no sé, no me han dado tiempo para nada”.- El Dr. Jiménez Montilla le recuerda al testigo que eso fue lo que dijo en la comisaría a las tres horas de que pasó esto: “no, yo a los que iban en la camioneta no lo reconozco a ninguno”.- El Dr. Jiménez Montilla pregunta al testigo cómo sabe que era una Chevrolet blanca y que los que los interceptaron iban con los pelos al viento, como dice la declaración: “si, pero yo a ellos no los ubico a ninguno, ni los reconozco”.- El Dr. Jiménez Montilla pregunta al testigo si se acuerda haber dicho que los que los interceptaron venían con la melena al viento: “no, se acerca la camioneta y yo los vi así, yo no los he visto ni que tenían, he visto un auto, no nos han dado tiempo a nada, se han apoderado del vehículo, de nosotros y nos han tirado abajo al piso y de ahí han seguido y yo en este momento iba con una bolsa en la cabeza y no se veía nada, no hablaba ninguno, todos calladitos, que no hablemos, y así llegamos”.- El Dr. Jiménez Montilla pregunta si los liberados no se resistían o si alguno decía algo: “ninguno decía nada de nada, todos mudos, digamos, nos ordenaban, callados, calladitos, no hablen ninguno, y allá nos bajan y nos atan las manos para atrás con las piolas de algodón y seguíamos con las bolsas ahí”.-
La Dra Curi pregunta si sabe que pasó con el vehículo, si alguien lo encontró: “no, no sé que hicieron con el vehículo, no lo he visto más”.-
La Sra. defensora pregunta si Vargas y Rubio subieron al vehículo adentro del penal o afuera: “no, ahí en la entrada, en el playón del penal”.- Estaban acompañados por otros internos: “no, yo y Oviedo y el vehículo era del servicio penitenciario, era la estanciera rural”.- Iba sentado con Oviedo, pero precisamente en el momento que el grupo de desconocidos los reduce y se apodera del vehículo, donde lo colocan a Oviedo: “a Oviedo lo ponen al lado del acompañante”.-
La Sra. defensora aclara que cuando el Sr. Vocal le preguntó qué había pasado con Oviedo, dijo que Oviedo fue pasado atrás con el testigo y al Sr. Fiscal le dijo que a Oviedo lo habían pasado al asiento del acompañante: “yo tengo entendido que a él lo hicieron correr para allá, después lo habrán hecho pasar por arriba del asiento por que íbamos los dos señores que llevábamos y yo, apretados ahí, debe ser que lo habrán hecho pasar por arriba para que vaya en la parte de atrás, juntos”.- Cuánto tiempo deambuló en la oscuridad después que se logró sacar las ataduras: “bueno, salimos corriendo”.- Cuánto tiempo transcurre desde que se separa de Oviedo y caminando por la oscuridad hasta que encuentra este ómnibus que lo trae de nuevo a la Terminal: “la verdad que ha sido un rato más o menos”.-
Cuántas personas cumplían la misma función en el penal, y en particular, el transporte de detenidos y o de liberados: “era un turno digamos de quince o veinte guardias, cualquiera podía cumplir esa función, nos esperaban que bajemos de arriba del muro para cumplir otras tareas cuando había necesidades para ir afuera, custodio de los hospitales de los señores que llevábamos, cualquiera, el que le toque”.- Escuchó alguna conversación en el viaje entre los dos liberados antes de ser interceptados: “no, ninguno conversaba ni entre ellos, ninguno hablaba de nada ahí, ni yo tampoco, ninguno preguntaba nada, ni ellos me preguntaban a mi ni nada”.- Aproximadamente cuántos internos había en el penal en esa época: “y bueno, había bastantes, había mucha gente detenida, puede ser setecientos”.-
El Sr. Fiscal General pide la palabra para marcar una contradicción grave del Sr Décima ante el juez de instrucción militar Nº 76, Cabral, obrante a fs 711 de autos.- Allí, dijo que la orden de traslado de Vargas y Rubio se la dio el comisario Gerez y en esta audiencia, que la orden de traslado se la dio Gerez, y en su declaración ante el Sr. Juez Federal, a fs 322, 323, donde reconoció su firma, manifestó textualmente, que el día del hecho el dicente recibió orden del Sr Director General del penal, Sr Hidalgo, que custodiara a dos detenidos y que los llevara al domicilio particular de cada uno de ellos, y que eran los señores Vargas y Rubio, es decir, que ante el Sr. Juez Federal dijo que Hidalgo le había dado la orden: “yo recibí orden directa de Gerez, yo nunca he tenido contacto con el Sr. Hidalgo, nunca, no sé por qué dije eso, lo habré dicho yo por los nervios, no sé, pero yo tenia todas las órdenes precisas, yo con el Sr. Hidalgo nunca he hablado, por ningún motivo”.-
Testimonio de Roque Ramón Cabral (militar retirado, juez de instrucción militar N° 76 en el año 1984).-
Dijo ante estos estrados que: “la jurisdicción de su juzgado era el área de la V Brigada de infantería, y que empezó a actuar en el año 1984.- No se acuerda de las actuaciones en las que participó pero manifiesta que si está su firma es porque él las hizo”.-
Durante la audiencia se dio lectura al anexo de la causa Menéndez (fs. 20 con la rúbrica del testigo, reconocida ante su exhibición).- En dicho instrumento, surge que Cabral consideró que no existieron pruebas directas ni imputados de las fuerzas armadas; que no existieron responsabilidades contra terceros; allí se dispone se sobresea a los acusados y se eleven las actuaciones al Consejo de las Fuerzas Armadas.- Sobre el particular, manifestó: “no recuerdo ese dictamen, pero reconozco la firma”.-
El Sr. Fiscal General sostuvo que se tenga presente que Cabral tiene actuaciones en la justicia federal por haber presionado a testigos en la época en que se desempeñó como juez militar.-
Testimonial de Raúl Ildelfonso Molina:
El Sr. Fiscal General lo interrogó en torno a: ocupación en el año 84: “yo era militar, presté servicio en el regimiento 13 de Infantería en Tartagal y después vine al 19 de Infantería y después al comando”.- Grado de retiró: “con el grado de suboficial mayor”.- Si era abogado: “no”.- Actuación como secretario ante el juzgado militar N° 76:“yo nunca estuve en ningún juzgado, ni en el 76 ni en ninguno y he sido jefe siempre del grupo de obras de conducción y reparación agregado al comando de la V Brigada de Infantería y dependiente de la división logística hasta el año mas o menos el 70 me fui a Buenos Aires porque se me enfermó un hijo y volví en el 77 que pedí el retiro estando siempre como jefe de grupo figurando, pedí el retiro y ese retiro me salió en el año 75; cuando pedí el retiro, me volví a Tucumán y quedaba siempre trabajando en logística, me fui a pedir que me dejen sin efecto el retiro entonces me hicieron hablar con el jefe de estado mayor general del ejército, ahí me propusieron como ya no podía dejar sin efecto el retiro que me podían incorporar como artículo 62, ahí aparece la historia que la única forma de incorporarme en esa situación era que me nombren secretario de alguno de los dos juzgados que había en el comando, pero yo digo que de justicia no se nada, me dicen que iba a ir para hacer sumarios nada más, de todas maneras va a tener siempre a alguien a la par que le indique que hacer. Me llevaron para ahí y estuve un tiempo”.-
“Al tiempo me separaron de ahí, apareció un trabajo para San Antonio de los Cobres para que construya un centro de instrucción especial para que vayan a hacer práctica todas las secciones y compañías, tenía que hacer adaptación la gente porque estábamos a mucha altura, había que construir, ya había un preacuerdo con el ferrocarril”.-
El Sr. Fiscal General le pregunta concretamente si actuó como secretario de actuación ante el juez Cabral en el juzgado militar n° 76 desde el año 1984 en adelante: “si”.- Cuándo asume como secretario: “quería actualizar todos los sumarios de guarniciones, ahí estuve con él hasta que sacó los sumarios, no recuerdo todo con exactitud pero algo me acuerdo”.-
El Sr. Fiscal General manifiesta que aparecen unas iniciales en la orden del comandante del III Cuerpo del Ejército al primero de febrero de 1984, donde se interesa por saber que significan las mismas, las que oralizadas, constesta: “Mensaje Militar conjunto”.- LCS.: “L debe ser lucha, puede ser contra la subversión.- FFSS y PP: “de las fuerzas de tarea debe ser, o fuerza de seguridad, policía provincial.-
Según el Sr. Fiscal General, esa ordenanza del Comandante tiene fecha del primero de febrero de 1984; el 5 de febrero consta que ya estaban en actuaciones con Cabral, siendo la primera actuación en relación a Carlos Antonio Décima: “no recuerda”.- Función específica del testigo en esas declaraciones que prestaban los distintos guardia cárceles y testigos en el tema específico de Vargas Aignasse: “no se nada, esa cuestión de Vargas Aignasse yo nunca tuve nada”.-
Ante la exhibición de documentos, reconoce la firma.- Ante ello, el Sr. Fiscal General, refiere a que la firma del testigo aparece en múltiples oportunidades en las actuaciones, declaraciones de guardia cárceles, testigos, denunciantes.- Al ser indagado sobre ello: “no me acuerdo porque no era permanente”.- Era él secretario y prestó juramento para ser secretario: “si”.
