08/06/2007 - cine

Cine en la América despojada

Se pone a prueba el proyecto del grupo Nómadas de Perú que busca diseminar el cine en los territorios del país extendiéndolo a América Latina con un objetivo educador y de intercambio cultural. Por Lucrecia Gallo, de la redacción de APM-Agencia Periodística del Mercosur.

Lejos del cine comercial y los espacios diseñados para las grandes exhibiciones existen lugares donde todavía no es habitual ver una película documental o de ficción porque la falta de recursos así lo determinan. Más aún, las zonas geográficas que se encuentran en los márgenes de la producción cinematográfica, deben su situación al gran proceso globalizador que encierra el arte monstruoso con efectos y escenarios caros, relegando las vicisitudes de la creación al silencio o desconocimiento.

Es en este sentido que el grupo Nómadas, haciendo uso del vocablo que determina a los que no tienen territorio fijo como residencia permanente, sino que se desplaza de un lugar a otro con una frecuencia inusitada, planea la organización de una espacie de ciclo de cine, donde la variación del territorio es el protagonista.

Las cintas de películas recorrerán los territorios de América Latina con la razón de difundir el arte de la imagen como un medio de educación, formación e intercambio cultural entre las latitudes de los pueblos del continente.

La iniciativa esta, como ya se dijo, en manos de “Nómadas”, una asociación sin fines de lucro con sede en Lima, conformada por cineastas, documentalistas y comunicadores de Perú y España. Desde los comienzos este grupo ha tenido la meta de querer llegar con la imagen en movimiento a los más recónditos rincones de las América. Buscan difundir el cine latinoamericano, por determinación geográfica, pero también conceptual, en zonas donde aún no cuentan con energía eléctrica o carecen de salas de exhibición. En definitiva, se quiere alcanzar con la imagen los lugares donde el cine no tiene ningún alcance.

Esta ambiciosa, pero certera idea tiene como fundamento del despliegue la utilización del séptimo arte como medio de educación, intercambio cultural entre las poblaciones regionales, marcadas por la lejanía territorial de la nación andina con otros espacios de Latinoamérica.

El proyecto cuenta con el apoyo de diversas organizaciones como el Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú, el Gobierno Regional de Junín, los grupos de cine Chaski, la Caravana Documental, La Noche de los Cortos, la filial peruana de la española Endesa, Edegel y el estatal Consejo Nacional del Cine de Perú (CONACINE). Tampoco se debe obviar el respaldo de cineastas y realizadores peruanos y del resto de América Latina.

El proyecto tiene dos etapas. La primera prueba piloto será presentada en el departamento de Junín, al centro de los Andes y posteriormente se exhibirá en otras zonas de Perú, así como en Ecuador, Bolivia y Colombia, por extensión regional.

Las muestras serán totalmente gratuitas y abiertas al público en general. Para el desarrollo de estas jornadas se utilizará un sistema de proyección móvil constituido por una pantalla, un proyector, un generador eléctrico y un equipo de sonido.

Se trata de 28 funciones desde las localidades de la sierra de Morococha hasta las comunidades de la selva de Satipo, para un público nuevo, que vive aislado de las nuevas tecnologías y de los medios de comunicación, según expresaron los organizadores del proyecto.

En esta oportunidad se podrá ver cine de los más constantes y reconocidos realizadores como Francisco Lombardi, Alberto Durant, Javier Corcuera y Víctor Gaviria, así como también documentales y cortometrajes de distintos cineastas latinoamericanos.

Perú ha alcanzado, con su cine, un reconocimiento internacional por su participación en los festivales más importantes del mundo, pero por sobre todo está trabajando en sentido directo con el conocimiento de su pueblo y la puesta en imagen de sus costumbres a través del desarrollo histórico. Ese es el legado del cine, una herramienta al servicio de las causas particulares, pero también la difusión de ellas para que las problemáticas se complementen y yuxtapongan, en un entendimiento del quienes somos y que hacemos.

Por Lucrecia Gallo | Desde la redacción de APM