El presidente del Banco Central destacó la necesidad de "desarrollar un mercado financiero en moneda local de largo plazo" como requisito "para alcanzar el crecimiento sostenido" y puso de relieve el "avance de la desdolarización de nuestras economías y la reducción de las vulnerabilidades asociadas".
Redrado habló en la inauguración del seminario "Los retos del desarrollo en América Latina", organizado por el BCRA y la Corporación Andina de Fomento (CAF), cuyo titular, Enrique García, también participó en el acto de apertura.
Según el titular del Central, "resulta fundamental el desarrollo de una
curva de rendimientos en moneda local, que refleje el costo de
oportunidad para los distintos plazos de fondeo".
Por otro lado,
añadió Redrado, el desarrollo de estos mercados financieros en monedas
locales "representa una fuente de fondeo más estable para todo el
sistema financiero regional".
"Los países con mercados locales
más profundos enfrentan una variedad más amplia de opciones de
instrumentos de política económica", mientras "el rol de prestamista de
ultima instancia no sufre las limitaciones observadas en un contexto de
alta dolarización como ha ocurrido en el pasado", añadió.
El
titular del BCRA puso de relieve, además, que "la menor dependencia de
los flujos externos de capitales permite un mayor control de la
política monetaria".
Redrado destacó que los montos negociados
en activos domésticos representan dos tercios del volumen transado en
el conjunto de países emergentes, y en el segundo trimestre, a pesar de
la fuerte contracción por la situación internacional, sumó 1,2 billones
de dólares.
Sin embargo, acotó, esa cifra supone una contracción
de 31% frente a igual período de 2007, cuando alcanzó su record
histórico, y en América Latina los activos en monedas locales
representan menos del 30% del total de la deuda.
Para el
funcionario, "la transición de salir de monedas duras hacia monedas
regionales no debe implicar el cambio en el riesgo de moneda por ir
hacia un riesgo de tasa".
Redrado destacó al respecto que "un
esquema de gobernanza empresarial frágil afecta negativamente el
proceso de inversión" y sostuvo que "el desarrollo de un mercado
doméstico de bonos requiere mejoramientos en la legislación sobre
gobernanza corporativa".
El jefe del BCRA puso como ejemplo el
caso de México, "que definió su estrategia de deuda, incluyendo el
financiamiento público en el mercado local", estableció metas anuales
de endeudamiento externo y "favoreció la emisión de títulos públicos de
largo plazo a tasas de interés fija, al tiempo que disminuía
gradualmente la emisión a tasa variable".
Una precondición para
profundizar un mercado en moneda local de largo plazo, añadió Redrado,
es "la reducción de la volatilidad macroeconómica, tan típica en
nuestros países".
A tal fin, sostuvo, "resulta necesario no sólo
sostener, sino fortalecer los pilares macroeconómicos que constituyen
el nuevo paradigma latinoamericano que tiene claros componentes anti
cíclicos".
Mencionó Redrado en este sentido el "compromiso con
la solvencia fiscal, que no es una bandera de la izquierda ni de la
derecha, sino una cuestión de estricto sentido común".
Otros
componentes, indicó, son "la robustez y consistencia monetaria", los
"regímenes cambiarios flexibles", la "reducción de la deuda externa y
los descalces en monedas", el "dinamismo comercial, con diversificación
de destinos y productos", y "la acumulación de reservas
internacionales".
Estas políticas, dijo Redrado, han permitido a
la región "por primera vez no estar en el epicentro de una crisis",
mientras "las condiciones de contagios son menos evidentes".
Sobre
la situación en los países desarrollados, el funcionario recordó la
película "La tormenta perfecta", porque "tenemos la conjunción, por
primera vez en la historia económica, de tres factores que se dan al
mismo tiempo y en un mismo momento en el mundo industrializado".
Según
puntualizó, se despliegan en el Norte "un proceso de recesión, ya que
los números que manejamos nos muestran crecimientos negativos en el
hemisferio norte; una creciente inflación; y una crisis financiera como
hacía mucho tiempo no se veía en nuestra historia".
Redrado
afirmó que "los instrumentos del pasado no sirven y no están a la
altura para poder enfrentar los retos de esta singular coyuntura
financiera y económica internacional".
Agregó que "nos
encontramos frente a grandes escollos, persisten severas presiones
inflacionarias originadas en el alza del precio del petróleo y de los
alimentos".
No obstante, destacó el impacto diferenciado de la
crisis: "mientras existen claros indicios de recesión o desaceleración
en los países desarrollados, los países latinoamericanos continuamos
creciendo a tasas considerables, sobre todo en base a una fuerte
dinámica de la demanda interna", contrastó.
Destacó, sin
embargo, que hay una "extensa agenda de temas por delante", y mencionó
como "desafío" la necesidad de "mejorar la movilidad social e
intergeneracional de nuestros habitantes, que explica en gran medida
porqué se tiene una distribución del ingreso de las más desiguales del
mundo".
Consideró por último necesario "superar la elevada
informalidad laboral; aumentar la calidad en la educación; y reforzar
la inversión en investigación y desarrollo, que en los países
desarrollados ronda entre 2 y 3% del producto bruto, y en América
Latina va de 0,6 a 0,8% y no llega siquiera a 0,1% en algunos países".
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