Le tomaba juramento a las personas que declaraban en el expediente de Vargas: “creo que sí, no recuerdo, en los casos que estaba impreso el juramento puede ser que los haya leído”.- Estaba presente en la declaración de todos los testigos: “cuando he firmado sí”.- Relate al Tribunal cómo era el trámite de la declaración y a donde la tomaban: “todas las declaraciones se tomaban en las oficinas que tenían los secretarios, a la par del despacho del juez, en el edificio del comando, sobre avenida Sarmiento.-Arriba estaba el juzgado, ahí el Dr. Cabral los recibía, todos los declarantes iban acompañados por algún abogado o abogada de los derechos humanos, que iban, le ponían una silla afuera del despacho y más allá estaba el despacho del juez, el único que entraba donde se tomaban las declaraciones era el juez, él entregaba las declaraciones que estaban manuscritas y las abogadas estaban sentadas afuera, dentro de la oficina estaba el juez solo, yo y el otro secretario, que estábamos tomando declaración, estábamos en la oficina de la par, y los abogados afuera, con la puerta abierta”.-
“El juez salía y les hablaba, las recibía, las hacía sentar y les decía que el código de justicia militar no admitía presencia porque eran secretos y que ellas iban a estar ahí escuchando todo, el declarante cuando tenga duda se podía levantar y hablar con ellas y ellas, se podían acercar a la puerta y decir eso no va acá, entonces la corregía, una vez que terminaban y estaba de acuerdo la firmaban, salía el juez, les daba la mano a las abogadas, había un solo varón de los que estaban ahí”.-
“Declaraban delante de mí, las preguntas estaban hechas, el juez le entregaba las preguntas al que tomaba la declaración, si el que prestaba la declaración sin decir nada se le llevaba al juez”.-
El Sr. Fiscal General le pregunta si participó en la redacción de las conclusiones del juez militar: “no yo no participé, no hice ninguna redacción de conclusiones ni de órdenes expresas, las hacía él”.- Cuántas oficinas había para tomar declaración: “había dos juzgados, juzgado 76 y el 75 y cada juzgado tenía dos secretarios, en el 76 los secretarios éramos el suboficial Juárez y yo”.- Tuvo conocimiento de las denuncias que tenía el juez Cabral por presionar a personas que tomaban declaración: “no porque nunca pasó eso, agradecían la atención, le daban la mano y se despedían y se iban con el declarante, yo lo hubiese escuchado a los declarantes”.- Conoce o ignora sobre las conclusiones a las que arribó Cabral: “ignoro, porque eso debe ser la elevación, eso lo hacía él de puño y letra”.-
Careo entre José VíctorGerez, Raúl Ildelfondo Molina y Roque Ramón Cabral.-
Como consecuencia de que el testigo Gerez no reconoció del todo su firma, pues refirió a que uno de sus caracteres no le pertenecía (específicamente un trazo de la rúbrica estampada en la declaración obrante a fs. 27/29) se dispuso un careo con quienes actuaron en el acto procesal como secretario y juez respectivamente en la jurisdicción militar.-
En un primer momento se enfrentan ante estos estrados Gerez y Molina.- Este último manifiesta que no recuerda a Gerez.- Ante la pregunta de si lo que está en el acta de declaración testimonial es lo que dijo Gerez, respondió que no recuerda, pero si está escrito y no hay enmiendas es lo que Gerez le dijo en aquel momento.- A su turno Gerez dijo que desconoce toda la versión y que le da la sensación de que está fraguado.- Agrega que no presenció que lo vitoreaban a Vargas Aignasse y que no dio la orden de llevarlos a sus domicilios.-
El testigo Molina afirma que no ha falseado nada, como ya lo dijo no hay enmiendas, si Gerez lo firmó fue de conformidad, asegurando luego que él no presionó a nadie y que el juez estaba en una oficina contigua, escuchando.-
En tanto, Gerez insiste en que la firma en algo se parece pero hay un trazo que no es de él.- Dijo también que no preparó el vehículo ni presenció que lo vitoreaban a Vargas; que el conserje le comenta que lo llevan a Vargas Aignasse y a Rubio y que la camioneta ya salía.- Refiere luego no recordar haber ido al Comando a prestar declaración, para después recordar que sí fue a declarar pero que su firma no es esa, precisando que la línea que baja en su rúbrica no es de él.- Culmina sosteniendo que el contenido de la declaración no lo reconoce.-
Seguidamente se incorpora al careo el testigo Roque Ramón Cabral.- Ante la circunstancia de que Gerez desconoce parte de su firma y también la versión que consta en la mentada acta de declaración testimonial, se procede a la oralización del instrumento en cuestión.- Seguidamente Gerez manifiesta que se acuerda de haber ido a declarar al juzgado de instrucción militar.-
Finalmente Gerez procede a dar su versión definitiva de los hechos.- Así afirmó, que cuando salía él justo se retiraba de Villa Urquiza.- No lo conocía a Rubio ni a Vargas Aignasse.- No preparó la camioneta ni a quienes irían en ella.-
Ante una advertencia del Sr. Presidente en cuanto a que esta versión que da en la audiencia no coincide con la que diera ante el juez militar, Geréz manifiesta que no preparó la camioneta y no escucho los vítores.-
En tanto, Cabral reconoce la firma en el acta de declaración testimonial obrante a fs. 27/29.- Dijo que no recuerda cuando tomó la mentada declaración porque recibió mas de mil declaraciones durante el sumario que instruyó.- Considera que si está su firma en el instrumento es porque escuchó esa declaración.- En cuanto a quién formulaba las preguntas, dijo que era él, mientras el secretario escribía a máquina.- En cuanto a la diferencia en la versión de los hechos vertida en el documento y lo manifestado por Gerez en la audiencia, sostiene que él no estuvo en el lugar de los hechos como para saber que pasó en Villa Urquiza.- Afirma que a Gerez lo acaba de conocer en este acto, pues no recordaba haberlo visto en el juzgado de instrucción.-
En tal sentido, Gerez manifiesta que acaba de conocer a Cabral y que no recuerda haberlo visto antes.-
Testimonial de Juan Antonio Palavecino (dirigente gremial a la época de los hechos, actualmente es vendedor ambulante).-
Preguntado por la Sra. Defensora Pública Oficial: si fue detenido después del 24 de marzo de 1976: “estuve detenido en la Brigada de Investigaciones, primero secuestrado, después me llevaron a la cárcel el 17 de abril”.-
La Sra. Defensora manifiesta que el testigo, en su declaración de junio de 1985, dice que estando en la Policía, vio a varios detenidos, entre ellos, al Sr. Guillermo Claudio Vargas Aignasse y le pregunta a quiénes más vio y cómo los vio: “todos los detenidos estaban igual que él, tirados en el suelo, maniatados, las manos atrás y vendados los ojos”.- Cómo vio si tenía los ojos vendados: “las cosas que se hacían en esos casos eran, por ejemplo, hablar con los otros detenidos y preguntarles quiénes eran.- Lo secuestró en marzo una comisión encabezada por González Naya, a pesar de que había una orden del Coronel Cattaneo de que no lo molestaran porque era dirigente gremial en ese momento.- Al llegar a su domicilio el día en que lo secuestraron lo detuvieron, lo ataron y se lo llevaron.- González Naya era el cabecilla de la comisión y lo acompañaban Duilio Figueroa, el Cabo Carrizo y otro sujeto cuyo nombre no recuerda.- Lo llevaron y lo tiraron al suelo en la Brigada.- Tirado en el suelo, en esa situación, es dónde se preguntaba con los otros detenidos, ¿quién sos?.- Estuvo parado 72 horas sin que lo lleven al baño hasta el punto de lo inaguantable y a partir de allí comenzaron a llevarlos al baño una vez al día”.-
La Sra. Defensora le comunica al testigo que lo que dice no es lo que declaró, preguntándole si declaró ante un Juez Federal: “no”.- Le informa entonces, que obra en el expediente una citación del Juez Federal René Padilla, firmada por Victoria de Palavecino -su esposa-: “nunca declaré ante un Juez Federal”.- Por qué no se presentó a declarar: “nunca recibió la citación dado que su esposa no se la entregó porque en 1985 ya estaba separado de ella”.- . Recibió algún tipo de maltrato durante su detención: “cuando estuve secuestrado no solo nos pegaban, sino que nos torturaban psicológicamente con un cajón que parecía un cajón de muerto al que le levantaban la tapa y la soltaban de golpe como cerrándolo, diciendo, otro más para El Cadillal, que eso les decían los señores que componían la camarilla de Marcos Hidalgo, Jefe de Institutos Penales que además manejaba la Brigada con la supervisión del Teniente Coronel Arrechea y del Coronel Cattaneo, que conocían perfectamente lo que se vivía en la Brigada”.- Cuándo tuvieron lugar los hechos que relata: “eso fue en el mes de marzo, cuando nos han detenido, hasta el 17 de abril, en todo ese tramo nos han hecho eso a todos”.-
La Sra. Defensora le informa al testigo que en su declaración de 1985, que obra en el expediente dice otra cosa: “nunca declaré nada ante nadie”.-
La Sra. Defensora solicita se proceda a la lectura de la declaración del Sr. Palavecino ante el Juez Militar Cabral:“él me lo trabajó de amigo, me dijo que tenía que firmarle un papel para salir del paso de un amigo que tenía un problemita ahí, me dijo; firmálo, total esto queda entre nosotros y el Secretario me lo puso en la ventanilla para que firme.- Yo ni leí y firmé, si está la firma, lo he firmado, lo único que leí es la parte de arriba donde está la fecha”.-. Por qué, al comienzo de su declaración, dijo que nunca había declarado: “él no lo reconocía a Cabral como juez”.-
La Sra. Defensora solicita un careo del testigo con el Sr. Cabral: “el Sr. Cabral le dijo que él era un oficial del ejército que quería hacerle una atención a un amigo”.- Reitera su pedido de careo del testigo con el Sr. Cabral y asimismo solicita la lectura de unas declaraciones o que las tenga el Tribunal en cuenta, se trata de unas declaraciones en la causa “Irregularidades de la CONADEP”, en las cuales el testigo también habla de modo diferente porque evidentemente cambia sus declaraciones de acuerdo a los consejos que le dan.- Asimismo, manifiesta que las declaraciones a las que refiere aluden a la desaparición de un Sr. Sosa y señala que en ellas el testigo dice que se dejó convencer por Magdalena Sosa para declarar que había visto al mencionado Sosa, para que la mujer pudiera regularizar su situación.-
Se oralizó la declaración que el testigo prestó ante el Sr. Cabral (fs. 182-183), en su parte pertinente.- Interrogado el testigo, por el Sr. Presidente, sobre si recuerda esa declaración, el testigo responde afirmativamente, dice “que recuerda la situación en la que firmó esa declaración, que el Sr. Cabral le dijo que iba a hacerle preparar la declaración al secretario porque quería hacerle una atención a un amigo.- Es mentira eso que dice la declaración de que no le han pegado a la gente, a la gente la han torturado y ahora voy a contar como lo encuentro a Vargas Aignasse. El día 6 de abril entraron a empujones y lo tiraron a Vargas Aignasse en la pieza donde todos estábamos tirados en el suelo, maniatados y vendados los ojos.- Vargas Aignasse no podía sentarse en el suelo y se sentó en ese cajón que le digo yo y nosotros le preguntamos ¿qué te pasa?’y dijo que estaba enfermo, que lo habían torturado, que le habían puesto la picana en los testículos y en la lengua y dijo, tengo la lengua lastimada, igual que Carlos María Torres.- Ahí han hecho una payasada en la puerta de la cárcel y me han pasado a otro auto y me han traído para Educación Física y de ahí me han traído para acá.- A la noche lo sacaron a Vargas Aignasse de la Brigada, lo sacaron y el Cabo Carrizo dijo: otro pajarito para El Cadillal.- Carrizo, que era secretario privado de Hidalgo dijo: el General Bussi no quiere que ninguno de esos zurdos de mierda estén más acá y que luego se lo llevaron a Vargas Aignasse y no apareció más”.-.
La Sra. Defensora pregunta al testigo si recuerda la declaración sobre el esposo de la Sra. Magdalena Sosa.- Refiere la letrada, que el testigo, en la declaración sobre Sosa, sostuvo que él no lo había visto en Villa Urquiza pero que para hacerle un favor a la Sra. Sosa dijo que si lo vio.- Aduce la defensa que refiere a esa declaración para demostrar que el testigo es fácilmente influenciable a la hora de declarar.-
La Sra. Defensora le pregunta al testigo si se acuerda de lo que declaró por pedido de Magdalena Sosa: “no”.- Cómo, entonces, se acuerda de Luis Sosa: “conoció a Luis Sosa, que estando en la CGT lo conoció, que trabajaba en la DINEA y que de allí lo arrancaron el 24 de marzo junto a otros más al volver de un Congreso en Chile”.-
Preguntado por el Sr. Presidente si lo vio al Sr. Sosa en la cárcel:“lo vi flaco, era gordito como usted y estaba muy flaco en la cárcel, tirado en el suelo y a los dos o tres días no lo vi más”.- El Sr. Presidente pregunta al testigo sobre la filiación política de Sosa: “estaba en el peronismo, me ayudaba a mi en la CGT, era una excelente persona.- Él estaba en el pabellón “A” de la cárcel, mientras que en el pabellón “B” estaban los que en la cárcel llamaban “los zurdos”, que estaban todos pelados y tirados en el suelo.- En ese pabellón estaban todos tirados, que les pegaban malamente, sobre todo el Cabo Carrizo.- En la cárcel estaba también el sobrino del locutor Sutter, Torres, eran como ciento veinte detenidos”.- La Sra. Defensora le pregunta al testigo cómo teniendo tanta información sobre gente que conocía y que quería no se presentó a declarar estando ya en un gobierno constitucional ante el Juez Federal René Padilla cuando fue citado, le indica al testigo, que incluso podría haberse presentado espontáneamente: “porque tenía miedo, porque fui amenazado, yo estuve dos años preso y cuando salí, ni la gente que me conocía me saludaba por la calle.- Volví a trabajar un año, ocho meses en Vialidad y me dejaron cesante por orden del General Bussi, no de él directamente sino de uno de sus testaferros, porque Bussi no quería dirigentes gremiales en la administración pública.- Cada vez que alguien me preguntaba algo tenía que ver bien quien estaba dando vueltas alrededor antes de hablar”.-
La Sra. Defensora le indica al testigo que ya estaba en un gobierno constitucional y el testigo le responde “no tenía ninguna seguridad ni con el gobierno de Alfonsín, ni con el de Menem, ni con ninguno, porque los servicios de la represión seguían intactos en Tucumán y creo que todavía siguen”.- Hizo alguna causa judicial por su detención: “hice un juicio con un abogado del foro local que tiene sentencia firme pero todavía no me han pagado nada”.- Recuerda cuándo y dónde Vargas Aignasse le relató sobre las torturas que había padecido:“fue el día 6 de abril en la Brigada.- Vargas Aignasse era un hombre público por su trayectoria política e intentaban ayudarlo como podían”.-. Cómo, simplemente ante el pedido del Juez Cabral accedió a firmar la declaración y si lo conocía a Cabral de antes: “No, al que lo conocía era a Mansilla, que era primo de un compañero y un día que fue al trabajo me solicitó que lo vaya a ver.- Cuando fui me pidió que firme esa declaración para hacerle un favor a un amigo de Cabral”.-
Preguntado el testigo sobre cuantas veces vio en ese tiempo a Vargas Aignasse en la Brigada de investigaciones responde que “el día 6 es el único día que lo vi”.-
El Sr. Fiscal General manifiesta al Sr. Palaveccino que expresó que Vargas Aignasse le refirió que lo habían picaneado en la lengua y en los testículos y que estaba enfermo: “Estaba enfermo, le dolía el pecho, la espalda, si estaba tirado en el suelo”.-
Lo que dice el papel es que no vio aplicar castigos a nadie, eso no se ajusta a la realidad, ¿Ud. vio aplicar castigos?, le pregunta el Sr. Fiscal General al testigo: “Si, si vi”.-
Preguntado el testigo sobre su declaración donde expresaba que tanto personal de gendarmería como de institutos penales, que eran los únicos que prestaban servicios en el penal, brindaban a todos los presos trato normal y si ello se ajustaba a la verdad: “No, yo no dije nada de eso”.-
El Sr. Fiscal General le pregunta al testigo, cómo es eso de que el cabo Carrizo dijo que Vargas Aignasse iba a ir al Cadillal: “el cabo Carrizo era la mano derecha de Hidalgo, el comisario del Penal, el vocero del Sr. Bussi.- Nos reunían y nos decían que el Gral. Bussi había dicho tal cosa.- Siempre estaba Carrizo a su lado y González Naya por otro lado.- Cuando lo sacan a Vargas Aignasse, el cabo Carrizo dice, ya esta listo el pajarito éste para El Cadillal, y otro mas que joda, así lo llevamos”.-
Cuando estuvo en el Penal de Villa Urquiza, lo vio a Bussi en la cárcel: “Si, eso fue cerca del final del 77, antes que lo relevaran.- El fue y nos dijo que se iba porque lo trasladaban.- Que lo nuestro lo iban a resolver los tribunales provinciales”.-
El testigo indica que el trato que recibió en la brigada de investigaciones, fue “malísimo” y que en la cárcel, “el trato fue regular.- Los tres primeros meses que estuvimos fue tremendo el trato.- Porque tenían la orden los guardias de apalearnos a nosotros, de perseguirnos, de tenernos disparando de un lugar para otro.- Nos obligaban a trabajar.- Nosotros trabajábamos por Amado Juri.- Un día hicimos paro porque el cabo Carrizo le pego a Don Amado.- Pero los tres primeros meses fueron tremendos.- Nos agarraba cualquier viejo de la guardia interna, nos metían garrotazos”.-
Consultado el testigo por el Sr. Fiscal sobre el sector en que se encontraba: “Primero estábamos entreverados con los presos comunes.- Yo estaba en el tercer piso y después tuvimos que bajar al pabellón A, que lo tenían que arreglar pero solo lo lavaron y sacaron a los presos.- Los presos comunes entraban y podíamos conversar con ellos en el patio, pero eso después de los tres primeros meses”.-
El Sr. Fiscal pregunta: Ud. declaro lo que dice el papel ante Cabral y Molina, por presión o para hacer una “gauchada:“yo a Molina no lo conozco, cuando lo firmé no estaba firmado por nadie.- El secretario que me hizo firmar a mi era mi conocido, Mansilla”.-
El Sr. Presidente del Tribunal le solicita al testigo que cuente bien el día 6 de Abril del 76 en la Brigada de Investigaciones: “Nosotros no sabíamos bien que hora eran ya que estábamos vendados y tirados al suelo.- No nos daban mate ni nada.- Tipo doce nos daban polenta y nos desataban las manos para que comamos pero no los ojos, nos alcanzaban los platos desde el suelo.- Nadie de mi familia sabía donde estaba yo.- Yo sentía lo que conversaban los guardias y escuchaba los comentarios que había que eran mentiras.- Tipo dos y treinta salió la patrulla del cabo Carrizo con toda su banda por detrás.- El comisario Figueroa le dio cinco días de arresto a la segunda jefa de la brigada femenina por darme un jarro de mate cocido.- Cuando vuelve el cabo Carrizo, póngale a las seis, siete de la tarde, abren la puerta y lo tiran a un tipo adentro, nosotros preguntamos ¿quien sos? cuando se fueron los guardias,“Vargas Aignasse” respondió despacio.- Entró otro guardia y nos callamos hasta que se fue.- Le digo quien era y me saluda.- Yo le pregunto como estaba y me responde que enfermo, que le habían pegado mucho, que habían hecho una pantomima en la puerta de la cárcel y me iban a subir en una camioneta y me subieron en un auto o ómnibus, no me acuerdo y llevaron para Educación Física, ahí me han torturado, dijo.- Que podés ver la lengua como la tengo lastimada, me han picaneado, los testículos también, no puedo estar ni sentado casi.- Y así pregunto a los demás que estaban sobre su situación”.-
“Cuando ya había oscurecido, tipo nueve o diez de la noche, entró el cabo Carrizo y le dice, a ver pajarito si te preparas ya te voy a llevar a pasear enseguida.- Deben haber pasado unas dos o tres horas, cuando entran de nuevo y lo sacan “ramiando” y se los llevaron.- Nunca más lo vi, en la cárcel después me contaron que lo habían matado”.-
El Dr. Guerineau le consulta al testigo sobre quienes más estuvieron con él en la brigada: “Le voy a decir quienes estaban.- Triviño estaba, era un proveedor del estado que Ud. debe conocer.- Arturo Ederman, un fuerte comerciante.- A nosotros nos pidieron 20.000 dólares para dejarnos en libertad, el comisario Abba”.- No recuerda quienes estaban con usted: “Triviño, Don Arturo Ederman, Getar, Armando Daiana, el Dr. Fidalgo y otros que no quiero nombrar, que eran como treinta, es gente con la que no volví a hablar del tema”.-
Cómo es posible que nadie más haya hablado:“ya le dije hace un rato, tenía miedo”.- Pero porque nadie más declaró: “Ud. les pregunto a ellos?, si no citaron a ninguno”.-
Preguntado por la defensa de Bussi sobre como supo exactamente que era el día 6 de abril si no sabían la hora ni los días: “Mi esposa estaba por tener familia cuando me llevaron a mí y Hamed, el otro guardia que estaba allí, que yo lo conocía, le digo turco me podés hacer una gauchada, él me responde que si le daba una bolsa de azúcar.- Y me respondió que 6 de abril y le pido que averigüe si se había internado mi mujer y le tuve que mandar a decir a mi señora que le de una bolsa de azúcar”.- O sea que su familia sabía que Ud. estaba allí: “No, él sabía.- Mi familia no sabía donde estaba.- Yo le dije que vaya y lo vea a un amigo mío para que le de.-Hamed era de la Brigada, pero después pasó a la cárcel con Carrizo y otros cuando nosotros nos fuimos para ahí”.-
La defensa del imputado Bussi expresa que lo vio a Vargas Aignasse cuando lo estaban tirando en el suelo, torturado: “Desde el primer día estuvimos con los ojos vendados, con una tela dura, con cierre y nos la corríamos contra la pared”.-
Preguntado nuevamente sobre la fecha de ingreso a la policía y cuantas veces vió a Vargas Aignasse: “lo vio una sola vez, el día 6"-.
La defensa del imputado Bussi solicita la lectura de una declaración del Sr. Palaveccino ante el juez de instrucción militar, Cabral, del año 1986, con lo cual se quiere acreditar que había realizado la declaración del 85 para hacerle un favor a una persona.- El testigo no recuerda esa declaración pero si una conversación con una señora de la comisión de derechos humanos que: “me visitaron con el Dr. Strassera en la Casa de Gobierno”.-
El Sr. Presidente del Tribunal le pregunta al testigo si vio en la cárcel al Sr. Luis Sosa, respondiendo el mismo que: “Si lo vi, estaba flaco y pelado. Lo demás de la declaración no recuerdo haber dicho y no fue en ningún tribunal sino en la Casa de Gobierno a la par de la Secretaria de Gobierno. Era una cita de la Conadep, creo. La declaración cortita esa si me la hizo firmar Mansilla que era pariente de un amigo, él me dijo que Cabral quería hacerle una atención a un amigo. Fue cosa de diez minutos”.
La defensa de Bussi solicita un careo con Molina y Cabral.-
Careo entre Juan Antonio Palavecino, Raúl Ildelfonso Molina y Roque Ramón Cabral.-
Una vez que se encuentran los tres testigos frente al estrado, se le exhiben dos declaraciones cuestionadas por el testigo Palavecino, prestadas ante Cabral y Molina en el juzgado de instrucción militar.-
Tanto Cabral como Molina, responden que no recuerdan al testigo Palavecino, mientras que éste refiere que los vio durante cinco minutos, hace treinta años-
El Sr. Presidente le manifiesta al testigo Cabral que Palavecino en su declaración dice que lo trataron bien en el penal durante su detención en el año 1.976, mientras que ayer, en la audiencia, refirió a que lo trataron mal; en definitiva, lo que sostiene Palavecino es que el contenido de la declaración no es real y que de favor le pidió usted a Palavecino que le firme la declaración.-
Palavecino dice que a quien le firmé de favor fue a Mansilla, secretario del juzgado de instrucción militar con quien si bien no tenía amistad lo conocía de Vialidad.-
Cabral ratifica la firma en el acta de fs. 182/183, pero no el contenido porque ha pasado mucho tiempo.- Palavecino refiere a que no conocía a Cabral, mientras que éste se acuerda de Mansilla, fue secretario en el juzgado de instrucción militar y estuvo poco tiempo en esa función mientras él se desempañaba como juez militar.-
El Sr. Presidente pregunta al testigo Cabral si es normal que una declaración no tenga la firma del secretario (está estampado el sello pero sin la rúbrica), el mismo responde que sí.-
Respecto a la segunda declaración de Palavecino, obrante a fs. 16/18vta. del Expte. P, N° 750, Cámara Federal de Apelaciones, autos: “Prueba testimonial (D 7) cárcel de Villa Urquiza” - Juzgado de Instrucción Militar N° 76, el mismo reconoce su firma pero no recuerda haber ido por segunda vez al Comando.- En la mentada declaración dijo que no vio a Sosa en la cárcel, mientras que en la audiencia manifestó que sí lo vio.-
Cabral no recuerda haberle tomado la segunda declaración a Palavecino.-
El Sr. Presidente manifiesta a Cabral, que Palavecino reconoce las firmas en las actas de declaración pero no reconoce el contenido en ambas, preguntándole seguidamente a Palavecino si fue a la segunda declaración y éste responde que no, que fue la primera vez y habló con Mansilla y después nunca mas.-
El Sr. Presidente le manifiesta a Cabral que se van exhibiendo cuatro declaraciones cuyo contenido es desconocido por sus participantes, preguntandole qué le parece eso.- El testigo responde que no cree haberse equivocado tantas veces y sostiene que las cuatro declaraciones estuvieron bien hechas.-
Cabe seguidamente analizar puntualmente los dichos de los testigos cuestionados, primero de un modo particularizado y luego en el contexto de la totalidad de las declaraciones, pues la dilucidación en torno a la pretensión de las partes surgirá de la evaluación en su conjunto, en tanto la vinculación de los acontecimientos sucedidos en la audiencia y lo declarado por todos surge palmariamente.-
En tal sentido, Gerez, Décima y Palavecino declararon en distintas instancias en el ámbito de la jurisdicción militar ante el entonces juez Cabral, con la intervención como secretario del testigo Molina.-
De la versión que Gerez reproduce ante estos estrados, en función a su declaración ante el juez militar, surgen evidentes contradicciones.- Tales contradichos no refieren a detalles propios de la imprecisión de la memoria sino que marcan un alarmante contrasentido.-
En efecto, ante el juez militar, en el año 1.984 (06 de Febrero) sostuvo que en los primeros días del mes de Abril del año 1.976, mientras se desempañaba como oficial de servicio en el penal de Villa Urquiza, fue llamado por el Comisario General Hidalgo y le ordenó que preparara un vehículo (conducido por el chofer de turno y un agente como acompañante del chofer) para trasladar a su domicilio a dos internos que salían en libertad.- En esa oportunidad conoció que los internos a trasladar se apellidaban Vargas Aignasse y Rubio.- El vehículo alistado estaba a cargo del chofer Oviedo y el acompañante era el guardia cárcel Décima.- Que al ingresar Vargas Aignasse al automóvil era acompañado por otros detenidos que le llevaban los elementos personales y que lo despedían con vítores y aplausos.- La salida se registró aproximadamente a horas 22,00.-
Ante éstos estrados Gerez sostuvo que no conoció a Vargas Aignasse en el penal de Villa Urquiza, que nunca lo vio.- Ante la oralización durante la audiencia de aquella declaración, refirió no recordar lo que allí se consigna y que él no era oficial de servicio.- Afirmó también que no preparó el vehículo ni tampoco presenció la escena de vítores y aplausos cuando lo llevaban a Vargas Aignasse, pues no lo conocía.- Relató luego que lo que vio, fue la salida de la camioneta y que el conserje general le dijo que allí lo llevaban a Rubio y a Vargas.- Recalcó que no preparó el vehículo, que no concretó la liberación de Vargas Aignasse y que sólo presenció la salida del vehículo.-
En lo que refiere al testigo Décima, existe una vinculación contundente con el testigo Gerez, toda vez que aquel afirma que fue éste quien le dio la orden de salir en custodia de dos internos liberados.- Refirió en la audiencia, que la orden de Gerez consistía en acompañar al chofer Oviedo a dejar en libertad a dos liberados y que para ello no hacía falta llevar armas.- Hasta aquí surge una contradicción evidente con el testimonio de Gerez, en tanto uno niega haber dado la orden y el otro afirma que sí se la dio.-
El testigo Décima declaró ante el juez de instrucción militar en el año 1.984 (5 de febrero).- También surgen del expediente declaraciones realizadas ante el Sr. Juez Federal y ante la comisaría (al parecer seccional tercera) en dos oportunidades inmediatas al hecho del presunto segundo secuestro de Vargas Aignasse.-
Así, en la audiencia de debate manifestó que volvió a la cárcel, luego del secuestro de los internos, a horas 5.00 o 5.30 de la madrugada.- El día 06 de Abril de 1.976, en la comisaría manifestó que regresó al penal a las 3:15 horas.- Asimismo dijo en la audiencia que luego del regreso al penal se fue a su casa a cumplir las cuarenta y ocho horas de descanso que le correspondían, sin embargo no recuerda que a las 11,30 de la mañana había comparecido a la comisaría a ampliar su versión de lo ocurrido la noche anterior.-
Dijo ante estos estrados que no recordaba su comparencia ante el juzgado federal a declarar.- A fs. 322: 323 obra acta de declaración ante el Sr. Juez Federal, cuya firma el testigo reconoce, en fecha 24 de Abril de 1.984, afirmó que regresó al penal a horas 1:00 o 2:00 de la madrugada.- También refirió en esa oportunidad, que quien le dio la orden de custodiar a los internos liberados fue el Director General del penal, Sr. Hidalgo.- En todas las otras versiones dijo que fue su jefe inmediato Gerez, así lo ratificó en la audiencia, aclarando que con Hidalgo nunca tuvo contacto y que no sabe porqué dijo eso en el juzgado federal, creyendo que podría haber sido por los nervios.-
Por otra parte, en la audiencia refirió a que regresó sólo a la cárcel y que a Oviedo lo ve recién al día siguiente.-No obstante ello, ante el juez militar, el día 5 de febrero de 1.984, dos meses antes de declarar ante el Sr. Juez Federal, manifestó a Cabral que con Oviedo regresaron juntos a Villa Urquiza.-
A fs. 116 de autos obra constancia en el libro de novedades del Servicio Penitenciario provincial donde consta que Décima regresó a horas 23:10.-
Pero las contradicciones y las imprecisiones no refieren únicamente a quién le dio la orden y al horario de regreso al penal.- En cuanto al hecho concreto del presunto secuestro durante el trayecto hacia el domicilio de los internos liberados, existen diferentes versiones por parte del testigo Décima.- Entre las mas destacables, por la contundente contradicción, aparece aquella descripción que hace de las personas que realizaron el secuestro al momento de declarar en la comisaría.- Allí relató que había identificado a los agresores como personas rubias, algunas de bigotes y jóvenes.- Esta declaración fue realizada apenas tres horas después de que habrían sucedido los hechos, sin embargo ante estos estrados afirmó que a los que iban en la camioneta no los reconoce a ninguno y que no le habían dado tiempo de nada.- También en aquella versión ante la policía dijo que los que interceptaron el vehículo de la cárcel, con una camioneta Chevrolet blanca, portaban armas de puño calibre cuarenta y cinco.- En la audiencia insistió en que no habían dado tiempo de nada “yo prácticamente las armas no las he visto”.-
Otro tanto habría que decir respecto a las rotundas imprecisiones en cuanto al tiempo que le habría insumido volver desde donde supuestamente fueron dejados por los captores y en cuanto al trayecto que habría seguido para arribar finalmente al penal.- En ninguna de las versiones se asemejan los horarios que le habría insumido el periplo descripto, ni tampoco se marca un trayecto inequívoco de regreso al lugar de partida.- En tal sentido, el Sr. Fiscal General dejó sentado un desfasaje de seis horas entre las tantas alternativas que denunció el testigo como tiempo total del recorrido.-
Adviértase que las imprecisiones en cuanto al tiempo insumido en realizar el recorrido y el trayecto seguido para el regreso, como así también las tantas otras versiones dadas por el testigo con variados matices y hasta con connotaciones dispares o contradictorias, no surgen luego de un ejercicio en su memoria acerca de un hecho ocurrido hace treinta y dos años, sino que, tal como consta en autos, datan desde horas inmediatas posteriores al hecho hasta el presente.- Es decir, horas después del hecho brinda un primer relato, el que es ampliado ese mismo día.- En el año 1.984, a diez años de los sucesos vuelve a dar versiones contradictorias, ante el juez Cabral y ante el juez federal, que a su vez no se condicen con las que había dado inmediatamente después del hecho.- Finalmente a la audiencia de debate trae un relato incoherente con lo que quedara documentado en las otras oportunidades en que narró aquel acontecer novedoso en su vida laboral.-
De allí que el Sr. Fiscal General acierte en su pretensión de remitir las actuaciones para que se instruya un sumario por el presunto delito de falso testimonio, en tanto las fisuras y contradicciones evidentes dan pie para sospechar que los relatos de Gerez y Décima se encuentran impregnados de una fábula inaceptable en un proceso judicial.-
Finalmente, la pericial caligráfica realizada por el Gabinete Técnico Pericial de la Policía Federal Argentina da cuenta que la firma inserta en el acta de declaración ante el juez Cabral, pertenece al testigo Gerez, con lo cual nos encontramos frente a la evidencia concreta de que el declarante mintió ante estos estrados.- No obstante ello, éste no parece ser el único ámbito en el cual se descargaron falacias por parte del testigo Gerez, de allí entonces que, haciendo lugar a lo solicitado expresamente por el Sr. Fiscal General durante la audiencia, de remitir las actuaciones para que se instruya un sumario en torno al presunto delito de falso testimonio, quepa recomendar al Sr. Fiscal Federal de Instrucción la dirección de una de las hipótesis investigativas en torno a desentrañar si en el juzgado de instrucción militar también se imprimieron huellas mendaces en torno a lo realmente acaecido en la noche del día 05 de Abril de 1.976 en el penal de Villa Urquiza.-
Ahora bien, conforme se considera, tanto Gerez como Décima brindaron testimonios ante el entonces juez militar de instrucción N° 76, Roque Ramón Cabral, quien actuaba ante secretario Raúl Ildelfonso Molina.- También lo hizo el testigo Juan Antonio Palavecino, éste en dos oportunidades.-
Tanto Gerez como Palavecino, durante la audiencia se negaron a reconocer el contenido de las actas donde consta que prestaron declaraciones testimoniales ante el juez militar, sí reconocieron sus firmas.- El mismo Décima también puso en tela de juicio la versión que se recoge en el acta de declaración en el ámbito castrense.-
En el caso del testigo Palavecino, afirmó ante estos estrados que concurrió sólo una vez al Comando (donde funcionaba la sede del juzgado militar); sin embargo, existen dos declaraciones prestadas por él ante la jurisdicción militar.- Las firmas en las piezas procesales pertinentes no fueron negadas por Palavecino, pero lo alarmante es que el testigo marca una pauta escandalosa cuando refiere que la única vez que concurrió lo hizo por pedido de un conocido, de apellido Mansilla, con quien si bien no tenía amistad, lo conocía de Vialidad, por ser primo de un compañero de trabajo en esa repartición provincial.- Mansilla en el año 1.985 se desempeñaba como secretario en dicho juzgado militar.-
Palavecino afirmó que nunca declaró ante nadie, en su afirmación incluye al juez militar Cabral.- Sin embargo aclaró a la defensa que él no reconocía a Cabral como juez.- Luego de que se oralizara la declaración de Palavecino ante el juez Cabral, aquel manifestó que el juez militar de entonces “lo trabajó de amigo” y que en esa oportunidad lo que le dijo es que tenía que firmarle un papel para salir del paso un amigo del juez que tenía un problema allí.- El secretario Mansilla le pidió que lo firmara y que no se haga problema porque eso quedaba entre ellos, de ahí que según Palavecino, firmó el papel sin leer, no obstante haber visto la fecha en el encabezamiento.- Afirmó que concurrió en esa oportunidad al Comando porque el propio Mansilla fue a su trabajo y le solicitó que lo vaya a ver.- Una vez allí, me pidió que firme la declaración para hacerle un favor a un amigo de Cabral.- Refirió también, que a Molina no lo conoce y que cuando firmó el papel todavía no estaba firmado por nadie.-
En lo que hace a la segunda declaración de Palavecino, afirmó el testigo que declaró así para hacerle un favor a la Sra. de Sosa que quería que diga que había visto a su marido en Villa Urquiza.- No recuerda haber comparecido al Comando por segunda vez y sostiene que la misma podría haber sido firmada en el sótano de la Casa de Gobierno en una oportunidad en que vino Strassera acompañada por una señora de los Derechos Humanos.-
Más allá del proceder alarmante en cuanto a la forma de tomar testimonios en el ámbito de la justicia castrense, lo que no tiene parangón es la circunstancia de que en esos documentos se volcaron versiones totalmente contrarias a la realidad de los hechos.- Así, conforme fueron narradas las circunstancias en esos documentos las evidencias en torno a ilícitos de enorme trascendencia y magnitud abrieron paso a la impunidad de los responsables, cuanto menos por un largo período de tiempo.-
Fue contundente Palavecino ante estos estrados cuando afirmó que nunca declaró ante el Sr. Juez Federal porque tenía miedo, asegurando además haber sido amenazado.- Si a ello se suma que estuvo dos años preso en una época en que las Fuerzas Armadas ostentaban la suma del poder público, resulta razonable y por tanto creíble la versión dada en la audiencia, que marca a las claras que el accionar jurisdiccional castrense desplegó su actividad en torno a desaparecer y ocultar toda prueba que vincule a los responsables de ilícitos penales durante aquel período dictatorial.-
No escapa a éste Tribunal que se trata de cuatro testimonios brindados ante la justicia militar que se encuentran objetados en cuanto a su contenido por los propios actores.- Ellos son quienes negaron, por diversos motivos, haber dado la versión que recogen esos instrumentos.- Por otra parte, uno de ellos, Palavecino, trae por su condición de víctima en aquellos años, datos que aportan para la reconstrucción de aquellos hechos delictivos que por las características propias del accionar se intentaban ocultar.-
En torno a estas circunstancias nada aportan Cabral y Molina, quines se limitaron a reconocer sus firmas en las piezas procesales exhibidas y a sostener que nada se acuerdan del contenido de las declaraciones ni tampoco de quienes fueron en aquellos tiempos visitantes de aquel juzgado militar.-
Este proceder desde el estrado castrense deja dudas en cuanto a la legalidad de los testimonios recogidos, cuanto mas aún, cuando se repara en la conclusión a la que arribó la instrucción militar.-
De allí entonces que proceda la pretensión del Ministerio Público Fiscal de remitir las actuaciones a la Justicia Federal a los fines de instruir un sumario por la presunta comisión del delito de falsificación ideológica de instrumento público en relación a la actuación del entonces juez militar Roque Ramón Cabral y el ex secretario de dicho juzgado, Raúl Ildelfonso Molina.- En relación a éste último, la circunstancia de dar fe de las actuaciones del juez militar lo ponen necesariamente en la escena de los presuntos acontecimientos delictivos que se habrían gestado desde la jurisdicción militar.-
Por último, en relación a lo solicitado por las defensas de remitir las actuaciones vinculadas a Palavecino a la Justicia Federal de Instrucción, no se advierte la entidad que justifique tal pretensión.-
En efecto, en lo relativo al falso testimonio que refiere la defensa de Luciano Benjamín Menéndez, ello reconoce su origen en un entredicho entre el Dr. Guerineau y el propio testigo, por una circunstancia que refiere a una supuesta visita del letrado a la cárcel de Villa Urquiza cuando éste se desempeñaba como juez en la justicia provincial y aquel se encontraba detenido como preso político.-
Mas allá que tales circunstancias escapan a los hechos concretos que se investigan en autos, no parece mendaz lo afirmado por el testigo en el sentido que vio al Dr. Guerineau en el ámbito carcelario, pues el propio abogado lo reconoció en la audiencia de debate, cuando dijo que en el carácter de magistrado judicial efectivamente visitó el recinto, no obstante negar categóricamente haber asistido al lugar con Antonio Domingo Bussi.-
De allí que, la probabilidad de confusión del testigo en cuanto al momento en que vio al Dr. Guerineau lleve a desestimar la pretensión de sospecharlo incurso en un falso testimonio.-
La pretensión de la defensa de Antonio Domingo Bussi tiene menos andamiaje procesal.- El presunto delito que se pretende investigar no aparece en el curso de los hechos revividos en la audiencia.- No se aprecia cual sería la conducta desplegada que hiciere sospechar un encubrimiento, salvo que se sostenga que en aquellas declaraciones ante el juez militar Palavecino buscaba la impunidad de sus captores.- Llegaríamos así al absurdo, pues resultaría en definitiva sostener que la propia víctima buscó ocultar las pruebas provenientes del delito que lo tuvo entre los principales perjudicados.-
Por lo expuesto, deben rechazarse las pretensiones de las defensas de remitir las actuaciones correspondientes a la Justicia Federal por los presuntos delitos de falso testimonio y/o encubrimiento.-
Cabe puntualizar aquí, que el testimonio de Palavecino ante estos estrados, cuestionado por las defensas, no exhibe fisuras ni contradicciones, con lo cual, atento al resultado que se arriba en torno al proceder del propio juez militar, queda descartada por el Tribunal aquella versión brindada ante Roque Ramón Cabral.-
Que a los fines del pronunciamiento de fondo, se plantearon las siguientes cuestiones:
1)- Existió el hecho y son autores responsables los imputados?.-
2)- En su caso, ¿qué calificación legal les corresponde?-
3)-En su caso, ¿qué pena debe imponérseles?,¿procede la imposición de costas?-
I- Que a la primera cuestión, el Tribunal considera:
Que previo a analizar la existencia del hecho ilícito y su autoría por parte de los imputados, cabe puntualizar que la víctima, Guillermo Claudio Vargas Aignasse, a la fecha de su secuestro y posterior desaparición tenía treinta y cinco años de edad, era Licenciado en Física, egresado de la Universidad Nacional de Tucumán.- A la fecha de su secuestro, ejercía el cargo de Senador Provincial de esta provincia, en representación del Partido Justicialista.- Pertenecía a una agrupación dentro de su partido denominada FANET (Federación de Agrupaciones Nacionales de Estudiantes de Tucumán), agrupación política originada de la confluencia de antiguos demócratas cristianos, socialistas nacionales y justicialistas.-
Que la existencia de los hechos ilícitos y la autoría por parte de los imputados han quedado plenamente acreditados con el conjunto de pruebas producidas regularmente en la audiencia de debate, en el marco del debido proceso legal y de las garantías plenas que nuestra Constitución Nacional otorga a quienes ejercen el derecho de defensa en juicio.-
Que a los efectos del relato de los hechos históricos constitutivos de la plataforma fáctica del juicio y de la merituación de las pruebas producidas en la audiencia, donde se asientan tales extremos, se hace necesario tener presente las palabras del imputado Bussi, en tanto en su descargo refirió a cuestiones que ayudan significativamente a la reconstrucción de los hechos aquí juzgados.-
Así, en la audiencia de debate oral Bussi manifestó que: “ ...la guerra que tuvo lugar en Tucumán, con la implementación de una zona de operaciones para la ejecución de operaciones específicamente militares, para aniquilar la agresión marxista leninista, que tenía lugar en casi todo el territorio nacional, con epicentro en Tucumán, mediante bandas de delincuentes, instruidas y equipadas militarmente, con apoyo extranjero, fanáticamente, para tomar el poder político de la nación... como era una guerra eran aplicables los Convenios de Ginebra y los estatutos de Roma...que estábamos en guerra había estado de sitio”.-
“Los golpes de mano sobre casas montoneras o domicilios utilizados como verdaderas trincheras de delincuentes terroristas son encuadrados como allanamientos ilegales. Estábamos en guerra y había estado de sitio....”-
“La guerra en Tucumán, si bien dentro del contexto de la guerra revolucionaria, tuvo características diferenciales con respecto a las operaciones llevadas a cabo en el resto del país, a saber primero, la implementación por primera vez en la historia militar nacional, de una zona de operaciones, comprendiendo a la Provincia de Tucumán exclusiva y excluyentemente, empeñando orgánicamente, no como asociación ilícita, a la masa de los efectivos orgánicos de la V Brigada de infantería, reforzada con elementos militares provenientes de otras fuerzas del ejército..., al hacerme cargo de las zonas de operaciones, a fines del año 75, mi primera medida fue suspender la presencia de contingentes de Policía Federal, ajusté las actividades de la Gendarmería Nacional y replegué la policía a la función de guardianes del orden de la ley para que las operaciones sean exclusivamente militares y a cargo del ejército....la zona de operación de Tucumán mantuvo siempre su autonomía política y militar, estuvo ajena a los quehaceres que transcurrían en el resto del país...”.-
“Asumí el poder público en la provincia y es doctrina que el comandante de una zona de operaciones tiene más competencia que el mismo presidente de la nación....mantuve y respeté la vigencia plena de las instituciones jurídicas aceptadas en la provincia, llamadas a ser reemplazadas por asambleas populares según el ideario revolucionario...la figura del desaparecido es un arbitrio del accionar psicológico de la subversión para disimular sus bajas del combate y encubrir el reclutamiento voluntario o compulsivo, con conocimiento o desconocimiento de familiares y amigos, a individuos comprometidos o identificados con la causa revolucionaria. A esto se lo denominó pasaje a la clandestinidad....”-
“En el caso de la desaparición del senador Vargas Aignasse, ratifico mis declaraciones anteriores a las cuales agrego, su detención fue resultado de una orden de servicio estricta y detallada en todos los actos conducentes a su cumplimiento de carácter inexcusable e insoslayable.....- Visité la unidad carcelaria, hasta donde recuerda mi memoria, solo en dos oportunidades, la primera en la ocasión de alojamiento de los detenidos por la orden de la ex junta militar para conocer in situ las condiciones de detención y la segunda al producirse mi relevo como gobernador y comandante de la zona de operaciones por razones similares”.-
“La persona de Vargas Aignasse, al tiempo del hecho, era de mi total desconocimiento, por no haberlo visto ni tratado nunca, atento a las responsabilidades militares y al poco tiempo transcurrido de mi asunción al cargo de comandante en zona de operaciones, poco más de dos meses, ni por poseer antecedentes suyos en el comando de la zona de operaciones ni en el comando de la V Brigada...”.-
“Termino rindiendo mi mas cálido reconocimiento al pueblo tucumano que tanto me ha ayudado para el éxito de la operación independencia y a su apoyo que gracias al acompañamiento se convirtió en un factor determinante de la victoria…la voluntad popular, Juez Supremo, por encima de la Constitución Nacional sólo bajo la divina providencia ha evaluado y juzgado mi conducta militar y política en diez actos electorales y, a su juicio, me remito”.-
Al ser preguntado por el Sr. Fiscal General sobre quién le dio la orden de detener a Vargas Aignasse, el imputado dijo que: “le vino del III Cuerpo del Ejército, que quedó bajo su orden la policía provincial y la cárcel de Villa Urquiza.- La orden de detención de Vargas Aignasse ya estaba preparada con anterioridad desde fines de febrero de 1976, que sólo faltaba el día D y la hora H para la detención, el elegido para ejecutar la orden fue el comisario Sirnio”.-
El Sr. Fiscal General realizó preguntas a lo largo del interrogatorio referentes a: quien transmitió la orden de detención de Vargas Aignasse: “Se programó, se planeó y se ejecutó por la Policía de la Provincia, porque a ella le correspondía llevar a cabo la detención de los funcionarios de segundo nivel, cuando eso ocurrió yo estaba combatiendo en el monte.-
Acerca de si puso en conocimiento a algún juez la orden de detención a Vargas Aignasse:“le repito señor fiscal, lamento que no conozca las facultades de un comandante”.- Al reiterarse la pregunta:“en la guerra no hay allanamientos, sino golpes sobre guaridas y trincheras encubiertas como domicilios particulares.- Yo podía ordenar la detención de cualquier persona bajo sospecha cierta sin autorización judicial, y en la guerra no hay detenciones, sino capturas”.-
Porqué liberaron a Vargas Aignasse: “gestioné la liberación porque ya nos había aportado documentación delatando a sus compañeros de ruta. Comprobamos que era un perejil y un buchón”.- Porqué actuaron de noche y encapuchados: “se hizo ese día y esa noche porque era el día D y la hora H, la orden de detención de potenciales adversarios ya existía, no fueron encapuchados, sí fueron de noche”.- Manifestó asimismo: “como comandante del ejército no necesitaba orden judicial”.- Cómo instrumentaron esa liberación: “cuando el señor demostró su no participación en la lucha, gestionamos su libertad.- En ese intervalo lo trasladaron a Villa Urquiza, en un pabellón aparte para detenidos políticos.- Cada fuerza de tarea, y le recuerdo que operaban más de veinte fuerzas de tareas en Tucumán, montaba su propio lugar de detención de personas para la simple identificación de antecedentes sobre personas sospechosas o sorprendidas en apoyo al accionar subversivo.- El imputado Bussi aclaró: “no me refiero a Vargas Aignasse como montonero sino que integraba organizaciones afines a montoneros”.-
Cuándo evidencian que Vargas Aignasse no era peligroso: “cuando vemos sus antecedentes”. De los cientos de lugares de detención tenía conocimiento la justicia federal: “no debía informar sobre eso”. En lo que refiere a cuántos lugares de detención de personas había, el imputado contestó: “cientos señor fiscal”.- Si conocía la existencia de todos y cada uno de esos lugares: “era competencia de las fuerzas de tareas”.- Finalmente el Sr. Fiscal General interrogó sobre si de esos lugares tenía conocimiento la justicia y el imputado contestó: “era competencia del ejército, acá terminan mis declaraciones”.-
A su turno, el imputado Luciano Benjamín Menéndez hizo uso de la palabra, manifestando que: “Me niego a declarar, porque estos juicios son inconstitucionales. La CN señala en su art 18 que: “Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de sus jueces designados por la ley antes del hecho de la causa”. La ley vigente cuando la subversión marxista inició el asalto armado a nuestra patria era la ley 14.029, código de justicia militar”.- Tan estaba vigente que han tenido que derogarlo ahora, hace dos o tres días por ley del congreso para que en el futuro cesen sus efectos”.-
“Esa ley designaba como mi juez natural al consejo supremo de las Fuerzas Armadas, por lo tanto este tribunal es para mí incompetente. Además esa ley cumplimos y a ella nos ajustamos las fuerzas legales para enfrentar y vencer al terrorismo marxista. Sin apartarnos de lo que ella y los reglamentos vigentes disponían y sin cometer delito alguno. Con esa ley, dice la Constitución Nacional, debe juzgarse nuestra actuación en la guerra contrarrevolucionaria. Finalmente por esa ley, yo como comandante soy el único responsable de las actuaciones de mis tropas, por eso a mis dignos subordinados no se les puede imputar nada, menos privarlos de su libertad como ilegalmente se ha hecho con muchos de ellos”.-
“Pero además de esas irregularidades hoy se da una paradoja grotesca. Los terroristas subversivos que condujeron desde el extranjero asaltaron la república en la década del sesenta y del setenta porque no creían en nuestras instituciones democráticas y pretendían cambiarlas por grises organizaciones autoritarias de importación. Ahora aprovechan, se refugian y usan esas mismas instituciones democráticas que atacaron para juzgar a quienes las defendimos. No hay más que ver los nombres y los antecedentes de los que nos acusan para corroborar su filiación ideológica. Con un agravante y es que su propósito sigue siendo el mismo, esto es lo más dramático de estos episodios”.-
“Siguen pretendiendo utilizar el poder para cambiar nuestro estilo de vida, porque los terroristas derrotados en el campo militar abandonaron la lucha armada pero no la lucha política, ni su objetivo y siguiendo el dicho de Lenin ‘la paz es la continuación de la guerra por otros medios’, que desarrollan desde 1980, la táctica Gramsciana de infiltrarse en todas las organizaciones del país dominarlas y aprovecharse, amparándose en las normas democráticas, atacar la República desde adentro y destruir nuestra democracia representativa, republicana y federal”.-
“No quiero yo prestarme al juego de los terroristas que ayer ponían bombas y asesinaban a traición para transformar a nuestro país en comunista, que hoy pretenden ser y haber sido pacíficos ciudadanos democráticos y bajo esa máscara persisten en su oscuro objetivo. Ya que no estoy en condiciones de oponerme a esa burla a la Constitución Nacional, ni al proyecto de cambiar nuestro estilo de vida, al menos no quiero sumarme a ese doble crimen”.-
“No declaro pues, como no lo he hecho ante nadie que no fuera mi juez natural. A fin de ceñirme al cumplimiento de la Constitución Nacional, hoy permanentemente violada y para no ser cómplice en facilitar a los marxistas el uso de los medios legales de la democracia para que nos lleven al abismo de la ilegalidad y de la tiranía. El nuestro es el primer país en el mundo en el que los compatriotas juzgan a sus soldados victoriosos que lucharon y vencieron, por y para ellos. Es incomprensible que las instituciones de la república por las cuales luchamos y que existen porque triunfamos nosotros, nos juzguen hoy para regocijo, y peor, para facilitar el éxito de quienes quisieron destruirla y quieren desplazarla con su burdo remedio comunista”.-
Seguidamente se transcribirán los testimonios brindados en la audiencia de debate, a los efectos de realizar posteriormente un análisis pormenorizado de los hechos probados en esta causa.-
Testimonio del General Alberto Luis Cattaneo.-
El Sr. Fiscal General lo interroga sobre cuando vino a Tucumán: “Vine a Tucumán el 16 de Diciembre de 1975 y fui Segundo Comandante y Jefe de Estado Mayor de la V Brigada de Infantería hasta el 15 de Diciembre de 1976. Cuando yo llegué, ya estaba Bussi como comandante de la V Brigada, y es quien me coloca en posesión de mi cargo. En el mes de marzo supe que había que dar cumplimiento a una orden emanada del Comando en Jefe del Ejército, lo supe porque en el mes de febrero vino una orden preparatoria ‘para la preparación del hecho de reemplazar a las autoridades gubernamentales civiles por las militares’ y en función de eso, se habían dado una serie de directivas sobre personas que se debía detener en forma tal de garantizar, y que no se perturbara, el acto de la transferencia o toma del poder”.-
Manifestó que: “a raíz de eso el señor Vargas Aignasse se encontraba dentro de los considerandos y características particulares de los elementos que nosotros debíamos proporcionar información al Comando Superior, el señor Vargas Aignasse integraba un conjunto de gente dentro del cual el Comando en Jefe determinaba quién debía ser detenido”.-
Relató, “que la orden de detención le llegó al comando de la Brigada, al General Bussi”.-
Sobre cómo se instrumentaba la orden: “de acuerdo a la directiva de planificación y preparación, se habían determinado distintas categorías de detenidos, el grupo donde estaba Vargas y que fue seleccionado por el Comando en Jefe del Ejército, debía ser detenido por personal policial y mantenido en dependencia policial como preso político”.-
Declaró que: “la lista con la orden salía del Comando en Jefe del Ejército, pasaba por el III Cuerpo y de ahí a la V Brigada, siguiendo la cadena de mando; la lista, con la orden, viene desde el Comando en Jefe, III Cuerpo y V Brigada; y la V Brigada la ejecuta”. Relató que: “la comisión ya estaba organizada desde fines de la primera quincena de marzo de 1976 y la orden llegó a fines de febrero del 76, que en ese tiempo había una etapa donde se preparaba lo que solicitaba la orden”.-
El Sr. Fiscal General solicitó que se oralice fs. 60 a 64 del expediente; de la lectura surgió que: “en cumplimiento del decreto del Poder Ejecutivo Nacional y de las directivas y órdenes del mismo, llegó aproximadamente a fines de febrero de 1976 y proveniente del III Cuerpo, el plan del III Cuerpo del Ejército contribuyente al plan nacional…consecuentemente con lo anterior y en razón de sus antecedentes ideológicos, Vargas Aignasse quedó incluido en la lista de personas a detener del III Cuerpo del Ejército, aprobada por la Junta y seleccionado como individuo potencialmente apto para poder obstaculizar o perturbar la concreción y desarrollo posterior de la acción.- Oponente potencial…. En cumplimiento de la orden de detención de personas del Cuerpo III se asignó al Jefe de la policía de Tucumán”.-
Sobre cómo era la mecánica para la selección de las personas que iban en la lista: “el Comando de la V Brigada armaba una nómina de personas, ese grupo iba en un escrito al comando del III Cuerpo y éste la elevaba a la Junta de Comandantes Generales que aprobaban esta decisión; depurada ésta lista, volvía por el III Cuerpo hasta la V Brigada”.
Acerca de qué era una orden preparatoria: “la orden preparatoria es una orden que se da previo a un acontecimiento para la planificación y elevación de las actividades correspondientes y quedan sujetas a que luego se de una orden de ejecución. Todas esas actividades son aprobadas por el Comando Superior cuando se eleva y en ese caso, hasta la Junta de Comandantes en Jefe”. Dijo, “que la orden que llegó a fines de febrero fue preparatoria, daba lugar a un planeamiento y ese planeamiento concretado se elevaba para que la autoridad superior la ordene y defina, que los antecedentes de todo esto debían estar en la V Brigada y en el Comando del III Cuerpo del Ejército”.-
Volvió a manifestar, “que se elevó un conjunto de personas a detener a la Junta de Comandantes y que la participación del III Cuerpo en esta orden fue impartir su orden basándose en la orden del Comando Superior”.-
Al ser preguntado por el Sr. Fiscal General sobre la nota obrante a fs. 69, donde ordenaba el alojamiento de Vargas Aignasse en Villa Urquiza en carácter de incomunicado y a disposición de la V Brigada, el testigo manifestó: “la orden de trasladar a Vargas Aignasse a Villa Urquiza la da Bussi”. Dijo: “según esta nota, Vargas sólo podía ser interrogado por personal de la Brigada, pero se tomaban medidas especiales porque Vargas estaba ‘miedoso’.-
Acerca de la pieza procesal obrante a fs. 70, donde consta la nota remitida a Villa Urquiza informando la libertad de Rubio y Vargas Aignasse y que se debía disponer de un vehículo para trasladar al domicilio a estas personas, manifestó: “el vehículo era necesario por la hora en la que se realizaba la liberación y que esto también lo decidió Bussi; que se había proveído de vehículo por la colaboración que había tenido Rubio”.-
Declaración de Marta Angélica Cárdenas (viuda de Guillermo Claudio Vargas Aignasse).-
El Sr. Fiscal General le pregunta quienes estaban con ella la madrugada del 24 de marzo de 1976:“esa madrugada estábamos mi esposo Guillermo Claudio Vargas Aignasse, cuatro de mis hijos menores, porque el mayor era discapacitado y estaba en una clínica en Buenos Aires y Angélica del Valle Tula, que es la hija de unos compadres que vivía en mi casa porque estaba estudiando”.- Lo que recuerda de esa noche: “esa noche, como a las diez de la noche, llega mi esposo y me dice que iba a ser el golpe de Estado y que él iba a ser detenido; que mi esposo era senador del Frejuli, era amante de la democracia, que creía en la democracia, que nunca fue de un grupo subversivo, estaba convencido que los grupos subversivos atentaban contra la democracia, en la cual él creía y en la cual él militaba, que los partidos políticos eran los organismos y las instituciones a partir de las cuales había que desarrollar la actividad política, que tenía una familia bien constituida, un matrimonio que compartía ideales donde había amor, que había sufrido mucho por la desgracia de tener un hijo enfermo”.-
“Después que él llega con esa noticia, pasó mucho tiempo y hay algunos nombres que no recuerdo, pero sí se recuerdo que estaba su hermano Rodolfo Vargas Aignasse y evaluaban la posibilidad que Guillermo se fuera; él dijo que no se iba a ir porque no había cometido ningún delito, que él no tenía nada porqué huir, que no pertenecía a ningún grupo ni nada que justificara que él huyera, y segundo, porque no podía dejar a su esposa y a sus hijos librados a lo que pudiera ocurrir con la gente que lo venía a buscar; una vez más, demostraba su hombría de bien, su lealtad y amor a su familia, no huyó, sabiendo que lo buscaban”.-
“Como a las tres de la mañana llegaron varios autos, estaban despiertos, escucharon muchos ruidos, golpearon brutalmente la puerta, preguntaron si vivía ahí Guillermo Vargas Aignasse, yo dije que sí, dijeron que abriera que eran de la policía, no recuerdo si dijeron que eran de la policía federal; cuando abrí, me dieron un fuerte empujón que la puerta golpeó contra la pared que estaba atrás, entraron tres hombres con el rostro tapado, uno de ellos me agarró el brazo con un arma y me dijo donde estaba mi esposo, otro se paró en el pasillo con el arma y cuando él apareció en el pasillo dijo: no me maten en mi casa, entonces Valle lo agarró al hombre que tenía el arma del brazo y éste la golpeó y la tiró al costado; el que me llevaba a mí era un hombre alto, de tez morena, fuimos al dormitorio, yo le dije: no griten, tengo cuatro niños pequeños, yo no quiero que ellos vean esto, entonces le dijo a mi esposo: ‘vestite rápido o te llevo un chico’, nosotros quedamos aterrados, mi esposo se vistió, ese hombre agarró una funda y se la puso sobre la cabeza y arrancó el teléfono, y yo le vi la mano, tenía un anillo plateado, que no era redondo sino en forma de tuerca, muy extraña”.-
“Se fueron, cerraron la puerta y pude ver por un pequeño espacio de la ventana que eran varios autos, uno rojo que manejaba un hombre delgado, rubio, de aspecto extranjero, me quedó fija su imagen. Se fueron y quedamos en una zozobra total, al día siguiente buscamos alguien que pudiera darnos alguna explicación, pero al día siguiente volvió mi esposo, golpeó la puerta, entró con personal policial de uniforme, armado, se ubicaron en mi casa en varias partes y me dijo que venía a buscar una documentación; deben haber estado media hora, mi hijo mayor se despertó y logró despedirse, él, mi marido, buscó las carpetas y se llevó dos, dijo que había una que era la más importante y que no la encontraba, que por favor yo la buscara; trató de pensar quien la tenía, pero que no recordaba, lo que si sé es que la busqué al día siguiente; mi esposo me dijo ‘la cosa viene mal, hablen a alguien”.-
“Me dijo que iba a llamar a lo de mi hermano que vivía a la par, porque yo no tenía el teléfono, para ver si ya tenía la carpeta. Yo encontré la carpeta, esperé todo el mediodía y no me llamó, entonces al día siguiente fui a la casa de gobierno, ya me había enterado que ahí trabajaba un capitán que se llamaba Tito Serúsico, que era hijo de una señora amiga de mis tías, un allegado a la familia, invoqué su nombre para entrar, él nunca supo que yo invoqué su nombre para entrar, y entré a la casa de gobierno y pedí hablar con Bussi, me dijeron que no, que si no tenía audiencia no iba a ser posible, yo me paré en el pasillo y justo venía él, entonces lo intercepté, él me hizo pasar al despacho, le dije qué es lo que pasaba, le expliqué quien era, yo tenía treinta y un años, cinco hijos, la menor de un año, él me dijo que no sabía nada, que lo iba a averiguar, yo me fui con alguna tranquilidad”.-
“Ese día o al siguiente, porque no recuerdo la secuencia, el senador Garretón, que había estado junto con mi marido investigando en una comisión investigadora del senado sobre irregularidades y negociados en la policía, también había sido secuestrado, apareció en el parque 9 de Julio muy golpeado, mal herido, lo llevaron a terapia intensiva al centro de salud, con una gran conmoción de toda la gente allegada”.-
“Ese día alguien vino a mi casa y me dijo que venía de parte de uno de los hijos de Garretón y que Bussi me mandaba a decir que me quedara tranquila, que ya estaba ubicado donde estaba Guillermo, pero ante la golpiza que había recibido Garretón, me dio mucho miedo y me fui de nuevo a la casa de gobierno; entré nuevamente invocándolo a Serúsico, pude hablar nuevamente con el señor Bussi, me atendió muy amablemente, me dijo que me quedara tranquila, que ya sabía que estaba bajo control, yo le pedía por favor que lo quería ver porque estaba muy intranquila, me dijo que no sabía si me iba a poder complacer”.-
“Me voy tranquila porque pensé que ya saben donde está. Creo que el primero de Abril me hablaron del Comando y me dijeron que a la tarde me iban a llevar a verlo; vino un vehículo del gobierno con un oficial joven, que me llevó al penal de Villa Urquiza, yo entré, llevaba ropa, llevaba elementos de aseo, me hicieron subir al primer piso y a una distancia como de dos metros desde una ventana vi el patio, a mano derecha por una puerta, apareció Guillermo, llevaba el pullover color mostaza, un piloto que yo le había dado porque hacía frío cuando volvió a la casa, él caminaba, había dos hombres cerca pero no lo tocaban, él se refregaba las manos, tenía marcas como que hubiese estado vendado, caminó como unos diez, quince metros hacia la izquierda, caminó hacia la derecha y entró de nuevo, yo en ese momento tuve un ataque de llanto tremendo, fue como que destapaban una caldera, yo dije que alivio, ya se donde está, ya se que está bien, no importa que esté preso un año, dos, está”.-
“Lloré tanto que ese muchacho que me había llevado me trajo agua, la guardia cárcel me trataba de consolar, yo les decía que tenía que volver bien a mi casa, que no podía llegar a ver a mis hijos en este estado. Me llevaron la ropa, me dieron la ropa sucia, me dijeron que no le podía dar ningún mensaje. A mí siempre me quedó la ilusión que el supiera que yo había estado ahí, por la ropa. Después de eso me quedé tranquila, dije bueno, me tocó esto, ya nos arreglaremos, mi situación económica era difícil, mi sueldo de jefe de trabajos prácticos en la universidad; dije no importa, mi hijo Gonzalo estaba internado, era muy caro, me quedó una gran tranquilidad que duró muy poco”.-
“El cinco de Abril, temprano en la mañana, me golpearon la puerta, en realidad fue el seis, me preguntaron si ahí vivía Guillermo Vargas Aignasse, si él estaba, les dije que no, que él estaba en el penal de Villa Urquiza. Pregunté por qué lo buscaban, no me dijeron y me entró una gran intranquilidad. Al mediodía me hablaron por teléfono del Comando y me dijeron que lo habían dejado en libertad a mi esposo la noche antes y que cuando lo traían, un grupo lo había interceptado, no se que habré hecho, si grité en el teléfono, pero a la tarde vino ese muchacho que me había llevado al penal a darme los detalles, me dijo que lo habían dejado en libertad a la noche junto con un señor de apellido Rubio, y que cuando lo traían a casa en un vehículo del penal lo habían interceptado un grupo de desconocidos en la Avenida Mitre casi calle Corrientes y que de ahí no sabían más”.-
“A mi me dio un ataque de desesperación tremendo, eran como las cinco de la tarde y me fui de nuevo a la casa de gobierno, de nuevo lo invoqué a Serúsico para verlo a Bussi, estuve mucho tiempo. Serúsico vino dos veces y me dijo que no me iba a atender el General, recién llegó de viaje. Se hacía de noche, no había nadie en la casa de gobierno, yo tenía miedo, vino Serúsico y me dijo: mira Martita mejor que te vayas, no es momento, te aconsejo como amigo que te vayas. Me fui, al día siguiente cuando quise entrar, tenía prohibida la entrada. Todas las veces que intenté, mostraba mi documento y no me dejaban entrar, entonces pedí una entrevista con el señor Arrechea”.-
“Arrechea me dio la entrevista inmediatamente, me llamó como a las seis, siete de la tarde, estaba en una sala, había un escritorio; cuando yo estuve ahí, de pronto escuché una voz que me conmocionó enormemente, entró un hombre moreno, corpulento, con una voz que yo reconocí, yo le vi la mano, tenía el anillo como una tuerca; sinceramente tuve tanto miedo porque ya era de noche pero me quedé, me hizo pasar el señor Arrechea me impresionó mucho porque hasta granadas tenía, me hizo sentar y me dijo que en ese mismo asiento había estado sentado mi marido hacía un mes mas o menos y si yo le llevaba las carpetas, la carpeta que mi marido le había prometido”.-
“A mí me extrañó, por que él sabía que yo iba a buscar una carpeta, sabía todo lo que había pasado, yo tenía la carpeta en el auto, pero no le dije que la tenía, le dije que no, que no la había conseguido.- Él me dijo que no tenía idea que podía haber pasado con mi marido, que lo que él sabía era lo que me habían contado y que por favor buscara la carpeta. Yo me fui bastante asustada, me di cuenta que esa carpeta era muy peligrosa, después me hizo llamar varias veces con distintas personas para ver si tenía la carpeta. Yo decidí que esa carpeta no podía seguir en mis manos, entonces lo hablé a Tito Serúsico, en realidad no lo hablé sino que lo hice llamar por otra persona para que supiera que yo quería entregar esa carpeta; él la vino a buscar de mi casa y la próxima vez que me hablaron de la policía dije que la había entregado al capitán Serúsico; fueron de la policía a mi casa”.-
“Después de eso, ya había vuelto mi suegra que estaba de viaje y fuimos varias veces a averiguar, hasta que logramos una entrevista con Cattaneo, nos llamó un día a la siesta, fuimos con mi suegra y mi cuñado Julio Vargas, el menor de los hermanos, que no lo dejaron entrar y nos entrevistamos con el señor Cattaneo. Nos atendió fríamente, yo le pregunté porqué lo llevaron sin armas, en un vehículo de noche, porqué no me dijeron que lo fuera a buscar, que era imposible que fueran un grupo del partido obrero, porque no existían en la provincia grupos para hacer eso”.-
“Yo había hablado con un señor de la avenida Mitre que me dijo que venía un vehículo y de una camioneta blanca lo interceptaron, que habían cambiado de personas de un auto a otro pero que no hubo gritos, fue una cosa extraña. Yo le dije a Cattaneo que cómo podía ser que pase eso en un lugar completamente dominado por el ejército, yo estaba indignada, le dije si creía que era estúpida, que en la provincia no podía haber grupos con la capacidad de hacer eso. El señor Cattaneo se paró y me dijo: señora tenga mucho cuidado con lo que dice, piense donde está y ante quien está. Nos paramos con mi suegra y nos fuimos, tuvimos mucho miedo, nunca más hice averiguaciones oficialmente, sí mandé muchas cartas, a la casa de gobierno, a Bussi”.-
“Una vez, cuando vino la señora de Bussi y la señora Videla al Instituto Lillo, yo trabajaba ahí, le di a cada una, una carta para sus respectivos esposos pidiendo explicaciones, yo nunca más supe nada, hablé con mucha gente, hablé con gente que había estado con él en el penal, con Santos. Santos me dijo que cada vez que lo sacaban, él decía su nombre y que se quejaba mucho porque le dolía un brazo, hubo quien me dijo que en alguna oportunidad estuvo en la escuela de educación física pero todo eso antes del cinco de Abril, después del cinco de Abril desaparece, después yo no encontré ningún hilo que me llevara a saber que pasó y hasta hoy no lo sé”.-
El Sr. Fiscal General pregunta si las personas que ingresaron al domicilio estaban con la cara tapada: “sí, cuando estaba haciendo las averiguaciones me encontré con la señora de Rubio, que también estaba averiguando y me dijo que a ella le había pasado lo mismo, que la habían llevado a Villa Urquiza, el mismo día que a mí, y le habían dicho que había pasado lo mismo que me dijeron a mí.-
Cuántos eran los que entraron a la casa: “yo vi tres, y dos o tres vehículos, pero yo no sé si iban más”.- Estaban uniformados: “no, estaban de jean y zapatillas”.- Acerca de si además de la fuerza física ejercieron algún otro tipo de violencia: “si, me amenazaron con que se iban a llevar a un chico”. Qué pasó con el teléfono: “lo arrancaron”.- Tenían armas en la casa: “ una escopeta para cazar de adorno sobre la chimenea”.-
El Sr. Fiscal General pregunta si le vio algún signo exterior de que hubiera habido violencia, la testigo contesta: “Él me dijo que la cosa venía mal, hablá con alguien, yo le pregunté con quien y él me dijo con Jorge González Navarro, yo no logré hablar con él”.- Sobre el problema del brazo de Vargas Aignasse: “Santos y otra persona me dijeron que él decía llévenme a la enfermería, tengo zafado el hombro”.-
A su turno, la Dra Assaf, realizó preguntas: sobre si su marido hizo referencia a haber sufrido malos tratos: “no”.- Si cuando fue a buscar las carpetas estuvo sola con él: “yo no pude conversar, estaba un policía armado en el pasillo y otro en la puerta, él lo único que me dijo es ‘no encuentro la carpeta, buscala’ y ‘la cosa viene mal’.- La defensora le refiere a la testigo que en una declaración ella había dicho que su marido le dijo, buscá las carpetas que están en manos de terceros, preguntando a continuación, quién tenía esa carpeta:“esa es la pregunta que yo me hice todos estos días, traté de recordar y no me acuerdo, le puedo decir lo que tenía la carpeta, la carpeta era una carpeta del senado, que tenía como si fuera un expediente, actas, papeles y elementos de la comisión investigadora sobre los negociados e irregularidades que ocurrían en la policía”.-
La defensora manifiesta que en las declaraciones Cárdenas refiere que la carpeta le entregó al capitán Serúsico una de las veces que fue a la casa de gobierno, antes de la liberación de su marido: “yo entrego la carpeta después que lo veo a Arrechea, porque me doy cuenta que esa carpeta era muy importante y era peligroso tenerla, entonces cuando me empiezan a hablar por teléfono de la policía por la carpeta, yo la entrego, no se exactamente que día ni que fecha porque las secuencias no las tengo muy claras.
Si Serúsico le dijo a quien le dio la carpeta: “no”.- Recuerda el nombre del guardia cárcel que le dio datos del esposo: “no, en realidad yo tenía una vecina que tenía una empleada que me dijo que en su barrio vivía un guardia cárcel, entonces cuando salió de trabajar nos fuimos a ver si lo podía ver, lo fui a ver y me dice que uno de los que había salido con mi marido era Décima, él me dice que le habían dado órdenes que salgan sin armas, de noche, yo le pregunté si eran órdenes usuales y él me dijo que no, que eran órdenes raras, eso mismo le pregunté a Cattaneo, si era usual que a los presos los lleven a la casa en un vehículo”.-
Cómo tomó conocimiento de la liberación de su marido y por quién: “a mí me llaman por teléfono del Comando, entonces yo pregunto, me dicen que me iban a informar y después vienen a la tarde a informarme”.- Cuánto tiempo estuvo fuera de servicio la línea telefónica: “no se, varios días”.- Recuerda el clima que hacía el 24 de marzo de 1976: “yo no recuerdo pero si recuerdo que cuando Guillermo vuelve yo le doy un piloto”.- Cuando lo vio en el penal cómo estaba: él caminaba lentamente, se lo veía demacrado, tenía rojos los ojos, deduzco que había estaba vendado”.-
La defensora oficial manifiesta que en su declaración la testigo dijo que lo vio bien, y Cárdenas contesta: “que lo vi bien, pero cansado”.- Cuando entró la policía a llevarlo al marido sus hijos se despertaron: “mire, yo no lo se, si se despertaron se quedaron quietos en la cama, al día siguiente sí, el más grande, Guillermo se despertó y se despidió de su papá.- A qué hora fueron al otro día: “más temprano que el día anterior”.-
La defensora manifiesta que la testigo tiene dos declaraciones, una el 8 de Abril que la llaman del juzgado y la testigo dijo: “no me llaman del juzgado, el 8 de abril cuando va ese muchacho a decirme lo que había pasado me dice que tenía que ir a la policía a declarar, yo me niego y le digo que yo no iba a ir a la policía porque yo no puedo declarar lo que no sé si ha ocurrido o no, que yo no vi que lo secuestraran en la avenida Mitre, entonces como yo me niego a ir a la policía, piense usted y piensen todos que había mucho miedo, yo tenía cinco niños bajo mi responsabilidad, podía arriesgarme por mi esposo pero tampoco era suicida, vienen a mi casa a tomar la declaración, en esa declaración tampoco digo todo, yo no me podía arriesgar a dejar cinco huérfanos, yo tenía que ser muy cauta, yo al igual que todos los familiares de desaparecidos hemos sido víctimas de torturas psicológicas tremendas, porque la indefensión, el miedo, la sensación de impotencia que uno cargaba y el terror de lo que podía venir consumían psicológicamente a la persona”.-
La defensa de Bussi sostiene que la testigo en la declaración del 8 de Abril dijo que a la mañana le golpean la puerta y le preguntan por el marido y que dijo que estaba en el penal y que a las 13 horas, el mayor Chavez la llama y le dice que su marido fue secuestrado; en la declaración que hace en febrero del 84 hay nombres que omite: “yo los nombres que recuerdo son tres: Bussi, Arrechea y Cattaneo.- Cuando lo vio a Bussi en la casa de gobierno que lo interpeló, qué trato tuvo: “muy amable, es más, cuando mi marido desaparece yo me siento traicionada porque el señor Bussi me dijo que estaba bien. Ahora yo pregunto, si estaba en la cárcel, si estaba controlado, que pasa después, porque esta fantasía que lo van a dejar en libertad ¿quién sabía que lo iban a dejar en libertad?, ¿porqué sin armas?, ¿porqué lo dejan en libertad a las diez de la noche?,¿quién tenía la posibilidad de saber todo eso?.-
Pregunta seguidamente el Dr. Guerineau, manifestando que de las actuaciones surgen dos personas de su íntima confianza que son el mayor Chavez y Manlio Martínez.- De los dos no recibió ninguna apoyatura, sobre todo de Martínez que era juez federal: “al mayor Chávez no lo conocía y al doctor Manlio Martínez, no recuerdo; sí recuerdo que la esposa vino a verme, pero no recuerdo más que eso, mucha gente me ayudó.- Es verdad lo del padrinazgo de Manlio Martínez: “sí”.- Según Guerineau, la testigo manifiesta sus dudas sobre la actuación el día 24 sobre si eran de la policía federal o de la provincia: “sí pero cuando vuelve mi esposo el día siguiente con gente de la policía de la provincia me dice que estaba en la jefatura de policía, así que supongo que eran de ahí.- De alguna manera estaba identificado Sirnio: “no”.- Robles: “si, es el que yo ví cuando voy a la jefatura y le veo el anillo y es el que entró a mi casa y dijo que se iba a llevar un chico. Al otro día no va un teniente junto con la policía: “no, cuando viene a buscar la carpeta viene con gente armada de la policía nada más.- Es cierto lo que dicen los medios de una reunión esa noche con su cuñado, en al casa de él donde se barajaron varios supuestos: “si puede ser, yo si me acuerdo que Guillermo viene con el hermano y discutían que hacer y él le dice que no se va porque no tenía porqué irse y que no me podía dejar a mí y a sus hijos.- Había un antecedente inmediato de diferendos de su marido con el senador Ale: “si, es cierto, era de público conocimiento, el senador Ale lo tildaba de marxista a mi marido, mi marido no era marxista, era peronista”.- Los contenidos de la carpeta, que valor supone que tenían como para que su marido vuelva y le diga necesito esas carpetas: “esas carpetas son el resultado de investigaciones que se habían hecho en el senado, sobre irregularidades y negociados de la policía.- Quienes la ayudaron: “yo sinceramente me moví sola, era mucha mi angustia, tenía treinta y un años, yo quería saber que había pasado pero oficialmente mi última actividad fue con Cattaneo, fuimos con mi suegra a hablar con el arzobispo, pero el arzobispo no nos escuchó”.-
Hablaba con su marido de la problemática del país: “si, yo lo apoyaba en todo lo que fuera necesario y en algunas oportunidades, pocas porque yo trabajaba, pero participaba en reuniones donde se leía la obra de Perón, mi marido no creía en la violencia sino en el debate de ideas, era muy estudioso, sabía mucho de historia, habían estudiado con ese grupo la obra de Perón, él creía que había que fortalecer la democracia, por eso a última hora cuando aparecieron grupos subversivos que pasan a la clandestinidad él los deploró profundamente porque dijo que iban a minar la democracia, era un hombre que creía en la república por eso se canalizó por un partido político, dijo que aquí tenemos que legislar por la fuerza de la razón no por la fuerza del número, era patriota y luchó por eso, y dio la vida”.-
La Dra Asaff le refiere que en la declaración manifestó que recibió un mensaje de Bussi por medio del hijo del senador Garretón que se quede tranquila: “cuando aparece Garretón en el parque 9 de Julio yo pensé, si le pasó esto a Garretón es posible que a Guillermo le pase lo mismo y es cuando voy por segunda vez a al casa de gobierno, no recuerdo quien me dio el mensaje, solo me acuerdo que dijeron que venían de parte de Garretón”.- Sobre los entredichos del esposo con el senador Ale: “que una vez rompieron la puerta del auto”.-
El Sr. Fiscal General interroga sobre cuántas veces vio a Bussi: “dos veces, en la casa de gobierno”.- Le dijo porqué estaba detenido su marido: “no, la primera vez me dijo que no sabía nada y la segunda vez me dijo que estaba bajo control”.-
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